Kev tiene 26 años y desde hace casi tres se dedica a vender contenido erótico en las redes. “Soñaba con ser rico y sinceramente no pensaba en cómo iba a llegar a lograrlo”
Kev Rau utiliza este nombre para vender contenido erótico en las redes. Nació en el barrio porteño de Flores hace 26 años y creció en una casa comandada por padres religiosos, junto a seis hermanos mayores: tres hombres y tres mujeres. Cuando se independizó, estableció su propio reino en Palermo bajo el nombre que le otorgó su popularidad.
Su plan comenzó durante la adolescencia: “Me obsesionaba tener mucha plata, siempre me gustó. Soñaba con ser rico y sinceramente no pensaba en cómo iba a llegar a lograrlo”, explicó a TN.
Para alcanzar su meta, probó con la carrera de Relaciones del Trabajo en la Universidad de Buenos Aires (UBA). Hizo el CBC, cursó un año y dejó. “Me tenía que despertar a las 6 de la mañana para poder estudiar y después ir a trabajar. Era una pérdida de tiempo, incompatible con la vida que llevaba”, recordó.
Para ese entonces, la venta de contenido sexual no estaba en su radar: Kev fue contratado por una empresa de seguridad, de la que finalmente lo echaron luego de que su hermano, quien también trabajaba allí, fuese despedido.
“Luego ingresé como administrativo en una universidad, pero a los tres meses renuncié. Empecé a vender contenido casi de manera casual, porque un día subí una foto muy jugada a X (ex Twitter), pasé de 600 a 17.000 seguidores y la gente comenzó a decirme que me hiciera una cuenta de OnlyFans”, expresó Kev.
A la semana de aquella primera publicación el número ascendió a 30.000, apenas un 10% de la cantidad de seguidores que tiene hoy en esa plataforma. Ocurrió en marzo de 2021, mes recordado por Kev porque fue el de su lanzamiento y también el que le hizo ganar US$1000 en solo 30 días. Comenzó haciéndolo solo y, con el correr de los meses, se animó a grabar con otros hombres.
El Ken de OnlyFans
La obsesión con su apariencia lo llevó a someterse a diversas intervenciones estéticas. Entre ellas, una que lo acomplejaba de pequeño.
“Siempre tuve un tema con mis orejas, no me gustaban. Las tenía como salidas para afuera, apenas igual, pero notaba que una era distinta a la otra. En aquel entonces me decían que no se notaba, pero yo soy muy perfeccionista y no me importa lo que me diga el otro”, detalló.
Se las operó finalmente, pero muchos años después de un episodio extremo: “Me las pegué con un adhesivo instantáneo para ir al colegio y se me despegaron en el aula, mis amigos me cargaban porque se notaban rojas, con la costra del pegamento”.
“Hace poco me hice una liposucción en la panza y en la parte baja de la espalda, así que llevo un mes y medio sin poder generar contenido nuevo”, agregó.
Kev contó que después de los 20 empezó con los tratamientos en la cara. “Desde hace cinco años me coloco ácido hialurónico en la boca y bótox en la cara. Voy a la estética y me hago limpiezas faciales. Esto va más allá de la venta de contenido, siempre fui de cuidarme”, dijo.
“Mi rutina empieza a las 9: desayuno, chequeo las redes y comienzo a responderles a todos. Luego voy al gimnasio. Otra cosa que hago cada dos o tres meses es viajar: trato de ir a otros países, porque tener gente de afuera hace que venda más y son los que más gastan”, contó Kev.
“Como sano y voy al gimnasio tres o cuatro veces por semana, pero no me limito con las comidas. Si tengo ganas de pedirme una pizza o una hamburguesa lo hago”, precisó.
Actualmente, solo tres de sus hermanos conocen la verdad de su vida sexual en las redes. Ellos intentar evitar ver su contenido (salvo una de sus hermanas, con quien tiene mayor confianza), pero la revelación de una exnovia de uno de ellos a su madre le generó una sorpresa inesperada.
Kev, hábil en el arte de inventar trabajos alternativos, mantenía en secreto esta faceta de su vida a sus padres. “Pero mi hermano estaba de novio con una chica que, cuando se separaron, le mandó todo a mi mamá para generarle daño a él. Así se enteró ella, que claramente no se lo esperaba”, contó el joven.
El parecido con Ken, el novio de Barbie, es algo que Kev escucha con frecuencia, a tal punto que en los boliches la gente no puede evitar compararlo con el famoso muñeco. Pero para él, no es un modelo a seguir. Ni él ni ningún otro hombre.
“Me lo preguntan todo el tiempo, o mismo si tengo muchas cirugías en la cara. Hay muchas fotos mías de chico y siempre tuve esta cara”, dijo.
La ambición de Kev va más allá de las comparaciones y sueña con seguir creciendo en el mundo del contenido erótico para cumplir su siguiente objetivo: “Me gustaría juntar mucha plata para tener una marca de ropa interior y mallas, enfocada en el público gay”, completó.
Por Mauricio Luna-TN