Después de 19 años una final del Abierto de Australia no cuenta con la presencia ni de Novak Djokovic, Roger Federer o Rafael Nadal y quien se proclamó fue el italiano tras vencer a Daniil Medvedev.
En el amanecer de la temporada en el mundo del tenis, el Australian Open levantaba el telón como el primer Grand Slam del año y ya se conoce su primer campeón que hizo historia. Se trata de Jannik Sinner (4°) quien derrotó al ruso Daniil Medvedev (3º) por 3-6, 3-6, 6-4, 6-4 y 6-3.
No fue una victoria más para Sinner, sino que se trata de su primera conquista en un torneo de Grand Slam y al mismo tiempo se convirtió en el primer italiano en proclamarse campeón en el Australian Open.
A pesar de la adversidad, el italiano logró dar vuelta un partido que parecía perdido teniendo en cuenta que el ruso comenzó jugando prácticamente perfecto, pasándolo por arriba desde el inicio gracias a los impresionantes ángulos que consiguió desde el fondo de la cancha y su aferrada defensa, que le permitió neutralizar casi sin inconvenientes la potencia de los golpes de su rival.
Otro factor clave en el comienzo fue la experiencia en este tipo de partidos, ya que esta fue la sexta final de Grand Slam para Medvedev, mientras que Sinner no había jugado ninguna previamente.
Pero a partir del tercer set el italiano empezó a reducir la cantidad de errores no forzados, estuvo implacable con su servicio y dejó de darle chances al ruso, que terminó fundido físicamente.
En el primer set, Medvedev consiguió un quiebre en el tercer y el noveno game, para imponerse cómodamente por 6-3 sin darle oportunidades de break a Sinner.
El segundo, continuó con la misma tendencia: Medvedev manteniendo su servicio sin problemas y Sinner batallando en cada game pero sin obtener resultados.
El ruso llegó a sacar con ventaja de 5-1, pero el nacido en San Candido comenzó a mostrar signos de recuperación y llegó a colocarse 5-3 abajo y con una oportunidad para quebrar.
Medvedev, finalmente, mostró toda su jerarquía para sacar adelante su primer momento complicado del partido, mantuvo el saque y se impuso nuevamente por 6-3.
A partir de aquel momento, el partido cambió totalmente de rumbo: los golpes de Sinner empezaron a sonar mucho más firmes, cometió menos errores y pareció encontrarle la vuelta al juego de su rival, quien además sintió el desgaste físico de las rondas anteriores (debió jugar cinco sets en cuartos y en semis).
De esta manera, el flamante campeón logró quedarse con el tercer y cuarto set por 6-4. Estos fueron prácticamente un calco, con el italiano obteniendo los únicos quiebres en el décimo game en ambas ocasiones.
Ya en el quinto set, un Sinner mucho más confiado mantuvo sus turnos de saque y consiguió el quiebre clave en el sexto game, para luego volver a ganar con su servicio y ponerse 5-2. Finalmente, el italiano cerró el partido con su servicio para conseguir el 6-3 final y ganar su primer título de Grand Slam.