La Conferencia Episcopal le reclamó al Estado por los alimentos para los comedores a pocos días del encuentro entre Javier Milei y el Papa Francisco.
En medio de una serie de reclamos de parte de las organizaciones sociales, la Iglesia Católica se plantó ante el Gobierno y remarcó que “la comida no puede ser una variable de ajuste” y la Conferencia Episcopal elevó una petición al Estado para que se realice en envío “sin dilación” de alimentos para los comedores populares.
“Ante este escenario de trabajo sacrificado y de bajos ingresos, las familias se privan de muchas cosas. Una mamá puede privarse de tomar un colectivo y camina para ahorrar, pero de ninguna manera puede no darle de comer a sus hijos. Es decir, la comida no puede ser una variable de ajuste“, expresó la institución a través de un comunicado.
Desde el ámbito eclesiástico remarcaron que “es necesario anticiparse para que esta situación no profundice la crisis alimentaria” en un pedido dirigido al Ministerio de Capital Humano, a cargo de Sandra Pettovello, tras la decisión de remplazar el envío de alimentos secos por transferencias de dinero mientras se avanza en la auditoría de comedores.
“Todos los espacios de cuidado que dan de comer, todos los comedores comunitarios, de parroquias, Iglesias evangélicas, y de movimientos populares deben recibir ayuda sin dilación”, señalaron los presididos por el Monseñor Oscar Ojea.
Luego de que las organizaciones sociales denunciaran que en enero las partidas del Gobierno destinadas a la asistencia alimentaria fueron de $0, subrayaron que deben hacerse “con la comida de los comedores, no sólo de la Iglesia, sino de todas las organizaciones que hace años brindan ayuda”.
“Es necesario anticiparse para que esta situación no profundice la crisis alimentaria y para eso se debe facilitar a las personas, las comunidades y al pueblo, aquello que se necesite para ayudar a los más frágiles, especialmente a niños, niñas, adolescentes y adultos mayores”, advirtieron.
A pesar de que la Iglesia reconoció que es necesario hacer auditorías, los obispos manifestaron: “En el trato pastoral con la gente sencilla, hemos aprendido que ‘un plato de comida no se le niega a nadie’. En nuestra patria nadie debería pasar hambre, ya que es una tierra bendita de pan“.
“La inflación desde hace años crece día a día y pega fuertemente en el precio de los alimentos. Lo siente claramente la clase media trabajadora, los jubilados y aquellos que no ven crecer sus salarios. También todo el universo de la economía popular, donde prácticamente se trabaja sin derechos” concluyeron desde el ámbito eclesiástico a pocos días de que el presidente Javier Milei visite al Papa Francisco el próximo lunes 12 de febrero en el Vaticano.