Chile enfrenta una de sus mayores tragedias después del terremoto del 27 de febrero de 2010. Los incendios forestales, que afectan principalmente la región de Valparaíso, en el centro-oeste del país, se han cobrado la vida de más de 130 personas, con decenas de personas todavía desaparecidas, y han dejado daños materiales incalculables ¿Cuáles son las razones de estos incendios, qué consecuencias pueden tener y cómo evitar la muerte de tantas personas? Aquí lo explicamos.
Cuando llega el verano al sur del continente americano, Chile activa las alertas por los incendios forestales en distintas zonas del país. Casi todos los años, la región de Valparaíso, ubicada en el centro del país, resulta afectada y este año no se preveía que fuera la excepción. Pero, nadie imaginaba la dimensión.
Desde los primeros días de febrero comenzaron a extenderse los focos de los incendios. Las víctimas fatales ascienden ya a más de 130, aún con decenas de personas desaparecidas, y las pérdidas materiales son incalculables.
“Esta es la tragedia más grande que hemos vivido como país desde el terremoto del 27 de febrero del año 2010″, expresó el presidente de Chile, Gabriel Boric, el pasado 4 de febrero, desde la localidad de Quilpué, una de las más afectadas por el fuego en Valparaíso.
Las llamas se desataron en la mañana del viernes 2 de febrero y se extendieron velozmente debido a las elevadas y extraordinarias temperaturas que vivió la región, que, según registró la Dirección Meteorológica de Chile, superaron los 37°C. Además, las intensas ráfagas de viento, que alcanzaron los 60 kilómetros por hora, junto con una baja humedad, propiciaron el escenario perfecto para que se desatara la tragedia.
El último gran incendio en Valparaíso fue el de 2019, durante el segundo mandato del derechista Sebastián Piñera (2018-2022), quien falleció el pasado 6 de febrero. Esa catástrofe afectó más 200 viviendas y consumió más de 150 hectáreas de vegetación, según datos oficiales.
¿Un incendio intencional o un evento climático excepcional?
“Mi papá habitaba esa vivienda los 365 días del año y ahora no sé qué vamos a hacer. Acá había una sola casa, la de mi papá, y no quedó nada”, relató una habitante de la región de Valparaíso al medio chileno ADN.
Las llamas afectaron de manera significativa los cerros circundantes de Viña del Mar, una ciudad turística costera en la región de Valparaíso, donde también se encuentran numerosas viviendas precarias.
Esas zonas residenciales se distribuyen en angostas calles que, en la madrugada del sábado 3 de febrero, se transformaron en auténticos laberintos debido al fuego y al humo.
Las autoridades no descartan que el inicio de los incendios haya sido intencional. “No sabemos si son grupos organizados o son pirómanos, eso lo tendrá que determinar la justicia”, denunció Rodrigo Mundaca, gobernador de Valparaíso.
No obstante, expertos apuntan que son varias las causas que pueden propiciar y potenciar los incendios forestales en esta zona del país.
Valparaíso es una región rica en vegetación, pero semiárida, o lo que los expertos denominan ‘bosques esclerófilos’, con copiosa flora nativa.
Jennifer Valpreda, directora ejecutiva de la Agrupación de Ingenieros Forestales de Chile, señala a France 24 en español que en ese sector del país también abundan los eucaliptos y los pinos. Sumado a esto, es una zona muy montañosa y escarpada. Valparaíso, Viña del Mar y Quilpué se caracterizan por la presencia de muchos cerros y montañas.
“El fuego se extendió muy rápido por varias razones, una es que el incendio se originó en terrenos forestales, donde en general ocurren incendios todos los años, pero este en particular empezó a consumir muchas hectáreas de plantaciones y se combinó con el factor de las altas temperaturas”, explica Valpreda.
En contraste con lo señalado por el gobernador regional, el experto Aníbal Pauchard, director del Instituto de Ecología y Biodiversidad de la Universidad de Concepción, recalca que lo que sucedió en la región de Valparaíso se dio en un contexto de un evento climatológico excepcional.
“Estos incendios estuvieron relacionados con temperaturas muy altas, asociadas a varios días de calor. Esto generó que la vegetación estuviera muy seca, hubiese muy baja humedad y mucho viento, que es lo que provocó que este incendio se propagara muy rápido”, explica Pauchard a France 24.
El detonante: una tormenta perfecta
La combinación de la geografía del lugar y la vegetación favoreció la dispersión de los incendios forestales.
“La vegetación de la zona, con la presencia de especies nativas, también cuenta con muchas especies invasoras, malezas e incluso árboles invasores, que están en ese territorio y generan mucho combustible inflamable. Eso es lo que se quema”, indica Pauchard.
Sumado a eso, dice Valpreda, “esta región es una zona densamente poblada. Después de Santiago y la Región Metropolitana, Valparaíso es uno de los centros urbanos más grandes del país”.
Además, la experta habla del factor 30-30-30, es decir, la combinación de temperaturas sobre los 30°C, sumado a porcentajes de humedad menores al 30% y vientos de más de 30 kilómetros por hora. “Se dio una combinación perfecta que hizo que el incendio agarrara mucha temperatura. El incendio por sí solo genera una especie de huracán, fue muy agresivo y se extendió muy rápido”, añade.
Para completar, las mismas viviendas se convirtieron en un material combustible que llevó a que rápidamente el fuego se dispersara por el terreno.
Al respecto, Pauchard apunta a la falta de planificación urbana: “el diseño de la ciudad lamentablemente no ha contemplado una planificación territorial adecuada. Es una receta terrible, porque existen, por un lado, fuentes de ignición causadas por la actividad humana; luego, un evento climático extremo, muy seco; y, finalmente, mucha vegetación invasora que también es inflamable”.
El papel de la crisis climática en este desastre
La crisis climática es uno de los principales factores que está provocando el escenario perfecto para que se produzcan estas catástrofes.
“Este año hemos sufrido, principalmente en la zona centro y sur del país, una ola de calor que no hemos visto nunca”, detalla Valpreda al agregar que se han registrado temperaturas superiores a los 37°C en el centro de Chile.
Aunado a las altas temperaturas, las sequías extensas de años anteriores generaron la muerte de mucha vegetación, lo que favorece la propagación de incendios.
Para la directora de la Agrupación de Ingenieros Forestales de Chile, una de las mejores políticas públicas es promover medidas de ordenamiento territorial en las zonas afectadas. “Es necesario regular toda esta interfase rural-urbana, es decir, marcar hasta dónde llegan los centros poblados. Al mismo tiempo, demarcar qué tipo de vegetación es la que se puede establecer y a qué distancia de las zonas urbanas”, afirma la experta.
“No podemos tener vegetación muy seca, ni vegetación alta en zonas muy cercanas a poblados, porque son zonas que se transitan mucho, entonces la probabilidad de un incendio es muy alta, ya sea intencional o por alguna negligencia”, agrega.
Finalmente, defiende que es necesaria la vinculación y el trabajo con la comunidad: “La población tiene que ser capacitada, se debe facilitar su articulación y su gobernanza en los propios territorios. Ellos, -los ciudadanos- deben ser capaces de actuar como alerta temprana y como primer ataque a estos focos de incendio forestales”.
Por Lisandro Concatti-France24