La justicia la acusa de complicidad en el asesinato de Jovenel Moise, ocurrido en julio de 2021. Una mujer poderosa y con ambiciones políticas.
Desde su anónimo refugio en algún lugar desconocido, Martine Moisedenuncia una persecución interminable. La ex primera dama haitiana, que nunca ocultó sus ambiciones políticas, fue acusada por la justicia de su país de complicidad en el magnicidio de su esposo, el expresidente Jovenel Moise, asesinado a balazos el 7 de julio de 2021 en su mansión de las afueras de Puerto Príncipe por un grupo de mercenarios colombianos.
No está sola en ese banquillo. Junto a ella fueron acusadas otras 50 personas a quienes se las culpa de “conspiración criminal, robo a mano armada, terrorismo, homicidio y complicidad en asesinato”. Hay nombres pesados en esa lista, entre ellos ex primer ministro interino Claude Joseph y el exdirector de la policía Leon Charles.
Pero la inclusión en la nómina de acusados de Martine Moise sorprendió a un país acostumbrado a convivir con la violencia y controlado por bandas armadas ante la virtual ausencia del Estado.
Martine Moise, una mujer con poder y ambiciones políticas
Martine Moise de 49 años, estaba fuera de toda sospecha tras el magnicidio de su esposo, ocurrido en su residencia privada de Pétion-Ville, un barrio acomodado de la capital haitiana. En el ataque había resultado herida de gravedad en los brazos, muslo, una mano y el abdomen. Incluso, en los primeros minutos se difundió la versión de que había fallecido.
Tras ser atendida de urgencia en el Hospital General de Puerto Príncipe, fue evacuada a Miami. Allí dijo que el ataque fue perpetrado por hombres “altamente entrenados y fuertemente armados”. Dos años y medio después, está acusada de complotar para matar a su propio esposo.
Un informe judicial de 122 páginas, divulgado por el portal local Ayibo Post, dijo que hay elementos suficientes para acusar a la ex primera dama. En especial, el juez Walther Voltaire señaló que sus declaraciones estuvieron “tan viciadas de contradicciones que dejan mucho que desear y la desacreditan”. Incluso, mencionó que unos días antes del crimen estuvo en el palacio presidencial retirando documentos en forma desordenada.
Pero la acusación más dura vino de parte de un exfuncionario del ministerio de Justicia, Joseph Felix Badio. En su testimonio, la acusa de conspirar junto al entonces primer ministro Claude Joseph para derrocar a su marido. Según la denuncia, el complot llevaría al poder a Joseph hasta la convocatoria a nuevas elecciones en la que ella sería candidata.
“Nos defenderemos enérgicamente contra estos ridículos e injustos cargos contra la señora Moise”, dijo a la CNN Paul Turner, socio del estudio de abogados PBY&A que representa los intereses de la ex primera dama.
Renata Segura, subdirectora para América Latina y el Caribe del Crisis Group, dijo a TN que Martine Moise “tuvo un perfil que fue creciendo durante el mandato de su marido. Creó proyectos de ayuda social y de vacunación, entre otros. Y siempre ha demostrado tener ambiciones políticas importantes.Dos meses después del asesinato de su esposo, se declaró candidata a la presidencia”, comentó.
La viuda del expresidente regresó a su país poco después de la muerte de su marido. Desde entonces, sus abogados afirman que está escondida, en un lugar no revelado, por estrictos motivos de seguridad.
Los haitianos la conocen bien. Durante la gestión de su marido impulsó causas humanitarias y lideró la ONG Fondasyon Klere Ayiti, que ayuda a las mujeres locales con proyectos educativos. También fue presidenta de coordinación del Fondo Mundial en Haití, que busca combatir el VIH/sida, la malaria y otras enfermedades en el país caribeño, reseñó la BBC.
“Es bien conocida por obvias razones, pero no es una líder que haya estado involucrada en las recientes negociaciones políticas con el primer ministro Ariel Henry. No tiene su propio capital político, pero tiene muy buenas conexiones. Es muy cercana a Claude Joseph y podría ser una candidata viable eventualmente”, indicó Segura.
El caso por la muerte de Moise no está cerca de cerrarse. Cuatro personas, entre ellas el haitiano-estadounidense Joseph Vincent, fueron condenadas este mes por un tribunal de Miami a cadena perpetua por su participación en el crimen. En total, la justicia estadounidense procesó a 11 sospechosos. Se cree que el complot comenzó a urdirse en la Florida.
A 1300 kilómetros de ahí, en Haití, las autoridades arrestaron a 20 colombianos y 19 policías haitianos, incluyendo oficiales a cargo de la seguridad del fallecido presidente. También fueron detenidos cuatro “civiles”.
En tanto, en las calles la situación es desesperante. “Los enfrentamientos entre pandillas han subido significativamente desde comienzos del año (solo en enero hubo 1100 secuestros). Mientras tanto, la parálisis política continua. Las negociaciones entre el gobierno y la oposición están congeladas. Había expectativas de que las recientes manifestaciones de protesta resultarían en que el premier Ariel Henry (que había asumido su cargo dos días antes del asesinato de Moise y cuyo mandato venció el 7 de este mes) saliera del poder, pero no fue así”, dijo Segura.
Para la analista, “el regreso a Haiti de Guy Phillipe, una de las personas responsables del golpe de Estado contra el expresidente Jean-Bertrand Aristide en el 2004 (y quien fue deportado desde Estados Unidos tras cumplir una condena por narcotráfico) desestabiliza mucho más aún al país”.
“Phillipe tiene el apoyo de la BSAP, un contingente armado de una agencia medioambiental estatal, y amenazó con derrocar a Henry por la fuerza. No es claro si Phillipe tiene suficiente apoyo para hacer esto, pero vemos con preocupación cómo se ha aliado con actores políticos importantes. Finalmente, problemas financieros y legales han demorado la llegada de la Misión Internacional de Respaldo de Seguridad a Haiti (cuyo mandato fue aprobado en octubre por el Consejo de Seguridad de la ONU) y ponen en incertidumbre su futuro”, concluyó Segura.
Por Marcelo Izquierdo-TN