Las Fuerzas Armadas acusan el desfinanciamiento del sector. Alarma por una posible venta de tierras. Nicolás Posse, ¿el verdadero ministro en las sombras?
Luis Petri es testigo de un creciente malestar entre las Fuerzas Armadas. El ministro de Defensa de Javier Milei ensaya “gestos” para acercarse al corazón de la familia militar y se muestra con el uniforme respectivo de cada fuerza a la que visita, pero -lejos de congraciarse- su actitud genera rechazo entre quienes denuncian una fuerte desinversión en el área.
Hay una sospecha entre los uniformados mientras Petri hace un show de su gestión, con fotos que sube a sus redes: que el jefe de Gabinete, el influyente Nicolás Posse, es el verdadero jefe militar en las sombras.
La inquietud entre las filas castrenses arrancó la primera semana de enero, con la purga en el Ejército anunciada por Petri. El ministro sorprendió con su definición de la nueva cúpula militar, que produjo el pase a retiro de 22 generales, ya que la ley que rige en las fuerzas indica que, cuando se designa un nuevo jefe, los que son más antiguos que el expulsado se deben ir con él. Por eso, la decisión del radical se interpretó puertas adentro como un avance para “limpiar” al Ejército.
Los movimientos de Luis Petri
En diálogo con Letra P, un dirigente peronista que ocupó un cargo importante en Defensa opinó que se trató de “un claro recorte de poder político, porque pusieron coroneles, cargándose a generales que tenían mucho volumen, con el objetivo de tener un Ejército más sumiso a la nueva conducción”. Los militares que pasaron a retiro tenían una relación aceitada con sus comunidades, mientras que los que pusieron a la cabeza no tienen esa experiencia.
Luis Petri con el presidente Javier Milei en la Base Marambio.
En el sector miran con atención los movimientos del Gobierno respecto a tres empresas públicas que dependen del Ministerio de Defensa: Fabricaciones Militares S.E., Fábrica Argentina de Aviones (Fadea) y Talleres Navales Dársena Norte (Tandanor). Según consignaron a este medio, la sospecha es que buscarán vender los terrenos que hoy pertenecen a dichas compañías. “Si tenés un Ejército menos empoderado, tenés más posibilidad de vender lotes”, graficó la fuente opositora respecto a la purga del Ejército.
El primer enojo
Además del impacto de la noticia, tampoco cayeron bien los modos. Los generales que pasaron a retiro se enteraron por WhatsApp el 1 de enero, cuando Petri había arrancado el año con la guardia del Colegio Militar con su pareja, la periodista Cristina Pérez. “Él estaba en un ‘cumpleañitos’ mientras que Posse tomaba la definición de descabezarnos”, fue una lectura que provino del interior del Ejército.
Luis Petri y su novia, Cristina Pérez, en la cena de Año Nuevo.
Como el revuelo en torno a este tema fue mayor del esperado, la decisión del Ejecutivo fue contratar a algunos de esos generales retirados para que cumplieran tareas en distintos ministerios. Lograron, en parte, reubicarlos para acallar el ruido.
El triunfo de Milei había generado expectativa en la familia militar, principalmente por su compañera de fórmula, Victoria Villarruel, que insistió durante toda la campaña con la necesidad de volver a empoderar a las fuerzas y otorgarles mayor financiamiento. Esperaban a un ministro con volumen político y cercano al sector, incluso circulaba el nombre de Vicente Massot, el exdueño del medio bahiense La Nueva Provincia, a quien la vicepresidenta llegó a tentar para el cargo.
Tampoco hay plata para Defensa
Por eso hubo sorpresa cuando Milei desplazó a Villarruel del manejo de Defensa y anunció el nombramiento de Petri, en el marco de su acuerdo con Patricia Bullrich, a quien el mendocino acompañó en la boleta. Con la gestión del actual ministro no sólo no hubo un refuerzo presupuestario para el área de Defensa, sino una bronca creciente ante lo que consideran un desfinanciamiento del sector.
La primera decisión presupuestaria fue no continuar con las cuotas pendientes para la jerarquización salarial, una política que había arrancado con la gestión anterior y obedecía al reclamo histórico de las Fuerzas Armadas de equiparar sus sueldos con los de las fuerzas de seguridad. A través de una resolución del exministro Jorge Taiana, en acuerdo con Sergio Massa, se había anunciado un plan de aumentos en cinco tramos para mejorar sus ingresos. Durante 2023 se pagaron los tres primeros y habían quedado dos pendientes para 2024, pero Petri suspendió el acuerdo. A través de un comunicado, culpó al “comportamiento irresponsable” del gobierno de Alberto Fernández por no haber previsto la partida presupuestaria correspondiente para afrontar las últimas cuotas.
La grieta propia
El tema abrió una interna entre los propios libertarios. La diputada Rocío Bonacci presentó un proyecto de ley que demanda la continuación del plan de jerarquización. En el texto afirma que “para sorpresa, el Ministerio de Defensa, por disposiciones presidenciales ha decidido dar marcha atrás con esa normativa de equiparación, que coloca a las Fuerzas Armadas de todos los argentinos en una situación de inequidad y, por ende, parecen ser castigadas nuevamente”. Ya antes había insistido, durante el debate por la fallida ley ómnibus, para que no se privatizaran las empresas estatales que pertenecen a Defensa.
Luis Petri cuando acompañó a Milei a Bahía Blanca.
En medio de la discusión por la falta de aumentos, a la planta permanente del Ministerio se le recortaron las horas extras con el argumento de que “no hay plata”. Sin embargo, llamaron la atención algunas contrataciones particulares. Entre ellas, la de Francisco Adorni, hermano del vocero presidencial Manuel Adorni, que fue designado como asesor pese a no tener ninguna experiencia en el área.
Desde la cartera de Petri también aseguraron a Letra P que se contrató al periodista Bryan Mayer, que tuvo algunos minutos de fama cuando le preguntó a la exvocera presidencial Gabriela Cerruti si la Argentina pensaba cambiar su sistema político al comunismo en el marco de las visitas del expresidente a Rusia y China.
Fondos paralizados
Al malestar por la situación salarial se suma la paralización del Fondo Nacional de la Defensa (Fondef), creado a partir de un proyecto presentado por el exministro Agustín Rossi cuando era diputado, que consistía en que un monto porcentual específico de la recaudación del Estado que era destinada al equipamiento de las fuerzas.
Acaso por eso también se paralizaron las compras de aviones en la actual gestión. Antes del cambio de gobierno, Taiana había firmado un contrato con Noruega para la compra de tres aviones P-3 para la Armada. Desde su entorno aseguran que estaba todo “encaminado” para el pago de la primera cuota, pero la cartera de Petri no afrontó los gastos, por lo que la operación quedó, hasta el momento, suspendida.
En paralelo, el Ejecutivo anunció la compra de 24 aviones de combate F-16 a Estados Unidos. Sin embargo, la Fuerza Aérea debió pedir una prórroga porque el Ejecutivo nacional aún no mandó los fondos para concretar la operación.
Nicolás Posse, en las sombras
Mientras Petri monta lo que sus detractores consideran un “show”, como el hecho de que use los distintos uniformes o que decida pasar su Año Nuevo en el Colegio Militar, en las fuerzas crece la teoría de que en realidad es Posse, un funcionario de extremo bajo perfil, quien ejerce el poder en su sector. El ministro coordinador trabaja en tándem con el brigadier retirado Jorge Jesús Antelo, a quien nombró secretario de Estrategia Nacional de la Jefatura de Gabinete, y entre ambos habrían definido las nuevas cúpulas de las fuerzas armadas.
Las suspicacias incluyen al jefe del Estado Mayor Conjunto, el brigadier general Xavier Julián Isaac, que ocupa un cargo que en suele ser rotativo y este año le tocaba a la Marina, pero se definió que lo ocupara él pese a que pertenece a la Fuerza Aérea. Además de Defensa, Posse tiene un pie en inteligencia al haber designado en la AFI al joven abogado Silvestre Sívori.
El currículum de Posse y su historial en la empresa de Eduardo Eurnekian está ligado a la Fuerza Aérea. Su trabajo en Aeropuertos Argentina 2000 (AA2000), empresa de Corporación América, le sumó vínculos en el sector. El actual ministro coordinador tuvo a su cargo el control de 11 aeropuertos, entre ellos el de El Palomar, donde años antes se desempeñó como director de proyecto.
Por Lucía Aisicoff-LP