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Final anunciado para la mujer más temida del fútbol argentino

Celsa Ramírez deja la fiscalía de eventos masivos desde donde se enfrentó a dirigentes, hinchas, barrabravas y policías. El trasfondo del paso al costado

Durante tres años y medio fue la cara de la lucha contra la violencia y la corrupción en el fútbol en la Ciudad de Buenos Aires. Desde que en 2020 le asignaron la fiscalía de Delitos en Espectáculos Masivos, Celsa Ramírez pasó a ser un nombre en boca primero de todos los barras, después de los dirigentes de los clubes y al final hasta de los hinchas. Clausuras de cancha, detenciones, investigaciones por reventa y peleas de todo tipo le pusieron un perfil altísimo a su cargo. Más cuando Juan Román Riquelme la eligió como enemiga interna y después de sufrir la clausura de la tercera bandeja que da a Casa Amarilla por exceso de aforo y riesgo estructural, además de imputar a su hermano Cristian alias Chanchi como cabeza de una organización de reventa de entradas, dejó entrever que la funcionaria era hincha de River, lo cual era cierto, y que “tenía algo contra los bosteros”.

Lo cierto es que más allá de esa polémica que le trajo una exposición infrecuente, que derivó en amenazas por redes sociales y hasta un presunto ataque a balazos dirigido a su fiscalía por parte de la barra brava de Boca (los acusados dijeron que fue un petardo y no dirigido a su oficina), la fiscal Ramírez también tuvo sus cuitas con River, cuando lo obligó a hacer reformas para rehabilitarle la tribuna Sívori, y con Nueva Chicago o Ferro, a los que también les clausuró el estadio por distintas irregularidades.

¿Por qué se va la mujer más odiada del fútbol argentino? Entre quienes han trabajado con ella en todos estos años aducen que su relación con la Policía se tornó insostenible. Y que la gota que rebalsó su paciencia fue cuando ascendieron como hombre clave en el fútbol a un oficial al que ella tenía investigado como cómplice de las barras, sobre todo de La 12 y Los Borrachos del Tablón. “Cuando se generó la terna de policías para ocupar ese rol, hizo expresa mención de que tenía a uno de ellos bajo su lupa por presunta connivencia con los delincuentes del fútbol. Y a las dos semanas eligieron a este oficial para conducir todo. Es cierto que ya venía con tironeos con todo el mundo del fútbol y sentía que no tenía apoyo político ante los embates sobre todo de Riquelme, pero lo que la decidió fue ese último acto administrativo”, aducen en su cercanía.

Quienes no la tienen entre sus preferidas dan otra razón para su paso al costado. Afirman que el cambio de gobierno porteño también trajo modificaciones y que sus presuntos padrinos políticos habían jugado claramente por Martín Lousteau en la interna de la Ciudad, y que eso siempre se paga. También le endilgan que quiso jugar a fondo contra el hermano de Riquelme, pero finalmente no logró reunir las pruebas contundentes para incriminarlo en forma definitiva en la reventa de entradas. “Hubo mucho ruido y pocas nueces. Y nadie supo si hubo una señal para que se frenara el avance de la causa o se desinfló por su propio peso”, afirman en las entrañas del Poder Judicial de la Ciudad.

Oriunda de Posadas, Misiones, vino a la Capital Federal a estudiar abogacía en la Universidad de Buenos Aires, donde se recibió en 1997. Dos años más tarde comenzó con su carrera profesional y finalmente logró jurar como fiscal en 2014 durante el segundo período de Mauricio Macri como jefe de gobierno porteño. Por el poder que detenta en ese fuero Daniel Angelici, siempre corrió el rumor de que había sido una especie de protegida del ex presidente de Boca, algo que ella rechazó en innumerables oportunidades. Rumor del que se aprovechó Riquelme cada vez que la fiscal abría una causa contra el club de la Ribera.

En estos tres años y medio además de los cruces con los dirigentes, logró resultados en varias causas resonantes contra barrabravas. Apoyada por el Cuerpo de Investigadores Judiciales, un grupo que se formó en 2020 para trabajar en el tema, puso en prisión a Héctor Caverna Godoy cuando era el líder de Los Borrachos del Tablón, abrió causas contra Rafael Di Zeo y Mauro Martín e hizo caer a Walter Tintín Coronel, el poderoso barra de La Doce de la zona Sur del Gran Buenos Aires. De hecho, entre los integrantes de ese Cuerpo de Investigadores Judiciales que al principio la miraban de reojo, terminaron valorando que la fiscal ponía el cuerpo yendo a la cancha y aunque atendía el teléfono a todos, incluyendo barras, daba libertad para seguir adelante con todo el proceso probatorio.

La caída o la renuncia de Ramírez, según quien lo exprese, se da sólo en el ámbito del deporte. El fiscal general de la Ciudad, Juan Bautista Mahiques, decidió crearle una unidad especial llamada de Delitos Complejos, que en realidad no es otra cosa que trabajar contra el crimen organizado en toda la ciudad, salvo claro lo que se refiera a barras y el fútbol. Esta tarea quedará a partir de hoy mismo en manos del fiscal Maximiliano Vence, quién antes de la creación de la fiscalía específica había actuado en algunas causas de violencia en el fútbol, entre ellas las amenazas de muerte sufridas por Rodolfo D’Onofrio cuando era presidente de River, y varias sobre reventa de entradas también para encuentros en el estadio Monumental.

Por Gustavo Grabia-Infobae