El jugador logró éxitos consecutivos en Río y Chile y este lunes apareció en el 19° puesto del ranking, su mejor ubicación
¿Cómo hubiera respondido la mente de Sebastián Báez si aquel quinto punto de la serie de Copa Davis entre la Argentina y Kazajistán, en Rosario, a principios de febrero, caía del lado visitante? ¿Cómo se hubiera sacudido el cuerpo del tenista de Billinghurst si Dmitry Popko, suelto y por encima de su nivel habitual, concretaba uno de los dos match points que tuvo en el Jockey Club, en Fisherton, provocando una enorme sorpresa en la competencia? Difícil saberlo, pero seguramente una derrota hubiera representado un profundo mazazo anímico (para todo el equipo y el cuerpo técnico, no sólo para Báez, claro). Lo cierto es que el tenista 23 años, con ese espíritu competitivo que lo distingue, sacó adelante un desafío muy espinoso en la tierra de Lionel Messi y, desde entonces, se blindó. Transformó inseguridades en certezas. Creyó. Se potenció dentro y fuera del court. Y acaba de redondear un mes admirable.
Completada la gira sudamericana del ATP Tour, Báez es el jugador con más victorias en la temporada. Ganó 16 de los 21 partidos que disputó en el año, acumulando un récord de 13-2 en la gira sobre polvo de ladrillo, en la que obtuvo los títulos de Río de Janeiro (de categoría 500) y Santiago de Chile (250). También fue semifinalista en Córdoba y cuartofinalista en Buenos Aires. Su performance le permite ingresar, por primera vez, en el top 20 (es el vigésimo argentino en lograrlo): desde hoy, con la actualización del ranking, aparece en el puesto 19. Es, además, el mejor sudamericano; lo siguen el porteño Francisco Cerúndolo (22°) y el chileno Nicolás Jarry (24°).
Número 1 junior (hasta 18 años) en 2018, Báez jugó su primera final de ATP en febrero de 2022. Perdió, en Santiago, con el español Pedro Martínez (a quien venció este sábado, otra vez en Chile, pero en las semifinales). Volvió a una definición en el tour dos meses más tarde, en Estoril, y pudo ganar su primer trofeo (ante Frances Tiafoe). Esa misma temporada, luego de Wimbledon, jugó otra final, en Bastad, donde se impuso Fran Cerúndolo. Desde entonces, cada final que Báez jugó, la ganó: en Córdoba, Kitzbühel y Winston-Salem 2023, en Río de Janeiro y Santiago esta temporada. Con seis títulos alcanzó la línea de Juan Ignacio Chela (15° en 2004) en el listado de campeones nacionales en el ATP Tour. Cuando el jugador de Ciudad Evita ganó su último trofeo, en Bucarest, en septiembre de 2010, tenía 31 años y disfrutaba de una “veteranía” recargada. Ese mismo año había ganado Houston y, en 2011, alcanzaría los cuartos de final de Roland Garros, siendo el 34° del ranking mundial.
Báez, junto con Del Potro, uno de sus ídolos
¿Qué edades tenían los tenistas argentinos que están por encima del registro de Báez cuando ganaron su sexto título? Guillermo Vilas, la leyenda que se retiró con 62 trofeos, tenía 22 años cuando ganó Teherán (Irán) en 1974, una temporada de explosión. José Luis Clerc, con 25 títulos, ganó su sexto anillo en South Orange (EE.UU.), en agosto de 1980, ante John McEnroe: Batata tenía 21 años. Juan Martín del Potro, que tuvo una carrera tan exitosa como accidentada y con 22 títulos, en agosto de 2009 llegó a los seis títulos al imponerse en Washington, con 20 años (pocas semanas después ganaría el US Open).
Martín Jaite, con 12 trofeos, es el cuarto argentino con más títulos ATP. En julio de 1989, con 25 años, llegó a las seis coronas al ganar en Stuttgart. David Nalbandian, que sumó once títulos en su carrera, llegó al sexto obteniendo magistralmente el Masters de Madrid, en octubre de 2007, con 25 años, venciendo a Tomas Berdych (2ª rueda), Del Potro (8vos de final), Rafael Nadal (cuartos de final), Novak Djokovic (semifinales) y Roger Federer (final).
Guillermo Pérez Roldán, Guillermo Coria y Juan Mónaco obtuvieron nueve títulos. El primero llegó al sexto trofeo en agosto de 1990, en San Marino, con 20 años. El Mago Coria obtuvo su primer trofeo en Viña del Mar 2001 y, en 2003, ganó cinco: el último de esa temporada, a los 21, fue en Basilea. En julio de 2012, Mónaco alcanzó su sexto trofeo consagrándose en el ATP 500 de Hamburgo, con 28 años, acción que le sirvió para ser top 10.
Gastón Gaudio ya había ganado Roland Garros (en 2004) cuando alcanzó el sexto trofeo de los ocho que sumaría en total. Fue en mayo de 2005, sobre el polvo de ladrillo en Estoril: el Gato tenía 26 años. Así, el palmarés de Guillermo Cañas es el próximo desafío que Báez tiene por delante. El jugador de Tapiales obtuvo siete trofeos. El penúltimo fue en Shanghai, en septiembre de 2004, cuando tenía 26 años.
El top 10, en la mira
El circuito ATP comienza a transitar, apenas, su tercer mes. Sólo se disputó uno de los cuatro Grand Slams (Australia) y todavía restan los nueve Masters 1000 (el primero, Indian Wells, comenzará esta semana). Báez y su equipo, liderado por el coach Sebastián Gutiérrez y con Martiniano Orazi como preparador físico, suelen caminar sobre terreno firme, con mucha ambición, pero sin perder la perspectiva ni marearse. Acostumbran actuar así en las buenas y, también, en las malas. Con el “hambre de competencia” que demuestra Báez sobre la cancha está claro que no se conforma con lo alcanzado hasta aquí, que ya de por sí es sobresaliente. Irá por más y, con la vara alta, se le presentarán otros desafíos.
¿Cuáles? Obtener mejores resultados sobre superficie dura, donde tiene un récord de 17 victorias y 33 derrotas (34% de efectividad). El año pasado, al ganar el ATP 250 de Winston-Salem, en la previa del US Open, desbloqueó una cuenta pendiente, sobre cemento. Pero, sin dudas, buscará ir por más. Y su desafío será plantarse con efectividad cuando le toque medirse ante los top 30 que sí se desempeñan mejor en superficie dura que en las canchas lentas, por ejemplo.
Con 1985 puntos en el ranking, Báez está a 1225 puntos del top ten: el actual número 10 es el australiano Alex De Miñaur. Al argentino se le presenta un mapa atractivo de aquí en más. Porque si bien deberá defender los puntos de Kitzbühel (250) y Winston-Salem (250), tuvo altibajos en los Masters 1000 y tiene un panorama auspicioso para sumar puntos en esa categoría, la más valiosa después de los Grand Slams. Luego de Indian Wells y Miami, donde el año pasado llegó a la tercera y segunda rueda respectivamente, Báez tendrá la gira europea sobre polvo de ladrillo para intentar dar otro salto de calidad. Incluso, tiene mucho por sumar en Roland Garros, donde la temporada pasada cayó en la primera ronda, ante Gael Monfils, en una noche dramática.
Hace unos días, tras ganar su primer ATP 500, en Brasil, Báez le entregó a LA NACION un concepto que, si bien se actualiza, se mantiene vigente: “¿Cómo vivo este momento? Con inconsciencia porque sigo jugando y compitiendo, todo el tiempo hay revancha. El tenis es así. Ahora ya estoy pensando en lo que sigue, en el avión, el aeropuerto y pasar rápido la página”. Aquel día viajaba de Río de Janeiro a Santiago; ahora será desde esa porción chilena hacia el Valle de Coachella, en el desierto californiano, escenario de Indian Wells. Báez no frena la máquina. Con trabajo y disciplina, empuja y sigue hacia adelante.
Sebastián Torok LA NACION