Ucrania, Medio Oriente, Mar de China, el Sahel: cuatro escenarios que resumen el clima de inestabilidad y conflicto con el que entramos en 2024 explican, también, un nuevo aumento del gasto global en armas, hasta unas cantidades difíciles de asimilar y que mueven un gran negocio, así las cosas, cada vez más redituable.
El Instituto Internacional de Estudios Estratégicos (IIEE), que lleva midiendo el gasto global en armas desde hace 65 años, confirmó la presunción de que el aumento de la conflictividad internacional, incluyendo las guerras en Ucrania y en Gaza, elevó las cifras del negocio a un nivel récord de 2,2 billones de dólares en 2023.
La escalada dio un primer paso con la invasión de Ucrania por Rusia hace dos años, que costó 31 mil bajas entre las filas ucranianas según el presidente Volodímir Zelensky, y se aceleró tras el ataque de Hamás a Israel y una ofensiva general sobre ese territorio palestino que ya causó otros 30 mil muertos en ambos bandos.
Pero en segunda fila, con menos publicidad cotidiana en los medios masivos, se verifican cruentos conflictos en varios países de África enraizados en luchas religiosas y tribales, como en el Sahel, donde las armas juegan un papel central incluso para forzar millones de desplazamientos de poblaciones civiles.
Más de fondo, las dos grandes potencias mundiales, Estados Unidos y China, con un tercer actor relevante como la Unión Europea en medio, multiplican sus gastos militares para sustentar sus estrategias geopolíticas desde Asia a América Latina.
El IIEE añade a eso el relevamiento de tensiones en el Ártico y la búsqueda de armas nucleares por parte de Corea del Norte como factores que contribuyen a un “deterioro del entorno de seguridad” y anticipa una década más riesgosa, en la que los países reforzarán sus lazos bilaterales y multilaterales de defensa.
En resumen, el gasto mundial en defensa aumentó un 9% hasta los 2,2 billones de dólares el año pasado, porque la invasión a gran escala de Ucrania por parte de Rusia aumentó la preocupación de que China y otros estados militarmente poderosos puedan tratar de imponer su voluntad a los vecinos, según el estudio.
Occidente y Rusia
El aumento de la inversión en armas fue aún mayor en la alianza de seguridad occidental OTAN, que ha apoyado a Ucrania y cuyo avance hacia sus fronteras Rusia considera un detonante principal de su “operación especial” sobre la región en disputa del Donbás (que comenzó a ser ocupada de facto en 2014).
Quitando a Estados Unidos, el resto de los miembros occidentales de la OTAN aumentaron el gasto militar 32% desde que Rusia invadió la península ucraniana de Crimea en ese 2014. Diez de ellos cumplieron la meta de la alianza de gastar el 2% del PIB en defensa durante 2023 (una década antes eran sólo dos).
Ya en 2022, Alemania experimentó un “Zeitenwende” o “punto de inflexión” en su política exterior y de seguridad al modificar el compromiso asumido desde el final de la II Guerra Mundial de no suministrar armas a ninguna parte en conflictos y aprobar el mayor gasto para el departamento de Defensa de los últimos 83 años.
En la carrera hacia la reelección, el expresidente republicano Donald J. Trump -quien durante su primer mandato había litigado con la alianza por la distribución de aportes- llegó a afirmar que hasta alentaría a Rusia a atacar a países que faltaran a sus compromisos de financiar la OTAN.
La venta de armas en los países europeos casi duplicaron sus importaciones de grandes armas (+94%) entre 2014 y 2019. “Más de la mitad de las importaciones de armas de Europa provinieron de Estados Unidos”, dijo Dan Smith, del IIEE.
Mientras tanto, aunque la Cámara de Representantes de Estados Unidos logró aprobarlo, los republicanos bloquean por ahora en el Senado un paquete de ayuda a Ucrania por 60.000 millones de dólares, la mayor parte destinado a armas, parte de uno mayor de 95.000 millones que alcanza a Israel y Taiwán.
En la última Conferencia de Seguridad de Múnich, el senador republicano James D. Vance, puso en blanco sobre negro la posición de su líder Trump: “No creo que debamos retirarnos de la OTAN, y no, no creo que debamos abandonar Europa. Por otro lado, sí, creo que necesitamos pivotar: Estados Unidos tiene que centrarse más en Asia Oriental. Ahí es donde está el futuro de la política exterior estadounidense para los próximos cuarenta años. Europa tiene que darse cuenta de ello”.
De su lado, el gasto total en defensa de Rusia aumentó hasta el 7,5% del PIB, sus cadenas de suministro se han rediseñado para asegurar muchos insumos clave y eludir las sanciones, y las fábricas de municiones, vehículos y equipos funcionan las 24 horas del día, reportó The Guardian.
Las lecciones de la guerra en Ucrania están empezando a influir en la planificación militar de otros países, según el IIEE, y muchos han reconocido que necesitan aumentar la producción de material militar y acumular mayores reservas de material por si se ven obligados a librar una guerra prolongada.
China y Taiwán
China, que se ha comprometido a recuperar el control total de la isla de Taiwán pese a las advertencias en contrario de Estados Unidos, planea aumentar su gasto militar un 7,2% este año, al ritmo de 2023, como parte de una esforzada campaña de modernización de las fuerzas armadas que incluye adelantos cibernéticos, que lleva dos décadas y que ha sido reforzada por el presidente Xi Jinping.
El gasto militar total de 2024 llegará a unos 1,67 billones de yuanes, o 232.000 millones de dólares, en un contexto de aumento estimado del 5% del PIB, según un proyecto de informe presupuestario publicado por la Asamblea Popular Nacional. El gobierno aseguró que en 2023 ejecutó el 100% del presupuesto de defensa.
Según el IIEE, el gasto militar chino fue de 298.000 millones de dólares en 2022, frente a los aproximadamente 812.000 millones de Estados Unidos, es decir, equivalente al 1,6% del PIB, frente al 3,5% de Washington. Eso incluyó la construcción del nuevo portaaviones “Fujian” (FOTO).
Al mismo tiempo, China extendió su presencia militar internacional con una base en Yibuti y acceso a instalaciones navales en Camboya.
La UE, tercer actor
La Comisión Europea propuso en marzo pasado gastar 1.500 millones de euros para incentivar a sus 27 Estados miembros a comprar armas a empresas europeas para potenciar su capacidad y desarrollar nuevas tecnologías, cuando una guerra -la de Ucrania- se desarrolla en su propio territorio.
“En los dos últimos años nos enfrentamos a la situación de una industria de defensa europea sin capacidad de producción suficiente para satisfacer el fuerte aumento de la demanda”, argumentó Margrethe Vestager, vicepresidenta de la UE.
Bruselas se plantea, incluso usar los activos rusos que fueron congelados para sancionar al gobierno de Vladimir Putin como herramienta para ayudar a la industria de defensa ucraniana o incluso para comprar directamente armas para Kiev.
Desde el inicio de la guerra hasta mediados de 2023, la UE gastó más de 100.000 millones de euros en comprar material militar: el 80% fuera de la UE, y más del 60% sólo a Estados Unidos, según la Comisión.
Ahora, la Comisión Europea aspira a adquirir al menos el 40% de los equipos de defensa “de forma colaborativa” con sus miembros para 2030 y gastar al menos el 50% de las compras de defensa dentro de la propia UE.
“No tenemos un Pentágono en ninguna parte. No tenemos una institución con una gran capacidad de compra, que impulse el mercado y la industria”, dijo el jefe de la política exterior de la UE, Josep Borrell. “Pero tenemos que cooperar y coordinarnos”.
Sin embargo, “la industria armamentística europea está en realidad exportando de manera muy significativa, lo que sugiere que la capacidad de producción de armas no está en tan mala forma como sugieren muchos expertos. Así que los estados europeos son realmente capaces de producir gran armamento”, refutó Smith.