Mauro Morzilli revela el proceso que le devolvió una vida más sociable: “Salgo a andar en bici y puedo jugar con mis hijos”
Mauro Morzilli cuenta que haber dejado el cigarrillo fue la mejor decisión que tomó en su vida, pero también la que profundizó otro gran problema que lo persiguió durante años: la obesidad.
El hombre de 43 años, nacido en La Plata, padre de tres hijos varones, trabajaba como camionero cuando decidió calmar la ansiedad que le ocasionó el abandono del tabaco con la ingesta de más comida: “Llegué a pesar 142 kilos, ese fue mi límite”.
En diálogo con TN, Mauro relató que el aumento de peso fue tan constante como silencioso: “Notaba que estaba más gordo, pero uno se acostumbra. Empecé a pesar cada vez más, al punto de no poder cortarme las uñas de los pies o que cada vez me cueste más subir al camión”.
Su trabajo, el cual lo obligaba a viajar por todo el país, también generaba que su alimentación fuese desordenada y poco saludable. “Hacía cinco comidas por día y todas abundantes. A la noche podía llegar un cuarto de pollo con ensalada y papas fritas. Si no me llenaba, no sentía que había comido”, precisó.
El click en su cabeza se lo generó la imagen de dos personas corriendo en Río Gallegos: “Una imagen que cambió vida”, dijo Mauro, que mientras iba al volante en su camión, los observó y pensó “qué lindo poder hacer eso”. Fue aquella sensación la que se transformó en un deseo que luego pudo materializar.
“Salía a caminar a las 19 todos los días. Estaba en Santa Cruz, hacía mucho frío, pero yo todos los días salía de mi casa y caminaba. En aquel entonces hacía vida de camionero: comer, tomar y salir. No me cuidaba en nada. Siempre estaba de acá para allá, nunca con tiempo”, expresó.
A la actividad física le sumó la eliminación de las gaseosas y el alcohol. Una alimentación consciente, con más proteínas y menos carbohidratos. “Empecé a bajar de peso. Cinco, seis, siete kilos. Me fui sintiendo mejor y eso hizo que siguiera cuidándome y entrenando más”, recordó.
La principal preocupación de Mauro era que le renovaran la licencia de conducir para poder trabajar. Al estar excedido en su peso, y con un aumento permanente, le entregaban permisos de trabajo por seis meses, situación que lo limitaba subirse al camión y viajar por todo el país.
Su segundo quiebre positivo fue cuando conoció a Pablo Spinelli, su entrenador. Él le mostró que su entrenamiento y su alimentación eran impecables, pero que podía mejorar cada uno de estos aspectos con mejores condiciones y más aprendizajes.
“Pasé de caminar a trotar. Después a correr 20 minutos. Y cuando conocí a Pablo empecé a correr en serio: fondos de 8, 10 ó 15 kilómetros, algo impensado para mí”, sostuvo.
Mauro, que no se reconoce cuando ve las fotos de aquella época, explicó que no encontró ningún secreto milagroso ni ninguna dieta exitosa: “Simplemente, tener fuerza de voluntad, salir, entrenar, comer bien y tener las ganas de sentirme mejor”.
En todo su proceso, logró bajar 60 kilos y alcanzar un peso que actualmente oscila entre los 80 y 83 kilos. “La angustia la canalizaba en la comida. Todo era comer y comer. Ahora recuperé mi vida, soy una persona más sociable y no me canso. Puedo estar despierto desde las 7 y son las 21 y tengo energía”, destacó.
El próximo objetivo de Mauro se encuentra en la maratón de Mar del Plata y dentro de dos meses en La Plata. “El domingo 14 de abril voy a correr mi primera maratón de 42 kilómetros. Me preparé mucho para esto y hace dos semanas que dejé de correr para descansar y llegar bien a la carrera. Y el 2 de junio, los 21 km en la media maratón de La Plata. Ahí estaremos”, indicó.
“Todo este esfuerzo me cambió la vida, a mí y a mi esposa (María Laura) y a mis hijos (Valentín, Joaquín y Simón). Salgo a andar en bici con ellos, puedo jugar incluso. Empecé a dormir bien, a descansar. Antes me costaba mucho, me ahogaba, no podía respirar”, contó Mauro.
“Viéndola desde este lado la vida es hermosa. El mensaje que puedo dejar es que no todo es trabajar y comer mal. Que comiendo un poco bien y haciendo un poco de ejercicio todos los días mejorás tu vida completamente. Es un cambio total y lo vas sintiendo semana a semana, y no para, es una cadena que no para. Empieza y no para”, concluyó.
Por Mauricio Luna-TN