Hace años quedaron atrás los estrechos vínculos que alguna vez existieron entre Israel e Irán. De hecho, la República Islámica fue la segunda nación, después de Estados Unidos, en reconocer el Estado de mayoría judía, en 1960. Sin embargo, ahora, los dos países encaran momentos de alta tensión que han derivado en el lanzamiento de drones y misiles por parte de Teherán en la noche del sábado 13 de abril hacia territorio israelí. Un asalto de represalia por parte de Irán después de la embestida contra su consulado en Siria, el pasado 1 de abril, del que acusa al Gobierno de Benjamin Netanyahu. Pero las tensiones entre las dos partes han crecido durante décadas.
Israel lleva varios años señalando lo que considera el peligro que supone Irán, debido al enriquecimiento de uranio a través de su programa nuclear. Además, el Estado de mayoría judía reprocha enfáticamente el apoyo de Teherán a organizaciones islamistas, como el grupo palestino Hamás-con el que se enfrenta en la guerra en curso en Gaza- y el movimiento chiita libanés Hezbolá.
La reciente escalada se produce como respuesta, según Irán, al ataque del pasado 1 de abril a su consulado en Damasco, capital de Siria, donde murieron 13 personas, incluidos siete miembros de la Guardia Revolucionaria. Y entre ellos, el líder de su rama Fuerzas Quds para Siria y el Líbano, el general de brigada Mohamed Reza Zahedi.
Días antes, Teherán había destruido un presunto centro de espionaje israelí en el Kurdistán iraquí.
La historia detrás de los enfrentamientos entre Irán e Israel
Ambas naciones fueron cercanas bajo el régimen iraní del Shah. Irán, incluso, fue el segundo país en reconocer al Estado de israel, después de Estados Unidos, pero la relación dio un giro de 180 grados tras la Revolución Islámica de 1979.
Entonces, con la llegada del nuevo régimen de los ayatolas, Irán apostó por una ruptura de relaciones y convirtió la embajada israelí en Teherán en la sede diplomática de la Autoridad Nacional Palestina (ANP).
Las dos naciones han tenido incipientes acercamientos, incluida la venta de armas por parte de Israel a Teherán durante la guerra que mantuvo con Irak entre 1980 y 1988, pero desde la llegada al poder en Irán del ultraconservador Mahmud Ahmadineyad (2005-2013) los desencuentros no han cesado.
Incluso, el 31 de diciembre de 1999, Alí Jamenei, líder supremo de Irán, expuso la destrucción del Estado de Israel como la única solución para poner fin al sufrimiento del pueblo palestino y alcanzar la paz en Oriente Medio.
Cruce de acusaciones
En esa misma línea, en octubre de 2005, Ahmadineyad manifestó durante un acto público que Israel debía “ser borrado del mapa” y poco más de un mes después sugirió trasladar el Estado israelí a Europa o Estados Unidos.
En octubre de 2009 ocurrió el primer contacto oficial desde 1979 entre las dos naciones durante un foro secreto sobre armas nucleares en Egipto, pero pronto volvieron las acusaciones y advertencias mutuas.
La llegada de Hasán Rohaní (2013-2021) al poder en Irán no calmó las aguas, y en su primer año como presidente comparó a Israel con “una herida en el cuerpo islámico que debe eliminarse”.
El actual primer ministro israelí, el ultraderechista Benjamín Netanyahu, no se ha quedado callado. En 2015, en un discurso histórico ante el Congreso de EE. UU., denunció que el pueblo judío sufre “otro intento de destrucción” por parte de Irán y ese mismo año rechazó el acuerdo en materia nuclear alcanzado en Viena entre Teherán y el Grupo 5+1.
El aumento de los enfrentamientos
El 9 de febrero de 2018, Israel derribó un dron iraní en su espacio aéreo y poco después atacó las instalaciones desde las que era controlado, cerca de la ciudad siria de Palmira.
En 2019, continuaron los ataques israelíes en territorio sirio contra objetivos militares proiraníes, incluido uno registrado el 20 de noviembre que causó una veintena de muertos.
El asesinato en 2020 del científico Mohsen Fakhrizadeh-Mahabadi, considerado el padre del programa nuclear iraní, hizo que Teherán volviera a señalar a Israel y amenazó con su destrucción.
Desde entonces han continuado las acusaciones mutuas sobre ataques a buques, infraestructuras energéticas e instalaciones militares.
Nada cambió con la llegada de Ebrahim Raisi a la Presidencia de Irán, ya que el líder ya ha advertido que cualquier amenaza contra la seguridad de su país tendrá como resultado la “destrucción de Haifa y Tel Aviv”, dos de las principales urbes del territorio israelí.
El 25 de octubre de 2023, Israel acusó a Teherán de haber ayudado “directamente” al grupo islamista palestino Hamás a llevar a cabo el ataque del pasado 7 de octubre contra Israel, que dejó alrededor de 1.200 muertos y cerca de 240 secuestrados, según las cifras divulgadas por el Gobierno de Benjamin Netanyahu.
La reciente embestida contra la sede diplomática iraní en Siria escaló aún más las tensiones en los últimos días.
Desde ese momento, tanto el líder supremo de Irán, el ayatola Alí Jamenei, como el presidente Raisi han advertido que ese ataque “no se quedará sin respuesta”, algo que cumplieron con la andanada de misiles y drones lanzada contra territorio israelí en la noche del 13 de abril que, sin embargo, fue frustrada con ayuda de los aliados de Israel, principalmente Estados Unidos.
La Administración de Netanyahu no se ha adjudicado ese asalto al consulado iraní. No obstante, cuatro funcionarios israelíes que hablaron en condición de anonimato con el diario estadounidense ‘The New York Times’ aseguraron la participación de su país en ese asalto.
Además, en los últimos meses, el Ejército israelí ha incrementado sus agresiones aéreas en Siria, dirigidas contra el Cuerpo de la Guardia Revolucionaria de Irán y Hezbolá, grupo respaldado por Teherán, que apoya al presidente sirio Bashar al-Assad.