Liam Portillo, de 26 años, fue reclutado y usado como mula por una organización internacional que operaba en Argentina. Pese a los esfuerzos de su familia, la Justicia de ese país lo declaró culpable
Liam Portillo, el argentino que cayó en la trampa deuna organización narco que, con una oferta laboral falsa, reclutaba mulasen Argentina para trasladar cocaína en el doble fondo de valijas, fue condenado a 7 años de prisión en Etiopía, pese a los esfuerzos de su familia por demostrar que se trata de una víctima.
Portillo, de 26 años, que permanece encerrado en la cárcel de Kaliti, un penal de máxima seguridad conocido como “Gulag” y ubicado a 11 kilómetros de la capital Addis Abeba, fue acusado por infringir el Artículo 525 (b) del Código Penal etíope por transporte de sustancias narcóticas sin especial autorización.
La sentencia, dictada el 26 de marzo, incluye el pago 10.000 birr, unos 154 mil pesos argentinos. Ante esta situación, la PROCUNAR presentó diferentes informes a la Justicia del país africano para dar detalles de la causa que terminó con la detención y procesamiento de la pareja encargada de reclutara las personas que actuaron -sin saberlo, según aseguran las víctimas- como correos humanos.
Liam Portillo y su familia en unas vacaciones previas a su arresto
Sin embargo, los diferentes intentos para demostrar que fue engañado, a través de un ofrecimiento laboral falso, fueron inútiles. Ahora, Portillo tiene una instancia más en la que puede disminuir la pena y regresar a su hogar en Ciudad Evita: el recurso que presentarán sus abogados el próximo 27 de mayo en una audiencia de apelación.
En la misma situación está Guillermo Quispe, otro argentino que fue víctima de la misma maniobra. No obstante, recibió seis años de cárcel debido a que la Justicia consideró como atenuante que es soldado voluntario, tiene a su mamá enferma e hijos que lo esperan.
Portillo y Quispe se conocieron en el penal etíope, al que fueron trasladados luego de que fueran atrapados con cocaína, hace más de un año, en el doble fondo de valijas entregadas por el grupo criminal.
Una de las valijas con doble fondo secuestradas a una mula argentina
“En la cárcel lo más duro es conseguir comida. Primero comen los locales y, si sobra, les dan a los extranjeros. Se pelean por un plato de arroz y una taza de té”, contó a Infobae la mamá de Liam. “Tratamos de enviarle dinero, a través de aplicaciones, para que pueda comer bien. De 100, le llegan 50, pero le llegan”, explicó. “Con eso puede, al menos, comer bien uno o dos días al mes”, agregó.
¿Qué es comer bien en una cárcel en Etiopía? “Unos fideos con salsa o atún con agua potable”, detalló. La comunicación también es dificultosa. “Con esfuerzo, le pudimos comprar otro un celular, pero ya se lo sacaron en una requisa. Todavía lo estamos pagando”.
“Necesitamos que traigan a los chicos. Que siga preso, aunque sea injusto, pero acá nosotros podemos sostenerlos, cuidarlos, llevarles comida. No tienen que vivir así”, se lamentó. “Lo único que me mantiene firme es la idea de volver a abrazar a mi hijo”, cerró.
En tanto, Infobae consultó a Cancillería sobre la asistencia a los argentinos condenados. “La información respecto de casos judiciales de ciudadanos argentinos en el exterior es de índole privada. Con relación al caso de referencia, los funcionarios consulares de la Embajada de Argentina en la República Democrática Federal de Etiopía brindan la asistencia correspondiente dentro del ámbito de competencia de la tarea consular”, fue la respuesta brindada desde el organismo que conduce Diana Mondino.
Falsos trabajos
En mayo de 2023, tras un operativo conjunto de la Policía de Seguridad Aeroportuaria (PSA) y la Gendarmería, cayó una organización que engañaba a sus víctimas con una oferta laboral falsa para trasladar droga a Malasia, Etiopía y Tailandia, países en los que las “mulas” fueron detenidas y encarceladas por el tráfico de estupefacientes. Dos de ellos, fueron Portillo y Quispe.
La pareja detrás de la agencia que recluta mulas
La investigación, en la que intervino la fiscal auxiliar de la PROCUNAR Patricia Cisnero, el Juzgado Federal 2 de Morón, a cargo de Jorge Rodríguez, y el fiscal Sebastián Basso, determinó que los reclutados como “correos humanos”. Aunque la oferta laboral era engañosa, no se determinó si desconocían que dentro de sus equipajes llevaban escondida cocaína.
El procedimiento terminó con una profesora de matemática y un hombre detenidos, identificados como Grace Geraldine Gessy Samaniego y Juan Palamino. Fue realizado por la Unidad Operacional de Control del Narcotráfico y el Delito Complejo del Este de la Policía de Seguridad Aeroportuaria y el Escuadrón de Operaciones Antidrogas de Gendarmería en domicilios de Ramos Mejía y del barrio Congreso, en CABA.