El presidente francés anunció el domingo 9 de junio la disolución de la Asamblea Nacional tras la contundente victoria de la Agrupación Nacional, de Marine Le Pen, en las elecciones europeas. Una apuesta muy arriesgada, que bien podría desembocar en una coexistencia entre Emmanuel Macron y la extrema derecha.
La apuesta es tan inesperada como arriesgada. Tomando nota del resultado histórico de la extrema derecha el domingo 9 de junio, el presidente francés Emmanuel Macron anunció la disolución de la Asamblea Nacional, enviando de nuevo a los franceses a las urnas el 30 de junio y el 7 de julio.
Y continuó con el anuncio inminente de la disolución: “Los desafíos a los que nos enfrentamos, ya sean los peligros exteriores, los trastornos climáticos y sus consecuencias, o las amenazas a nuestra propia cohesión, estos desafíos exigen claridad en nuestros debates, ambición para el país y respeto por cada francés. Por ello, tras realizar las consultas previstas en el artículo 12 de nuestra Constitución, he decidido devolverles la elección de nuestro futuro parlamentario a través del voto. Disuelvo, pues, la Asamblea Nacional esta noche”.
La conmoción de esta decisión debe contraponerse a la de la votación del domingo. La extrema derecha francesa nunca había alcanzado el 30% en unas elecciones europeas. Esta vez se acercó al 40%, con la Agrupación Nacional de Jordan Bardella a la cabeza, con el 31,5% de los votos, según las estimaciones a las 22:00, y la lista Reconquête! de Marion Maréchal, con el 5,3%.
La Agrupación Nacional (RN), que hace cinco años iba a la par de la lista presidencial, ha superado en 17 puntos a la lista Renacimiento-MoDem-Horizons de Valérie Hayer, que solo ha conseguido el 14,5% de los votos.
Unos minutos después del anuncio de los resultados, Jordan Bardella declaró que los franceses habían “expresado esta noche una voluntad de cambio, pero también un camino para el futuro”.
“La brecha sin precedentes entre la mayoría presidencial y el principal partido de la oposición refleja esta noche una desautorización contundente y un claro rechazo a la política dirigida por Emmanuel Macron y su Gobierno. El presidente de la República no puede permanecer sordo al mensaje enviado esta noche por el pueblo francés. (…) Le pedimos solemnemente que tome nota de esta nueva situación política, que vuelva ante los franceses y que organice nuevas elecciones legislativas. Esta derrota sin precedentes del Gobierno actual marca el final de un ciclo y el primer día de la era post-Macron, que nos corresponde construir”, declaró el cabeza de lista y presidente de RN, probablemente sin sospechar en ese momento que el presidente accedería a su petición.
La inmigración, en el centro del juego
La Agrupación Nacional supo capitalizar el rechazo a las políticas de Emmanuel Macron: el 39% de los franceses expresaron que querían mostrar con su voto su oposición al presidente de la República y al Gobierno, según un sondeo de Ipsos publicado el domingo, una proporción que se eleva incluso al 68% de los votantes de Jordan Bardella.
Este descontento se refleja sin sorpresa en los sentimientos negativos expresados por los franceses. En concreto, el 52% se declara preocupado, el 35% cansado y el 27% enfadado, según el mismo sondeo de Ipsos.
Por último, como de costumbre, durante esta campaña el Agrupación Nacional surfeó sobre su tema favorito: la inmigración. Una cuestión que era una de las principales preocupaciones de los franceses. En respuesta a la pregunta “¿Cuáles son los tres temas que más tendría en cuenta a la hora de elegir?”, la inmigración se situó en segundo lugar (el 43% de los franceses la citaron entre los 3 primeros), después del poder adquisitivo (45%) y por delante de la protección del medio ambiente (27%), mientras que fue el tema clasificado en primer lugar por la mayoría de los franceses (23%).
Es una señal de que las ideas de extrema derecha ganan cada vez más terreno entre los ciudadanos, que constatan que el RN ya no es el único partido que expresa su rechazo a los extranjeros.
Además de Reconquête!, otro partido de extrema derecha que ha hecho campaña casi exclusivamente sobre el tema del peligro de la “islamización de Europa y de Francia”, el partido Les Républicains también se ha tomado muy en serio este tema en los últimos tres meses.
Y mientras que la lista presidencial Renaissance-MoDem-Horizons ha preferido otros temas europeos en las últimas semanas, el propio Emmanuel Macron hizo aprobar en diciembre de 2023 una ley de inmigración, no sólo gracias a los votos de la Rassemblement national, sino que también se inspiró en sus propuestas, en particular la preferencia nacional.
Una campaña relámpago de tres semanas
En este contexto, ¿podrá el Jefe del Estado presentarse por tercera vez como una barrera frente a la extrema derecha? El frente republicano creado en 2002 cuando Jean-Marie Le Pen llegó a la segunda vuelta de las elecciones presidenciales sigue desmoronándose. Mientras que Jacques Chirac fue reelegido con el 82,21% de los votos ese año, Emmanuel Macron se impuso a Marine Le Pen en 2017 con el 66,10% de los votos, y de nuevo en 2022, pero con el 58,55%.
Las elecciones legislativas que siguieron, en junio de 2022, estuvieron marcadas por la muerte del frente republicano, ya que RN obtuvo la cifra récord de 88 diputados en la Asamblea Nacional gracias a la negativa de los electores de izquierda o de derecha, en muchas circunscripciones, a votar por el otro bando para evitar la victoria de la extrema derecha.
Dos años después, nada hace pensar que los franceses vayan a votar de forma diferente, sino todo lo contrario. Bajo el liderazgo de Marine Le Pen, presidenta de grupo en el Palacio Borbón, la RN se ha afianzado aún más en el paisaje político. De todas las fuerzas políticas, parece claramente la mejor preparada para embarcarse en una nueva campaña.
“Estamos dispuestos a ejercer el poder si los franceses confían en nosotros”, declaró Marine Le Pen el domingo por la noche tras el anuncio de Emmanuel Macron.
Todo lo contrario que la izquierda. Unida en las legislativas de 2022 bajo la bandera de la Nouvelle union populaire écologique et sociale (Nupes), que entonces representaba la amenaza más seria a la mayoría presidencial, la unión formada por La France insoumise, el Partido Socialista, Europe Écologie-Les Verts y el Partido Comunista, ha implosionado.
La apuesta de Emmanuel Macron se basa sin duda en parte en esta fragmentación de la izquierda, ya que una nueva alianza parece muy poco probable tras una campaña en la que se intercambiaron muchos nombres, en particular entre los insumisos y los socialistas.
Sobre todo porque el tiempo apremia: las fuerzas políticas están a punto de embarcarse en una campaña relámpago de tres semanas. Y a estas alturas, todos los escenarios son posibles, incluida una victoria de la Agrupación Nacional el 7 de julio y una cohabitación forzada entre Emmanuel Macron y la extrema derecha.
“Es un juego extremadamente peligroso con la democracia y las instituciones”, reaccionó el domingo por la noche Raphaël Glucksmann, cuya lista obtuvo el 14,0% de los votos y para quien esta decisión de disolver la Asamblea Nacional “quedará como una mancha en los cinco años de mandato de Emmanuel Macron”.
Por Romain Brunet-France24