¿Si le va bien a él nos va bien a todos?
El poder siempre ha procurado dinamitar los puentes experienciales entre una generación y otra, para que los oprimidos no capitalicen sus victorias. Una de las consecuencias de dicho empeño es lograr que las nuevas generaciones se manejen como en el viejo cine continuado, cuyo lema era “la película comienza cuando usted llega”, dado que entonces un mismo programa podía verse una y otra vez sin abandonar la sala ni volver a pagar la entrada. En horas de generalizada desazón para el pueblo argentino, y ganando perspectiva histórica, bien podría considerarse que, al cabo de más de cinco siglos de guerra de exterminio sostenida por los dueños del mundo contra los desposeídos, el episodio parlamentario del que acabamos de ser testigos los argentinos, al haber resuelto por un voto el empate de 36 contra 36, también admite leerse como indicador de la vigencia de nuestra capacidad de autodefensa.
“Nos pasa lo que hoy pasa en nuestro mundo” (*)
Si un fantasma recorre Europa, hoy no es el que alguna vez arengó a las masas con la consigna “proletarios del mundo uníos”, sino más bien el que insta a este capitalismo devastador a dar un tiro de gracia a los Estados soberanos y despojar a los pueblos de sus derechos.
En los primeros días de junio se llevaron adelante las elecciones en la Unión Europea. Más de 360 millones de personas en 27 países estaban habilitadas para votar con el objetivo de elegir entre los más de 15 mil candidatos de las 569 listas que intentan ingresar a los 720 escaños del Parlamento Europeo.
Con variantes, podría decirse que la extrema derecha hizo su mejor elección en décadas.
En Alemania, los extremistas de Alternative Für Deustchland – Alternativa por Alemania – alcanzaron el 16%, quedando debajo de la oficialista Democracia Cristiana, que logró un 30%. Aunque no ganaron, resulta altamente significativo, ya que se trata de la mejor elección de la ultraderecha alemana desde el ascenso del nazismo.
El cimbronazo político más grande, sin dudas, se dio en Francia, donde la ultraderecha de Marine Le Pen sacó 30%, frente al 15% del presidente Emmanuel Macron. Aunque Le Pen no fue candidata, sino que compitió a través de su ahijado político, Jordan Bardella, un joven de 27 años.
El presidente español, Pedro Sánchez, puede presumir de ser el único europeo en poner freno al avance de semejante ola reaccionaria. En España, hubo una gran elección del tradicional Partido Popular. Vox no logró repuntar y apenas obtuvo poco más del 9% de los votos, frente al 34,2% del PP y el 30,2% del Partido Socialista Obrero Español de Sánchez.
Más allá de la excepción española, las proyecciones de los partidos extremistas dicen que tendrán 130 eurodiputados, o sea, 12 más de los que tenían hasta ahora, sin contar a los alemanes de AfD y al húngaro Fidezs, de Viktor Orbán, que, por ahora, juegan por fuera del bloque parlamentario de ultraderecha.
Ante estos resultados, corresponde indagar quiénes son sus votantes. Aunque varían en algunos aspectos, en su mayoría, son hombres entre los 30 y 64 años, pertenecientes a la clase trabajadora, que tienen posturas cada vez más críticas hacia la Unión Europea, la zona euro y la integración multilateral. Rechazan enérgicamente la inmigración, especialmente la procedente de África y del mundo musulmán, así como la intervención en Ucrania a través de asistencias económicas.
El panorama descripto legitima formular un ineludible interrogante: ¿Nada tendrá que ver ese retroceso conservador de las conciencias con el fracaso de unas democracias republicanas incapaces de garantizar la Justicia Social?
Los libertarios ya cuentan con un premio consuelo
En Argentina, el cambio de humor de los mercados durante los últimos días, en que bonos y acciones anotaron caídas significativas que promediaron el 10%, con un nivel de riesgo país que ahora roza los 1.600 puntos básicos, expone nítidamente lo que inversores, empresarios, economistas y el propio Gobierno ya advertían como una realidad inexorable: la primera etapa de la gestión económica libertaria llegó a su fin. “La emergencia se ha superado” y ahora el Gobierno entra en una fase crítica en la que se esperan resultados de fondo: Según una reciente encuesta de la consultora Taquion, los argentinos que apoyan al presidente quieren ver una mejora económica antes de fin de año.
A partir de que asumió, cada vez que tuvo dificultades, Javier Gerardo Milei sorprendió a propios y ajenos con su capacidad para tomar las riendas de la agenda pública. Desde la caída de la ley Ómnibus, a la crisis de las universidades, al rechazo de su DNU en el Senado. Pero la crisis que empezó con la frustración del Pacto de Mayo y continuó con la traumática salida de Nicolás Posse – que aún genera coletazos -, se fue prolongando con el escándalo en Capital Humano, judicializado por la propia ministra, Sandra Pettovello. A partir de ello, sin más conejos en la galera, todas las apuestas del oficialismo se concentraron en la aprobación de la Ley Bases, objetivo tras el que acaba de avanzar varios casilleros al cabo de su reñida aprobación en el senado.
Al cabo de seis meses de gestión, el Gobierno ya cuenta con su primera ley aprobada. Un Frankenstein parcialmente semejante al texto original. Ahora solo cabe preguntarse con qué herramientas cuenta La Calle para jaquear las recurrentes tramoyas de El Palacio y remontar su suerte.
Procurando que los árboles jurídicos no tapen el bosque de la realidad cotidiana, podría considerarse que la clave del revés que acaban de sufrir los intereses nacionales estriba en haber brindado quórum al debate de un plexo legal a todas luces anticonstitucional, que se propone – entre tantas aberraciones – poco menos que disolver el Estado, desconocer la Ley de Asociaciones Profesionales, y rifar nuestros bienes comunes.
Nada nuevo bajo el sol: La partidocracia que en 2001 se hiciera acreedora a la consigna “que se vayan todos, que no quede ni uno solo”, haciéndole el juego a la trampa leguleya de la legitimidad – madre de la frase “hay que darle tiempo” -, proporcionó a los depredadores de la Nación Argentina el número necesario de legisladores para sesionar válidamente, a fin de poder tomar decisiones.
Ello no supone que las reglas de juego impuestas por el poder sean tan eficaces como para disimular cuanto ocurre tras el telón de lo visible para la opinión pública, como la obscena compra de votos a cambio de cargos generosamente remunerados, llevada a cabo al mejor estilo casta que tanto critica el Primer Mandatario.
Aun así, vale la pena señalar que, aun coimeando y reprimiendo como no se veía desde hace un largo tiempo, tuvieron que entregar dos tercios de la ley original. Ignorar este detalle conduciría a cometer un craso error de apreciación respecto a la correlación de fuerzas existente entre los intereses oligárquicos y los populares.
Para que el lector no suponga que razonamos exclusivamente motorizados por el “optimismo de la voluntad”, diremos que, a nuestro modesto entender, lo más grave que acaba de ocurrir es la aprobación de las facultades delegadas. Porque eso nos priva de ajo y crucifijos, y abre las ventanas, dejándonos a merced de Drácula.
Tómese debida nota, dado que la lucha sigue, e indudablemente será mucha.
Qué hacer con la cabeza de los dirigentes
El desenlace de la masiva concentración popular llevada a cabo en la porteña Plaza de los Dos Congresos – durante la jornada en que se conmemorara el último discurso público del Gral. Perón, aquel en el que pronunciara su histórica frase “mi único heredero es el Pueblo” – , iniciativa que varios medios atribuyeron al sector moyanista de la central obrera y al Instituto Patria, desde el punto de vista de los intereses populares, puso de manifiesto el alto costo social de la estrategia sindical acuerdista (golpear simbólicamente para negociar de posta) sostenida por Los Gordos, que restaron un significativo caudal de asistentes a la hora de afrontar una disyuntiva inusualmente trascendente.
Por su parte, en la conferencia de prensa de convocatoria realizada en SMATA, Pablo Moyano nunca mencionó a la CGT como promotora de la movilización, dejando así al desnudo el diferendo existente en el seno de la central obrera.
Algunos moderados de la cúpula sindical encontraron la excusa perfecta para no sumarse a la movilización porque estarían en el exterior. Otros dirigentes aprovecharon para irse unos días de vacaciones. Como en la era de las redes sociales se acabaron los secretos, la última encuesta de la Universidad de San Andrés sobre la imagen de ciertos dirigentes políticos y sindicales deja mal parado a Héctor Daer, que tiene un 5% de imagen positiva, un 47% no sabe/no contesta y un 48% de negativa.
Y no puede negarse que gremialistas como él han hecho mérito de sobra para cargar con semejante descrédito, entre otras agachadas, por esta de sacarle el cuerpo en horas tan decisivas a una pulseada que – por ahora – habilita a Milei a producir despidos, cambio de tareas, jubilaciones forzadas y eliminación del derecho a huelga para los estatales.
Previsiblemente, los libertarios juegan fuerte a profundizar dicha grieta. El diálogo, auspiciado por la OIT, que impulsa Cordero – Secretario de Trabajo que responde al Grupo Techint – se perfila como una forma de salir del conflicto perpetuoy también, a la luz de la interna cegetista, en un recurso ideal para evitar que se imponga la línea dura, con Moyano y los kirchneristas a la cabeza, lo cual desembocaría en el paro de 36 horas que tanto vienen reclamando el sindicalismo combativo como las asambleas de base.
“Sólo el pueblo salvará al pueblo”
A cuatro décadas de la recuperación del orden constitucional, resulta evidente que la insatisfacción democrática crece. Los apologistas de las supuestas bondades de este sistema no hacen más que lavarle la cara cotejándolo con los horrores perpetrados por el último gobierno de facto.
Pero un riguroso análisis de la realidad socioeconómica actual permite advertir que hemos pasado de la abultada cifra de detenidos – desaparecidos a la incalculable de “desaparecidos sociales”, al decir del agudo sicólogo pichoneano Alfredo Moffatt.
Si se coincidiera con esta afirmación, no sería tan difícil aceptar que la ecuación concentración + escraches + pedradas + caceroleo, da como resultado el paquete de medidas de fuerza con que hoy cuenta nuestro pueblo para impedir la desaparición forzada de sus derechos.
Más aún cuando, analizándolo en frío, no cabe duda que el escenario montado por el Gobierno para evitar que el reclamo popular condicionara el voto parlamentario fue planificado política y militarmente con suma antelación, introduciendo en primer término una cuña en la cúpula de la central obrera y estrenando luego – con el seguro asesoramiento del sionismo genocida – una nueva tecnología disuasoria basada en productos químicos de alta agresividad, cuyo uso está prohibido en diversas partes del mundo “civilizado”.
Plenamente consciente de que la decisión esperada se adoptaría al caer la tarde – en coincidencia con la posibilidad de que, a la salida del trabajo, más gente nutriera la concentración -, tras una espera popular sostenida desde primera hora de la mañana del “Día D”, poco antes de oscurecer comenzó el despliegue principal del aparato represivo, cuyas armas fueron operadas por la oficialidad superior desde una segunda línea del cordón policial, inaugurando la novedad de evitar que los efectivos que quedaran expuestos cara a cara ante los manifestantes fueran persuadidos por estos para no reprimir (circunstancia que expusieron profusamente las redes sociales)
Así, la aplicación más radical del protocolo antirrepresivo desde que asumiera La Libertad Avanza, deja un saldo provisorio de 17 presxs recién excarcelados, 16 a quienes se deniega la excarcelación, y cientos de heridos, incluyendo una activista que debió ser traqueotomizada en el lugar de los incidentes.
En un contexto en que no hay leche para los niños, mueren pacientes oncológicos, crece la ola de suicidios ante el fantasma del desempleo y la hambruna, y en el que no hay reparo alguno en garrotear abiertamente a jubilados o parlamentarios con fueros, es absolutamente inconducente empeñarse en dilucidar si entre la multitud hubo compañeros anarquistas dispuestos a ejercer la acción directa frente a semejante ignominia.
Ante la tentación de convertirse en inspectores de revueltas, más vale reparar en los encapuchados con palos que terminaron deteniendo activistas sin cambiar su indumentaria, o después de producir desmanes fueron recibidos a cuerpo de rey por los uniformados detrás de las vallas, detalle que también registraron las omnipresentes cámaras alertas de nuestro pueblo.
En conclusión, la suma de todos estos argumentos nos conduce a considerar que, salvo por su modelo represivo, programáticamente la dictadura no fue peor que el gobierno de La Libertad Avanza.
De manera que, recapitulando, y lleve el tiempo que lleve, cada vez irá quedando más claro – al menos para quienes no se enreden en el chiripá de las formalidades institucionales -, que solo la rebelión popular cambiará las reglas de juego de esta tierra entrañable y maltratada, para habilitar un futuro vivible, en el marco de una verdadera democracia, participativa y plebiscitaria, en la que el pueblo de una vez por todas mande. –
(*): Frase del poeta revolucionario turco Nazim Hikmet.
Por Jorge Falcone-La Gomera de David