Misiones Para Todos

Socavones en Viña del Mar, una amenaza latente para los edificios de la ciudad costera

En Viña del Mar, la idílica imagen de su costa contrasta con una realidad subterránea alarmante: los socavones. El reciente hundimiento en la localidad de Reñaca evidenció la fragilidad de terrenos urbanizados sobre dunas, exacerbada por una urbanización descontrolada y la falta de ordenamiento territorial. Desde el impacto de lluvias intensas hasta deslizamientos en zonas vulnerables, estos eventos han puesto en riesgo tanto la infraestructura urbana como la seguridad de los residentes. La situación subraya la urgencia de políticas efectivas de conservación y planificación urbana que mitiguen estos riesgos y protejan los ecosistemas costeros.

En la madrugada del domingo 9 de junio, los residentes del edificio Euromarina II, en Reñaca, una localidad de la comuna de Viña del Mar, en la zona centro-oeste de Chile, tuvieron que evacuar debido a la aparición de un nuevo socavón.

Este hundimiento, que alcanzó una profundidad de al menos 30 metros –según confirmó el Servicio Nacional de Prevención y Respuesta ante Desastres (Senapred) del Gobierno chileno-, es una evidencia más de que Viña del Mar, conocida ciudad de encanto costero y vibrante vida cultural, enfrenta una creciente amenaza en su zona aledaña al mar: los socavones.

Los recurrentes deslizamientos de tierra ponen en peligro la infraestructura urbana y la seguridad de los habitantes de esta urbe chilena, más con la construcción de lujosas edificaciones sobre dunas en la zona afectada, lo que ha sido criticado por expertos y autoridades locales.

El director regional del Senapred de Valparaíso, Christian Cardemil, indicó a medios locales que “en un primer análisis se determinó que el socavón -producido el 9 de junio- tenía dimensiones de aproximadamente 15 metros de longitud por 30 metros de profundidad”.

Al mismo tiempo, el edificio Eurovista, situado en la misma área, sufrió el colapso de un conducto de alcantarillado, que causó la pérdida total de varios vehículos.

“Tenemos pérdidas de autos en los estacionamientos, ha caído mucho alud del cerro”, afirmó una de las vecinas del edificio afectado, al medio chileno T13.

Los carros en el parqueadero subterráneo de un edificio quedaron cubiertos de arena después de un deslizamiento masivo de tierra y fuertes lluvias en Viña del Mar, Chile 10 de junio 2024.
Los carros en el parqueadero subterráneo de un edificio quedaron cubiertos de arena después de un deslizamiento masivo de tierra y fuertes lluvias en Viña del Mar, Chile 10 de junio 2024. © Rodrigo Garrido, Reuters

Problema de vieja data

Los suelos del sector costero en Viña del Mar ya habían experimentado deslizamientos de tierra debido a las lluvias. Esto quedó evidenciado hace diez años, el 7 de junio de 2014, cuando se registró un socavón en esa misma área.

En ese momento, la zona centro-sur del país fue afectada por un fuerte sistema frontal, un fenómeno meteorológico que produce abundantes precipitaciones en poco tiempo. Como consecuencia, un colector de aguas lluvias en un cerro del sector de Reñaca colapsó, provocando un aluvión que arrasó con cuatro vehículos. Horas más tarde, el deslizamiento de tierra generó un socavón.

Carolina Martínez, doctora en geografía y directora del Observatorio de la Costa de Chile, explica a France 24 que la costa central de Chile, donde se ubica Viña del Mar, es una zona predominantemente rocosa con áreas arenosas intercaladas. Estas áreas contienen cuencas costeras, que han sido urbanizadas de manera desordenada y sin una planificación adecuada.

La región cuenta con un clima mediterráneo, que se caracteriza por estaciones muy diferenciadas: inviernos húmedos y veranos secos, lo que provoca la activación episódica de humedales y cursos de agua intermitentes durante las lluvias invernales.

Estas características geográficas y climáticas favorecen a la formación de campos dunares y humedales costeros de gran valor natural y cultural, como las dunas colgadas de Concón, un ecosistema que evolucionó durante unos 12 mil años y que alguna vez estuvo conectado con el mar.

Actualmente, estas dunas representan una pequeña fracción del campo dunar que, a lo largo de los años, ha sido en gran medida urbanizado, por lo que Martínez comenta:

En agosto de 2023, otro incidente tuvo lugar en la zona. Esta vez en el condominio Kandinsky. El suelo se desprendió a escasos metros del edificio, en el límite con Concón, generando un enorme socavón, que obligó a la evacuación inmediata de los residentes, quienes en su mayoría usaban estas instalaciones como su segunda vivienda.

Un mes después, ese mismo año, un segundo socavón apareció cerca de ese edificio, lo que obligó a evacuar a más de 200 personas de cuatro construcciones en la zona. El nuevo socavón fue provocado por deslizamientos de tierra debido a la intensa precipitación en un corto período de tiempo.

La ministra Obras Públicas, Jéssica López, subrayó dos causas principales para estos incidentes: la construcción en zonas dunares y el cambio climático, que alteró los patrones de lluvias; y enfatizó:

Urbanización descontrolada y mala gestión del agua, factores claves

Uno de los componentes más críticos que contribuyen a la formación de socavones en Viña del Mar es la rápida y descontrolada expansión urbana.

La ciudad experimentó en los últimos años un crecimiento poblacional significativo. Según el último Censo Poblacional del Instituto Nacional de Estadísticas de Chile (INE), en 2017 se constataron 334.248 habitantes frente a 289.970 registrados por el INE en 2012.

Esto conlleva una expansión acelerada de áreas residenciales y comerciales. El crecimiento no siempre fue acompañado de una planificación adecuada ni de estudios geotécnicos exhaustivos, esenciales para garantizar la estabilidad del suelo en las zonas de construcción.

En este sentido, la experta señala que en Viña del Mar, “se ha reducido la superficie de humedales costeros debido a la urbanización, la alteración en cuencas hidrográficas ha alterado el caudal y los sedimentos para alimentar las playas de la región”.

Y agrega que la falta de un Ordenamiento Territorial específico “ha permitido la proliferación de asentamientos formales e informales en áreas costeras, lo que degrada aún más estos frágiles ecosistemas”.

El Plan Regulador de Viña del Mar, que data de 2016, está actualmente en proceso de actualización. Sin embargo, los expertos señalan que es fundamental que esta nueva versión tenga consideraciones sobre áreas de riesgo, que no se han abordado previamente como incendios y otros fenómenos derivados del cambio climático.

Gabriel Muñoz, abogado del movimiento Duna Viva, organización creada para la conservación del Campo Dunar de Concón, advierte que las Dunas de Concón enfrentan su mayor amenaza debido a la intervención humana en diversos niveles, una situación que su organización ha denunciado de manera persistente a lo largo de los años.

Muñoz destaca que la depredación generada por la industria inmobiliaria es particularmente devastadora para el campo dunar, siendo esta una de las principales preocupaciones de Duna Viva. La falta de regulación adecuada y la complicidad han tenido consecuencias graves, provocando, en palabras de Muñoz, “un daño irreparable a un ecosistema milenario”.

Lujosos edificios costeros se ven cerca de las dunas en Concon, Chile 19 de junio 2024.
Lujosos edificios costeros se ven cerca de las dunas en Concon, Chile 19 de junio 2024. © Rodrigo Garrido, Reuters

La Política Nacional de Uso del Borde Costero de 1994 sólo reconoce un ancho de hasta 200 metros de la costa, el cual se ha visto reducido debido a la erosión costera. Esto ha dejado sin protección a ecosistemas importantes como los campos dunares y humedales costeros.

Martínez indica que esta situación ha facilitado el crecimiento urbano descontrolado, permitiendo que proyectos inmobiliarios especulen y exploten la costa para segundas residencias y un turismo poco sustentable. Un ejemplo claro es el campo dunar de Concón, donde, a pesar de los recientes socavones que han afectado a edificios, la construcción continúa intensamente:

En cuanto a los impactos específicos en Viña del Mar, la experta destaca que, aunque la ciudad atrae turismo internacional, es crucial reconsiderar la gestión de sus recursos bioculturales para garantizar la sustentabilidad a largo plazo:

Estudios recientes subrayan que el 86% de las playas chilenas enfrentan severa erosión costera, retrocediendo más de dos metros por año desde 2015, coincidiendo con un aumento en la sensibilidad a las marejadas y una mayor urbanización en áreas vulnerables como dunas y humedales. Para Martínez, “esto subraya la urgencia de adoptar medidas efectivas de conservación y planificación territorial que protejan estos ecosistemas críticos”.

Los campos dunares y los peligros que enfrentan

El medio de comunicación La Tercera informó, en 2001, sobre un estudio titulado Indicadores geomorfológicos de la fragilidad de paleodunas, dirigido por la Universidad Católica de Chile, que advirtió sobre los riesgos asociados a la construcción en el área de las dunas de Concón, enfatizando la posibilidad de formación de socavones debido a la carga de infraestructura inmobiliaria sobre estos campos dunares.

El estudio mostró que, “la fragilidad de las dunas antiguas (…) provoca su desestabilización y desencadena procesos geomorfológicos, que aceleran su transformación y degradación”.

Según Muñoz, las dunas en Viña del Mar enfrentan múltiples amenazas debido a la urbanización descontrolada y la actividad humana intensiva. Además, destaca la urgencia de detener la construcción descontrolada de edificios, que a menudo viola o manipula la legalidad.

El abogado de Duna Viva indica que, “la construcción de edificios de manera indiscriminada, violando o torciendo la legalidad, debe ser perseguida con todas sus fuerzas”. Desde la organización realizaron una denuncia por daño ambiental contra la Inmobiliaria Vimac y su edificio Alto Santorini II, contiguo al edificio Kandinsky.

Afirma también que la falta de una normativa sólida para la protección de las dunas ha permitido que intereses económicos prevalezcan sobre la conservación ambiental. En sus palabras, “la ausencia de políticas claras de conservación y de manejo adecuado del litoral ha facilitado la depredación de nuestras dunas, poniendo en riesgo no solo el equilibrio ecológico sino también el bienestar de las comunidades que dependen de estos ecosistemas”.

La doctora en Geografía advierte sobre la creciente amenaza de eventos extremos, especialmente lluvias intensas, que han afectado tanto el extremo norte, con el edificio Kandinsky; como el extremo sur, con el edificio Euromarina II:

Aunque se intentó proteger una parte menor del campo dunar nombrándolo ‘Santuario’ hace ya varias décadas, estos esfuerzos no han sido suficientes. Según Martínez, el Servicio Nacional de Geología y Minería (Sernageomin) emitió informes técnicos en 2005 y 2012, que no fueron considerados al autorizar los permisos de edificación. “Hace décadas que existen estudios científicos que han alertado al respecto”, finaliza la experta.

A medida que Viña del Mar lucha por contener los estragos de los socavones, la urgencia de políticas efectivas de conservación y ordenamiento territorial se vuelve necesaria. La protección de los frágiles ecosistemas costeros y una planificación urbanística más responsable no solo son necesarias para mitigar el riesgo actual, sino también para preservar el futuro sostenible de esta icónica ciudad costera.

Por Lisandro Concatti-France24