La oposición analiza la presentación de pedidos de informes y hasta una denuncia penal por utilizar recursos del Congreso para la visita a los represores condenados.
Martín Menem utilizó una camioneta de la Cámara de Diputados para la expedición de seis legisladores libertarios al penal de Ezeiza, con el propósito de visitar a Alfredo Astiz y otros represores condenados por crímenes de lesa humanidad.
A través de una investigación exclusiva, LPO pudo determinar que el riojano dispuso el uso de la Renault Master Blanca, patente MBI 546, un vehículo que pertenece al Congreso nacional.
El dato reviste especial importancia porque, tras la revelación de LPO sobre la visita de los diputados a los genocidas, diferentes bloques opositores empezaron a preparar pedidos de informes y hasta una denuncia penal. “Utilizaron recursos del Estado, en manos de un gobierno constitucional, para reivindicar a quienes atentaron contra la democracia y contra la sociedad con sus crímenes”, deslizaban en los pasillos de la Cámara Baja.
Hasta la publicación de esta nota, Menem había intentado despegarse del viaje a Ezeiza. Sin embargo, LPO supo que su sobrino y secretario en el despacho, Federico Sharif Menem, fue el encargado de registrar los nombres de quienes se subirían a la camioneta.
Para colmo, fuentes parlamentarias dijeron que la comitiva de diputados fue acompañada por el Director de Ceremonial de la Cámara de Diputados, Aníbal González.
En ese sentido, un diputado libertario le dijo a LPO que el riojano no puede alegar falta de conocimiento. “¿Usaron una camioneta de la Cámara, su sobrino anotaba los pasajeros y va a decir que no sabía nada?”, ironizó.
El escándalo detonó, además, una crisis interna en la bancada conducida por Gabriel Bornoroni y el propio Menem. Tan es así que crece el malestar de quienes no están de acuerdo con la iniciativa impulsada por Beltrán Benedit, el ideólogo de la excursión. Incluso, una de las legisladoras denuncia haber sido embaucada con mentiras o verdades a medias para que se subiera a la combi.
Por Pablo Dipierri-LPO