Misiones Para Todos

Acerca de “la naturaleza humana”

El presidente Javier Milei no deja de sorprendernos con sus incoherencias, sus afirmaciones que no se sostienen y sus presuntos conocimientos de la historia de la humanidad y sus alrededores.

En un reportaje reciente afirmó que en la historia de la humanidad  “la pobreza fue la condición natural del hombre”.
Qué libros de historia universal habrá leído? Qué libros de antropología? Qué libros de sociología?  Qué libros de filosofía?

El hecho es que Milei atrasa.

El ser humano ha sido definido por el filósofo griego Aristóteles (384 a.C. – 322 a.C.)  como “zoon politikon”, esto es,  animal político, que vive en la polis, en comunidad con otros seres humanos, seres sociales. La afirmación de Aristóteles tiene hoy aceptación universal.

Por su parte, el filósofo romano Cicerón (106 a.C. – 43 a.C.) se interrogaba sobre las diferencias existentes entre distintos seres humanos y concluyó que esas diferencias eran análogas a las existentes entre distintos campos de cultivo.

En ese momento nació el concepto de cultura: los seres humanos se diferencian según su cultivo.

Pero hubo que esperar más de 1.900 años para que haya una definición de cultura pacíficamente aceptada; inicialmente en los principales países europeos y, actualmente, en todo el mundo..

En 1871, el antropólogo inglés inglés Edward Tylor (1832 – 1917) definió a la cultura como “ese todo complejo que comprende el conocimiento, las creencias, el arte, la moral, la ley, la costumbre y otras facultades y hábitos adquiridos por el hombre en cuanto miembro de la sociedad”. En “ese todo complejo” no se incluye a “la naturaleza”.
Alfred Kroeber (1876 – 1960), reconocido como “decano de los antropólogos norteamericanos”, en su obra “Superorganic”, definió a la cultura como un fenómeno “extra somático y supra biológico”: es decir, que  actúa desde afuera de los individuos humanos y no se reproduce por medios biológicos, sino por mecanismos sociales y culturales.

En 1922 el filósofo alemán Oswald Spengler (1880 – 1932) publicó la segunda parte de su obra “La Decadencia de Occidente” y con ella demolió las posturas “naturalistas” que pretendían explicar el comportamiento humano.
Spengler afirmó que “la naturaleza humana es un concepto zoológico o una palabra vana”.

En 1949, el antropólogo estadounidense Leslie White (1900 – 1975), docente de la Universidad de Michigan, publicó “La Ciencia de la Cultura” donde reivindicó la necesidad de la “culturología”, esto es, el estudio científico de la cultura como objeto de conocimiento.

A esta altura de la evolución de las ideas es un despropósito afirmar  “la naturaleza humana”.

“Naturalizar” significa considerar por ignorancia o mala intención que un hecho social y cultural es análogo a un fenómeno de la naturaleza.

No es “natural” que la señora de estirpe aymará venda limones en la estación Retiro.

No es “natural” que haya niños pidiendo limosnas en los subterráneos de Buenos Aires.

No es “natural” que desaparezca un niño en la provincia de Corrientes.

No es “natural” que haya centenares de miles de personas, en todo el país, sin trabajo, sin vivienda, sin alimentos.
Los fenómenos naturales difieren de los hechos sociales y culturales.

Los primeros se expresan con verbos impersonales. “Llueve”, “nieva”, “hubo un terremoto”, ….pero no hay ninguna persona que produzca esos acontecimientos. Decimos que esos fenómenos “suceden”, “ocurren”, ….

Pero cuando por ignorancia o mala intención se naturaliza un hecho social y cultural, cuando se lo despersonaliza, se crean  las condiciones que posibilitan, por ocultamiento, la explotación de los sectores sociales vulnerados.

Los seres humanos son los únicos seres vivos que comprenden e intercambian el significado de los símbolos. El lenguaje, – la lengua y el habla -, es resultado de la evolución social y cultural y de ninguna manera la conclusión de un proceso natural.

Ningún animal puede comprender la diferencia entre un hermano, un primo y un cuñado; tampoco comprender un simple razonamiento matemático.

Los seres humanos hace decenas de miles de años que tomaron distancia de “la naturaleza”: su hábitat es la cultura.

No es natural que en algunos países se hable inglés, chino, castellano, o cualquier otro idioma. Es consecuencia de un proceso histórico cultural.

Queda claro que los “naturalistas” mienten a sabiendas y con su mentira pretenden redireccionar en su beneficio el sentido común de la sociedad. Aquí ocurre uno de los combates decisivos de la llamada Batalla Cultural.

Por Bernardo Maresca