El área de comunicaciones es la más importante para el Gobierno. Pero está llena de contradicciones.
La estabilidad emocional del gobierno nacional se ha tensado en las últimas semanas producto de las complicaciones económicas.
A la suba del dólar blue, las ventas de reservas para sostener la brecha cambiaria, las discusiones con los bancos por los PUTs y el pasaje de la deuda del Banco Central al Tesoro se le sumaron las indómitas declaraciones de Luis Caputo diciendo al mismo tiempo que los argentinos van a tener que vender sus dólares para pagar impuestos y que se sacó el oro del país porque en el BC no da retornos. Una buena noticia fue el aumento en el Estimador mensual de actividad económica del 2,3% interanual, pero solo explicado por la cosecha de granos (103,3%). Ya no nos salva ni la lluvia.
Teatro de las apariencias. Frente a las turbulencias, mantenerse en el centro de la escena política es más primordial que nunca para un gobierno que intentar buscar que los titulares de los medios se alejen del panorama económico. Para mantener la centralidad comunicacional, el esquema de Javier Milei desde el primer día que pisó un set televisivo, ha sido la construcción de planteos asertivos disruptivos que multipliquen la conversación irónica. Esa fue y es la lógica aunque ahora haya que romper relaciones diplomáticas con medio mundo.
Sectores del peronismo bonaerense observan con atención el impacto de Villarruel en el Conurbano
El área de comunicaciones es la que más importancia tiene para el Gobierno, y probablemente el que más estructura generó en estos meses anarcocapitalistas. Dentro de las estrategias planteadas, ya se puede empezar a dudar sobre la eficacia del seissieteochismo. Los periodistas ultraoficialistas solo les pueden hablar a los convencidos. Por eso se busca fortalecer con recursos materiales y simbólicos a la guerra de guerrilla comunicacional basada en los canales de streaming y obviamente las redes sociales. Para lograr esto se deben multiplicar la nómina de enemigos, tener a quién domar.
Sin embargo, tampoco se trata de descuidar los canales clásicos como la radio y la televisión, los mayores de 50 años todavía prenden un rato las noticias antes de sumergirse en Netflix y similares. A pesar de la dispersión de las señales, un punto de rating puede igualar a la sumatoria de todos los canales de streaming, sobre todo en el prime time. Aquí hay una contradicción para adentro del Gobierno. Por una parte, hay un reclamo para que funcionarios y legisladores vayan a los medios para defender al Gobierno, pero al mismo tiempo cualquier declaración que se corra por un milímetro de la doctrina mileinista es castigado con la excomunión del culto libertario. De este modo la comunicación del Gobierno queda en manos de políticos outsiders como Lilia Lemoine, que más allá de su cercanía a Milei no está a “tiro de decreto”.
El caso de Julio Garro es emblemático ya que sus declaraciones sobre que Lionel Messi y Enzo Fernández debían pedir disculpas por sus cantitos sobre la selección francesa se podían considerar completamente por fuera de los debates sobre el itinerario del Gobierno. No obstante, en medio de ataques recibidos vía X, un reposteo del Presidente alcanzó para sellar el destino del exintendente de La Plata. Al final del día las redes sociales son como los antiguos circos romanos, donde se espera la indicación del emperador. Es difícil pensar que a futuro más miembros del gabinete estén interesados en participar de entrevistas con periodistas, donde además hay que dar cuenta de los gramos de libertarianismo en sangre.
Cuadros adentro de cuadros. La excepción en la homogeneidad comunicacional oficialista pretendida es Victoria Villarruel, que en plena discusión sobre si los cantos de festejo de la Selección eran racistas o no, realizó un largo posteo que vale la pena reproducirlo textualmente: “Argentina es un país soberano y libre. Nunca tuvimos colonias ni ciudadanos de segunda. Nunca le impusimos a nadie nuestra forma de vida. Pero tampoco vamos a tolerar que lo hagan con nosotros. Argentina se hizo con el sudor y el coraje de los indios, los europeos, los criollos y los negros como Remedios del Valle, el sargento Cabral y Bernardo de Monteagudo. Ningún país colonialista nos va a amedrentar por una canción de cancha ni por decir las verdades que no se quieren admitir. Basta de simular indignación, hipócritas. Enzo yo te banco, Messi gracias por todo! ¡Argentinos siempre con la frente alta! ¡Viva la Argentinidad!”.
Villarruel vuelve a colocarse en la escena planteando una terminología propia del nacionalismo que centra su narrativa en la soberanía y en la integración. El texto no finaliza con el VLLC! clásico de Milei, sino que hace una mención a la argentinidad, término menos habitual por sobre la esperable mención de la patria.
La posibilidad de que Villarruel comience a interesar no solo a votantes de Milei decepcionados, sino también a los habitantes de cinturón de óxido del conurbano bonaerense está latente y es objeto de conversaciones en el peronismo menos disciplinado a los dogmas. La lealtad –ej. desempatar en la votación de ley Bases en el Senado– u ofrecerse como alternativa dentro del mundo de la derecha, no parecen contradicciones para la vicepresidenta.
Frente a la lupa china. Hay que observar que las críticas a la Francia colonial de la vicepresidenta se emparentan con la que viene realizando Giorgia Meloni. La actual presidenta del Consejo de Ministros italiana dijo en 2019 –y lo continuó diciendo– que Francia saqueaba la riqueza de los países africanos de la Comunidad Financiera Africana (CFA) a través del sistema monetario del franco, por lo cual el país de Moliere se quedaría con el 50% de las exportaciones de catorce países africanos. La queja de Meloni no apuntaba tanto a la preocupación sobre el bienestar de los habitantes de África, sino a la cadena causal que lleva a que miles de africanos prefieran arriesgar su vida en el mar para emigrar a los países del sur de Europa. Actualmente hay en tres de los países castigados por las prácticas monetarias de Francia una rebelión anticolonial de La Alianza del Sahel: los gobiernos de Mali, Níger y Burkina Faso planean reemplazar el franco CFA por una moneda común. China obviamente observa con atención los acontecimientos.
Por Carlos De Angelis