Los organizadores de la marcha afirman que el descontrol del número de turistas está provocando una caída de los salarios, pérdida de calidad de vida y un aumento del precio de la vivienda.
Miles de personas se han manifestado en Mallorca contra lo que dicen que son las repercusiones negativas del turismo excesivo. Los organizadores de la marcha afirman que el número incontrolado de turistas está provocando una caída de los salarios, pérdida de calidad de vida, ruido y un aumento del precio de la vivienda, tanto para alquilar como para comprar.
“Ha llegado el momento de decir basta. Queremos medidas concretas para limitar y disminuir la llegada de turistas y mejorar el bienestar de la población local”, afirma Pere Joan Feminia, portavoz de la plataforma “Menos turismo, más vida”, organizadora de la protesta.
Los manifestantes marcharon bajo el lema ‘Cambiemos de rumbo: pongamos límites al turismo‘ en una acción a la que se sumaron otras 110 organizaciones cívicas.
“Desde que vivimos aquí, hemos visto el ritmo al que ha crecido el turismo, de forma descontrolada e insostenible“, señalaba un manifestante.
La manifestación, en plena temporada turística, pretende ser “un punto de inflexión, un golpe sobre la mesa y el inicio de acciones y movilizaciones en las cuatro grandes islas baleares, no solamente en Mallorca”, explicaron los organizadores.
El año pasado, la autoridad aeroportuaria AENA señaló que las salidas y llegadas al aeropuerto de Palma de Mallorca, solamente en julio, aumentaron un 5,9% en comparación con el mismo mes de 2022, con 4,3 millones de personas que pasaron por el aeropuerto.
Esto significa que Palma de Mallorca fue el tercer destino de verano más popular de España, por detrás de Madrid y Barcelona.
Entretanto, a principios de este mes, miles de barceloneses también protestaron contra el impacto del turismo excesivo.
Unas 3.000 personas congregadas por más de 140 organizaciones salieron a la calle, rociando a los turistas con agua y gritando: “turistas, marchaos a casa“. Así, se bloquearon simbólicamente las entradas de hoteles y restaurantes.
Los manifestantes exigían medidas antes de una temporada estival que, según los expertos, batirá plusmarcas en la capital catalana y en la región de Cataluña. Barcelona es la ciudad más visitada de España, con 12 millones de visitantes al año, muchos de los cuales llegan en cruceros.
El aumento de visitantes ejerce presión sobre los servicios sanitarios, la gestión de residuos, el suministro de agua y la vivienda, en detrimento de los residentes. El aumento de la construcción de hoteles y viviendas está poniendo en peligro los lugares históricos, la biodiversidad y los recursos naturales.
El Ayuntamiento ha votado recientemente a favor de aumentar la tasa turística hasta 4 euros por persona, al día, a partir de octubre.
Uno de los efectos más acuciantes del turismo en España es la falta de vivienda y la subida de los precios de los alquileres. A principios de año, los malagueños expresaron su frustración llenando el centro de la ciudad de pegatinas en las que decían a los visitantes lo que pensaban de ellos.
La ciudad de la Costa del Sol ha sido durante mucho tiempo un destino popular para los visitantes extranjeros, gracias a su clima soleado y un coste de vida relativamente bajo. Sin embargo, con la llegada de los nómadas digitales, la situación de la vivienda se ha vuelto crítica.
Es una historia que se repite en todo el país, donde los propietarios han desahuciado a residentes de larga duración en favor de turistas o han subido los alquileres para que solamente los nómadas digitales con altos ingresos puedan permitírselos. En las últimas semanas se han producido protestas contra el turismo excesivo en España, en lugares como Ibiza, Málaga y Menorca, entre otros.
Las islas Canarias viven una situación igualmente drástica
Los activistas afirman que los más de 10 millones de visitantes extranjeros que pasan sus vacaciones en el archipiélago canario cada año están arruinando la vida allí. Se dice que los habitantes duermen en coches y cuevas debido a la subida de los precios de la vivienda.
Según una organización local, las islas se están “colapsando social y medioambientalmente” por la presión.
Sin embargo, el turismo es un gran negocio para España. Según ‘Exceltur’, el turismo supuso el 71% del crecimiento real de la economía española el año pasado. Además, el consumo de los no residentes representó casi un tercio del crecimiento del 2,5% de España en 2023, según el BBVA, pero muchos españoles afirman que no se benefician de ello.
Reacción europea
El turismo excesivo no se limita a las islas Baleares. Muchos países y ciudades de Europa han establecido tasas turísticas, como Venecia, que también ha prohibido la entrada de cruceros en su amenazado sistema de canales.
En Ámsterdam, las autoridades y los habitantes llevan meses intentando que los turistas, en su mayoría británicos, se mantengan alejados de la ciudad. En Atenas, el alcalde de la capital griega anunció un estudio de la capacidad turística para establecer los límites de la ciudad y recopilar datos sobre los alquileres a corto plazo y los hoteles.
Aunque el problema parece global, es España la que lidera la lucha popular. El año pasado, en un grafiti reivindicativo contra el turismo excesivo en Barcelona se podía leer una contundente declaración de intenciones: “Escupimos en tu cerveza. Salud“.
Por Euronews con EBU