Los asesinatos del líder político de Hamás y del número tres de Hezbolá han puesto a Medio Oriente al límite. A la espera de las represalias anunciadas por Irán y Hezbolá contra Israel, EE. UU. ha movilizado su aparato militar, mientras la diplomacia internacional intenta evitar una escalada regional.
Medio Oriente está al borde de una guerra total. Una serie de hechos violentos ocurridos a finales de julio: el ataque israelí en Beirut que mató al número tres de Hezbolá, Fuad Shukr, y el asesinato en Teherán del líder político de Hamás, Ismael Haniyeh, han puesto a Israel en la mira.
Dos de las potencias armadas más fuertes en Medio Oriente, una estatal (el cuerpo de la Guardia Revolucionaria iraní) y otra no estatal (la milicia chií libanesa Hezbolá), han prometido vengar esas muertes con una respuesta “calculada” y en el “momento preciso”, elevando la tensión e incertidumbre en toda la región.
La comunidad internacional ha llamado a la calma a las partes para evitar una escalada, cuyas consecuencias impactarían a todo Medio Oriente. La pregunta ahora es cuál es la vía para contener el conflicto y evitar una guerra regional total.
El asesinato de Haniyeh, una agresión al territorio iraní
El derecho a defenderse y responder es una de las cuestiones que más complica los esfuerzos diplomáticos para intentar detener una guerra a gran escala, que parece inevitable.
En las conversaciones con los jefes de la diplomacia de países como Egipto, Jordania y Arabia Saudí, las autoridades iranies han apelado a su derecho a responder a Israel al considerar que el asesinato en Teherán del líder político del grupo palestino islamista Hamás, Ismael Haniyeh, es una agresión armada contra su territorio.
El mensaje de Irán es que Haniyeh era su invitado, y por lo tanto, su asesinato, en el día de la investidura del presidente Masoud Pezeshkian, es “una provocación demasiado grande como para pasarla por alto”.
El ayatolá Ali Jamenei también lo ha dejado claro al dar luz verde a un ataque contra Israel. Para Jamenei, dejar el asesinato sin respuesta, a los ojos de los líderes políticos de Irán, mostraría una postura débil y podría envalentonar a sus enemigos.
La pregunta sigue siendo si esta respuesta logrará sus objetivos o si Israel y sus aliados lograrán contrarrestarla. Los bombardeos sin precedentes el 13 de abril, cuando Irán envió más de 300 misiles y drones contra Israel en represalia por el asesinato de altos oficiales iraníes en el consulado iraní en Damasco, tuvieron una respuesta limitada. La mayoría de los proyectiles fueron interceptados, con ayuda de los esfuerzos de Estados Unidos, Reino Unido, Jordania e Israel, pero algunos lograron causar daños en diversas instalaciones militares y de inteligencia.
En abril, Teherán quería enviar una señal sin acercarse a causar el máximo daño posible. Esta vez, Irán puede pensar que para tratar de lograr la disuasión se requerirá un ataque más doloroso.
¿Ante un ataque combinado contra Israel?
Los esfuerzos diplomáticos han sido infructuosos. Hasta ahora no se ha conseguido parar la creciente tensión regional ni suavizar la postura iraní. Así pues, Estados Unidos se está preparando para desplegar aviones de combate en Medio Oriente en un intento de disuadir a Teherán.
El Pentágono ha enviado ya un escuadrón de cazas para reforzar a la fuerza aérea de Israel. Además, el Departamento de Defensa ha ordenado el envío de buques de guerra y destructores a la región. Las embajadas han pedido a sus nacionales residentes en Líbano que se marchen de inmediato, y muchas compañías aéreas internacionales han cancelado sus vuelos a Beirut, Tel Aviv y Teherán.
En resumen, se están preparando para enfrentar un posible ataque más amplio que el de abril que podría involucrar a Hezbolá y otros grupos del eje de la Resistencia.
En su último discurso, el secretario general de Hezbolá, Hassan Nasrallah, advirtió de que “nuestra respuesta llegará, sola o como parte de una respuesta colectiva de todo el frente (de la Resistencia)”.
Para la milicia chií libanesa, Israel ha cruzado las líneas rojas con el ataque a Beirut el 30 de julio que mató al alto comandante Fuad Shukr. En el ataque murieron también cinco civiles y un miembro de la Guardia Revolucionaria iraní. Desde entonces, se han intensificado los enfrentamientos fronterizos con ataques con drones y cohetes contra el norte de Israel, mientras el ejército israelí ha bombardeado, desde aviones de combate y con fuego de artillería, las localidades fronterizas libanesas. Pese a la renovación de las tensiones fronterizas, las represalias anunciadas por Hezbolá no se han llevado a término aún.
La respuesta tardía de Hezbolá e Irán podría justificarse ante una posible acción conjunta. El asesinato de Haniyeh tuvo lugar tras la toma de posesión de Pezeshkian. A la ceremonia de investidura también fueron invitados a Teherán otros líderes de la Resistencia. El mensaje de Israel fue claro: cualquiera podría ser un objetivo y ser asesinado.
“Esto ha puesto a todo el eje de la Resistencia en una posición defensiva en la que las represalias son necesarias, tanto para vengar los asesinatos de Haniyeh y Shukr, como para disuadir a Israel de matar a otros líderes proiraníes, como Hassan Nasrallah, o el general Ismail Ghaani, el comandante de la Fuerza Quds, brazo militar del CGRI de las operaciones exteriores de Irán, o Abdull Malik al Houthi, del grupo yemení Ansarullah”, explica a France 24, Bashar Al Lake, analista político cercano a Hezbolá.
¿Quiénes son los grupos del eje de la Resistencia?
El Eje de Resistencia es una alianza militar y política antiisraelí, formada por numerosas organizaciones paramilitares, bajo el liderazgo de Irán.
Estos grupos se formaron hace décadas, pero han recuperado su protagonismo desde el 7 de octubre, con el ataque letal de Hamás a Israel que condujo a la invasión israelí de Gaza y a una de las guerras más sangrientas que ha vivido la región.
El “partido de Dios” (Hezbolá) fue creado en los años 80 por la Fuerza Quds, como contrapeso de poder chií en medio de la guerra civil libanesa. Es la organización paramilitar más fuerte de Medio Oriente, que cuenta con más de 40.000 combatientes, según el Departamento de Estado de EE. UU. Irán ha armado y entrenado a combatientes de Hezbolá e inyectó cientos de millones de dólares al grupo.
Los otros grupos están activos en los Territorios Palestinos, Irak, Siria y Yemen.
En Irak, se agrupan bajo el paraguas de la Resistencia Islámica en Irak, siendo Kataeb Hezbolá, creada en 2007, uno de los miembros más poderosos. Otros grupos destacados que forman parte de esta organización son Asaib Ahl al-Haq y la Organización Badr.
En Yemen, los hutíes son un grupo armado chií que surgió de la secta Zaydi en el norte del país, también conocidos como Ansarallah, en la década de 1990. Los hutíes se rebelaron contra el gobierno de Yemen en 2014 y finalmente tomaron el control de la mayor parte del país. Curiosamente, los hutíes nunca habían participado directamente en ataques contra objetivos estadounidenses o de sus aliados, pero esto cambió con la guerra israelí contra Hamás en Gaza.
En los territorios palestinos, la Yihad Islámica y Hamás, aunque son de la secta musulmana suní, mientras el resto de los grupos son chiíes, comparten el sentimiento antiisraelí. Su estratégica posición geopolítica, sumada a la causa palestina, ha hecho que reciban el apoyo militar y la financiación de Irán para continuar su lucha contra el estado de Israel.
Siria es el único estado que es miembro del eje de la Resistencia. La relación entre Irán y el régimen de Bashar al Assad en Siria es una alianza estratégica. Cuando el Gobierno de Al Assad fue desafiado por los grupos rebeldes sirios en 2012, algo que llevó a una guerra civil, el CGRI entró en acción para garantizar la supervivencia del régimen sirio. Se cree que cientos de comandantes y oficiales del CGRI, así como combatientes del Hezbolá libanés están presentes en Siria, lo que se convierte en una amenaza para Israel.
Posibles escenarios de las represalias de Irán
Fuentes militares consultadas por France 24 estiman que Teherán no se limitará a lanzar misiles y drones desde su territorio, porque estos últimos tardarían varias horas en alcanzar sus objetivos en Israel. “Este retraso ofrece a Israel y a sus aliados internacionales la posibilidad de interceptarlos sobre países vecinos como Líbano, Siria, Jordania e Irak, como ocurrió el 13 de abril”, señala el coronel retirado, George El Khoury.
Según el analista militar libanés, Irán y sus aliados “podrían lanzar andanadas de misiles y drones explosivos desde el sur del Líbano y Siria, alcanzando sus objetivos en cuestión de minutos, lo que reduciría la capacidad de Israel para montar una defensa eficaz”. Sin embargo, “esto no descarta la posibilidad de que se lancen misiles y drones adicionales desde territorios iraníes, iraquíes y yemeníes”, agrega.
Irán y sus aliados buscan que la respuesta sea eficaz y calculada y no solo simbólica, por lo que, en última instancia, se verá en el campo de batalla.
Por Ethel Bonet-France24