El segundo día de la Convención Nacional Demócrata estuvo marcada por la aparición estelar de uno de los dúos políticos más icónicos de la facción, Michelle y Barack Obama, que protagonizaron su discurso más enérgico en favor de la campaña presidencial de la vicepresidenta Kamala Harris, además de salir de su tradicional papel conciliador para dirigirse en contra de Donald Trump, a quien atacaron utilizando comentarios retóricos y alegorías hacia sus “fijaciones”.
Los Obama eligen a Kamala Harris como su heredera política. Como si de un segundo pase de estafeta simbólico se tratará, el expresidente Barack Obama erigió uno de los discursos más emotivos y activos de la Convención Demócrata en EE. UU., apelando a la carrera política de la candidata a la Casa Blanca, a quien conoce desde hace 20 años, recordando su apoyo en su primera elección y haciendo una similitud entre su figura y la de Harris.
“Estados Unidos está listo para un nuevo capítulo. Estados Unidos está listo para una mejor narrativa. Estamos listos para la presidenta Kamala Harris”, dijo el exmandatario, modificando su tradicional “sí, nosotros podemos”, eslogan con el que llegó a la Presidencia dos veces, con un “sí, ella puede”, afianzando simbólicamente su confianza en la candidatura de la actual vicepresidenta.
El primer presidente afroamericano en la historia de Estados Unidos mostró así su respaldo total a la que podría ser la primera presidenta mujer en el país. Lejos del momento en donde buscaba traspasar un poco de su aura política a la nominada demócrata, Obama también tuvo minutos para el elegido del otro lado del espectro político, Donald Trump, a quien redujo a ser un “vecino molesto” con una “extraña obsesión con el tamaño de las multitudes”.
Pero antes de Barack se presentó Michelle Obama, que fue la primera en pisar la tarima en el United Center de Chicago, su lugar de nacimiento y hogar político de su esposo. La ex primera dama desenfundo la espada en un discurso altamente elocuente, pero hostil en contra del nominado republicano a la Presidencia, a quien señaló por su narrativa en contra de las minorías.
“¿Quién le va a decir que el puesto al que se postula actualmente es quizás uno de esos ‘trabajos para negros’?”, sentenció Michelle Obama, envuelta en aplausos de los delegados y figuras presentes en el evento. “La esperanza está de vuelta”, añadió en referencia a que, con Harris a cargo, Estados Unidos tendría un recuerdo vivo de aquellos ocho años de la Administración de Obama, objeto de nostalgia para un amplio sector demócrata.
El recuerdo del 2008 en 2024
Desde el tambaleo discursivo del actual presidente estadounidense, Joe Biden, en su debate televisado contra Trump, dentro del seno demócrata surgieron decenas de dudas sobre si las aspiraciones de reelección del mandatario empataban con los intereses, y las posibilidades de victoria, de los demócratas. Varios legisladores y figuras históricas del partido expresaron sus cuestionamientos.
“Las malas noches de debate ocurren. Créanme, lo sé”, defendió entonces Obama en sus redes sociales pocas horas después de la cuestionada actuación de Biden en el debate del 27 de junio, un mensaje de apoyo total y respaldo a la candidatura del que fuera su antiguo compañero de fórmula en 2008 y 2012.
Pero conforme las dudas en las entrañas demócratas aumentaban, las expresiones públicas del expresidente se reducían al mínimo. Durante las semanas posteriores al debate, ni Barack ni Michelle salieron al ojo público para volverse a expresar sustancialmente sobre la campaña de Biden, llevando a que algunos diarios estadounidenses informaran que, de hecho, los Obama encabezaban las peticiones internas para que el presidente de 81 años se retirará de la contienda.
Al final, las presiones dieron resultado, Biden anunció su renuncia a la carrera presidencial el 21 de julio y dejó consigo el apoyo explícito a su vicepresidenta para que fuera su heredera en la nominación demócrata. Los Obama no respondieron inmediatamente a la aspiración presidencial de Harris, levantando un ambiente de incertidumbre.
Después de días de especulación sobre el porqué la expareja presidencial no había respaldado públicamente a Harris aún, aunado a la falta de personalidades demócratas que quisieran competir, los Obama hablaron: apoyaban en su totalidad la campaña de la vicepresidenta.
“Aunque usted pidió un proceso abierto y… los demócratas han puesto en marcha un proceso abierto, parece que la gente cree firmemente que usted debe ser nuestra candidata,”, dijo el expresidente en una llamada a Harris difundida en redes sociales por el propio equipo de la ahora nominada demócrata.
Tras el apadrinamiento de los Obama a Harris, su campaña comenzó a tomar una fuerza inesperada, tanto dentro como fuera del partido. Las recaudaciones de fondos para la vicepresidenta han llegado a cifras récord y algunas encuestas la han llegado a poner hasta 3 puntos por encima de Trump en intención de voto, algo que Biden no lograba desde inicios del 2024.
¿En qué radica el poder de los Obama en el Partido Demócrata?
Barack Obama ha sido uno de los presidentes más jóvenes en la historia del país, al llegar a los 47 años a la Casa Blanca. En 2024, con 63 años, solo cuatro años más que Harris, Obama lleva retirado de la vida política poco más de 8 años, aunque las comillas en la palabra ‘retirado’ son enormes.
Tras sus años en la Casa Blanca, la familia Obama se convirtió en un símbolo demócrata que domina una gran ala del partido. Desde su posición como conferencista político e ‘influencer’, con más de 130 millones de seguidores en sus redes sociales, Barack Obama aún cuenta con una sólida legitimidad con los votantes demócratas que experimentaron su periodo y entre aquellos jóvenes que caen en el encanto de su talento como orador y su astucia para imponer tendencias en la cultura pop, como su ‘playlist’ veraniega o sus recomendaciones de libros.
En contraste, Michelle Obama tiene un papel más serio en el imaginario estadounidense. Con la legitimidad de su esposo salpicándole la espalda, la ex primera dama estadounidense es el rostro más visible de la Fundación Obama. Ha hecho su propia carrera en el activismo y la filantropía y tiene consigo el aura del mandato de su esposo, por lo que desde el momento en que termino el periodo presidencial, ella era uno de los primeros nombres que saltaban en la mente demócrata.
Siendo una de las mujeres más fuertes en las filas demócratas, Michelle Obama llegó a sonar fuertemente como una posible carta de reemplazo que el Partido Demócrata podía utilizar para cambiar el rumbo tras la renuncia de Biden, aunque según reportes locales, la ex primera dama siempre rechazó esa posibilidad.
Capital político, juventud, y capacidad de traspasar las fronteras del partido para convencer a los indecisos o a los moderados, los Obama cuentan con una lista de cualidades para concentrar una gran cantidad de poder político dentro del progresismo estadounidense, que parece olvidar su agresiva política exterior en Medio Oriente, o su duro control migratorio, que son temas en constante disputa actualmente.
Acompañados siempre de la nostalgia que traen los dos periodos presidenciales de Obama, las palabras de la expareja presidencial pesan sobre la toma de decisiones del Partido Demócrata, que parece seguir casi que a rajatabla los consejos, o indicaciones, del último presidente demócrata que ganó la reelección, así como de una ex primera dama convertida a ‘presidenciable’.
Con su discurso en el segundo día del encuentro demócrata, los Obama parecen buscar imprimir toda su legitimidad e historial político sobre Kamala Harris.
“Son figuras políticas muy diferentes, pero sin duda el entusiasmo que la rodea es familiar para los que estuvimos en 2008”, mencionó Jamal Simmons, antiguo asesor de Harris, citado por Reuters.
Además, el expresidente ha puesto todas sus cartas a disposición de Harris, recomendándole la contratación de David Plouffe, antiguo jefe de campaña de Obama que le consiguió la victoria presidencial en dos ocasiones y que ahora se encuentra dentro de las filas de la candidatura de Harris y Tim Walz.
Stephanie Cutter, pieza clave en la campaña presidencial demócrata del 2012, también se ha subido al barco de Harris.
“Se ha ofrecido a apoyar su campaña en todo lo que pueda: asesoramiento político o estratégico, recaudación de fondos y, por supuesto, viajes de campaña para ayudar a conseguir el voto”, aseguró un aliado cercano a Obama, citado por Reuters el pasado 20 de agosto.
Imprimiendo a su círculo ‘ganador’ en la campaña de Harris, minimizando la figura de Trump, y devolviéndole el rostro alegre a los demócratas, Michelle y Barack Obama han regresado, al menos momentáneamente, al escenario más grande de la política estadounidense para encumbrar a Harris como la que lleva su antorcha, con la que podría cruzar la meta en las próximas elecciones de noviembre.
Por:Maximiliano Pérez Gallardo-France24 con AP, Reuters y medios locales