En los primeros seis meses del año se vendieron al exterior cerca de 100 millones de dólares sólo por merluza. Este año vencen permisos de explotación
La administración de Javier Milei deberá renovar permisos de un negocio millonario y concentrado en unas pocas pesqueras que venden al exterior y que son parte de un gran entramado productivo que no tiene mucha prensa y que no escapa a negociaciones oscuras con denuncias penales incluidas. El Gobierno puso bajo la lupa en lo que sucede con estas compañías desde el momento que el ministro Federico Sturzenegger redactó la Ley Bases e incluyó un capitulo que hizo mucho ruido parlamentario y levantó muchos comentarios en oficinas de poderosos empresarios que habrían desplegado su enorme poder de lobby sobre los diputados para que nada cambie.
Cuando se discutía la Ley Bases, Sturzenegger puso en blanco sobre negro la cuestión del cánon que paga la industria ictícola por procesar las riquezas del mar. “El régimen de pesca es un problema porque la regalía que se paga para pescar en el mar argentino es de 0,15%. Es un absurdo. Para decirlo con todas las letras, hay gente que pesca nuestros peces y no paga nada por ello. Allí la ley bases original planteaba que entre los pesqueros argentinos, cuando les vencieron sus contratos actuales, deberían pujar para obtener el derecho de pesca”.
A pesar de la advertencia del poderoso ministro y asesor presidencial, la segunda versión de la Ley Bases, mas reducida, no incluyó ningun cambio a lo advertido por Sturzenegger.
Y, hoy se llega a una situación extraña, donde se habla de coimas que habrían sido pedidas por funcionarios del área regulatoria del sector y posibles renuncias en el Consejo Pesquero mientras se suspende temporalmente la renovación de la cuota de la merluza, luego de una denuncia por coimas dada a conocer por el sitio lapoliticaonline.com
En principio, la firma española Iberconsa, controlada por el fondo norteamericano Platinum Equity, habría informado a la Embajada de Estados Unidos de un pedido de coimas por parte de supuestos emisarios del gobierno para integrar a un grupo de firmas que se quedarían con los derechos de pesca de merluza en el Mar Argentino por los próximos quince años.
Javier Milei tiene la última palabra sobre la comercialización de la merluza
Presiones que de existir no constituiría nada nuevo bajo el sol teniendo en cuenta que hace unos meses el poderoso lobby pesquero que se reparte los cupos de pesca no sólo volteó el capítulo de la ley ómnibus de Sturzenegger sino que entró en guerra con la empresa de un ciudadano chino, Liu Zhijiang y allí quedo en evidencia el enorme poder que tienen ciertas compañías extranjeras que operan en suelo nacional.
El mar argentino es uno de los que tiene más potencial pesquero porque el Océano Atlántico Sur está considerado el mayor caladero productivo del planeta.
Un caladero se refiere a una zona marítima donde los pescadores tienden a calar sus redes por la existencia de condiciones favorables que facilitan la abundancia de pesca. Y, Argentina podría convertirse en una verdadera factoría capaz de abastecer a la población mundial con alimentos de mar.
Ahora bien, la reforma al negocio cartelizado que intentó realizar la administración de Javier Milei a través de la denominada ley ómnibus naufragó entre denuncias de “entrega del mar argentino a las flotas inglesas, españolas y asiáticas” en detrimento de las nacionales que, en realidad, pusieron en blanco sobre negro, el poder que tiene un trío de empresas pesqueras que se reparten los cupos de captura otorgados por el Consejo Federal Pesquero y que terminaron con la idea del presidente Milei de realizar licitaciones internacionales para las cuotas de pesca al mejor postor.
Por lo que, quien ofreciera un arancel mayor en el proceso licitatorio, habría accedido al mar argentino.
Los directivos de las empresas Pesantar, Estremar y Argenova fueron las que denunciaron al buque Tai An que capturó 163 toneladas de merluza negra, en marzo de 2024 y que según las primeras inspecciones, incluyen ejemplares juveniles de una especie que tiene futuro de extinción si continúa su depredación descontrolada.
El empresario y coleccionista chino, Liu Zhijiang, que hace un año obtuvo una relativa fama cuando aseguró ser poseedor de una obra del maestro neerlandés del siglo XVII, Reembrandt, terminó denunciado por pescar de manera ilegal.
La pesca, un negocio tan importante como el ganadero
Si se observan los datos del año pasado, registrados por el Instituto de Promoción de la Carne Vacuna Argentina (Ipcva) y por la Subsecretaría de Pesca, en 2023, las exportaciones de pescado o subproductos llegaron a u$s1.757 millones, mientras que las de carne vacuna ascendieron a u$s2.735.
En la Cámara de Armadores de Pesqueros y congeladores de la Argentina (Capeca) sostienen que “El 85% de las exportaciones pesqueras en 2023 correspondieron a langostinos, calamar y merluza hubbsi“. La 163 toneladas de merluza negra pescadas por Liu Zhijiang y que levantó polvareda en el sector, estaba valuada en una cifra cercana a los cuatro millones de dólares.
Según los datos de la Secretaría de Pesca, en los primeros 6 meses del año se exportaron más de 100 millones de dólares de merluza, a razón de 2640 dólares por tonelada.
Un negocio enorme que posee una estructura detrás y que está conformada por 50.000 trabajadores que se desempeñan de manera directa o indirecta en el sector. Una cadena de valor que tiene más de 500 buques que pescan en el Mar Argentino, a los que se suman 146 establecimientos en tierra, 237 armadores, 200 empresas industriales, 316 empresas comercializadoras y 34 transportistas.
Unos pocos tienen los cupos de pesca otorgados por el Estado, el resto son pequeñas y medianas empresas, en ocasiones familiares, con mucha tradición en ciudades como Necochea, Bahía Blanca o Mar del Plata.
El canon que se paga es irrisorio y, por estas horas, Federico Sturzengger vuelve a decir a insistir a sus colaboradores con su idea original, “Yo no quiero ir contra ningún derecho adquirido, pero cuando vencen las licencias de pesca deberían licitarse y el que paga más por es permiso se lleva el cupo”.
Por Antonio D’Eramo-IP