“No hubo represión a los jubilados, lo que hay es orden”, dijo
En la previa de otra semana caliente en las calles con la marcha masiva que prepara la oposición contra el veto a la movilidad jubilatoria, la ministra de Seguridad dijo que seguirá aplicando el protocolo anti-protestas. “Acá hay una decisión que no la vamos a cambiar. No se cortan las calles aunque vengan gritando represión”, aseguró.
¿Hay que pegarle a los jubilados? Llámenla a Patricia. ¿Hay que defender los fondos reservados de la SIDE? Llámenla a Patricia. ¿Hay que armar una unidad especial para reprimir mapuches? Llámenla a Patricia. A no dudarlo: la ministra de Seguridad busca ganarse la confianza del presidente Javier Milei de la misma forma que lo hizo en su momento con Mauricio Macri, es decir, siendo su mejor alumna. De hecho, cuando hay que cuestionar a Macri y Milei no lo puede hacer, ¿a quién llaman? ¡Bingo! A Patricia. En los últimos días intentó levantar su rol como vocera del Gobierno: defendió los fondos de la SIDE, a Santiago Caputo, aseguró que la represión a los jubilados no existió y hasta tuvo que admitir que hizo una denuncia falsa por las vacunas.
Aquí no hubo represión
En uno de sus habituales pasos por un medio amigable con entrevistadores que no repreguntan, la ministra reivindicó las dos veces que reprimieron a los jubilados con gases y palos en las últimas semanas: “Acá hay una decisión que no la vamos a cambiar. No se cortan las calles aunque vengan gritando represión”. Pero luego advirtió su error, y aseguró: “No hubo represión, lo que hay es orden”.
El orden incluye, por supuesto, dejar heridos en una manifestación por la pérdida de poder adquisitivo de los jubilados. Y Bullrich vuelve a ser la cara visible de un gobierno que los ajusta. Ya tiene experiencia: después de la Alianza y el Gobierno de Macri, es la tercera vez que ella ocupa ese rol.
Fondos reservados
En búsqueda de mejorar su posición dentro del Gobierno, Bullrich no se queda solo con la seguridad sino que busca ser vocera en todos los temas. Por eso, también se subió a defender la “necesidad” de que la nueva SIDE cuente con 100 mil millones de pesos de fondos reservados, es decir, que no tienen control en sus gastos.
“Cuando se piden fondos reservados es porque necesitamos tecnología que este más avanzada que la tecnología que tienen los terroristas en Argentina, o los narcoterroristas o los narcocriminales”, aseguró Bullrich, sin dar detalles de quiénes serían los terroristas que hoy están operando en la Argentina (no hay evidencias de actividad de este tipo, salvo los casos falsos que difundió la ministra), ni tampoco sobre por qué esa tecnología no se puede adquirir por medios convencionales. Nuevamente, la ayuda que no haya repreguntas.
En un momento donde hay rumores de una interna con Guillermo Francos, Bullrich también buscó defender al asesor presidencial Santiago Caputo, aunque lo hizo de una forma un tanto tosca: “Siempre existe el Rasputín del gobierno”, dijo.
Denuncia falsa
Fuera del rol que viene queriendo ocupar como vocera del Gobierno, Bullrich sigue acumulando traspiés. Además de haber intentado instalar la idea de un “comando anarco-vegano”, detrás de la carta-bomba en la Rural, la ministra tuvo problemas legales por una vieja denuncia que hizo contra un laboratorio por las vacunas de AstraZeneca y Pfizer contra el COVID (al igual que Milei, Bullrich fue una acérrima militante anticuarentena). En su momento, Bullrich advirtió que“funcionarios del Ministerio de Salud le habían pedido un retorno a Pfizer”.
En esto involucró al empresario Hugo Sigman, dueño del laboratorio Mabxience, que le inició un juicio. A fines del mes pasado, Bullrich admitió -a través de sus abogados- que la denuncia que hizo no era real. Según publicó Tiempo Argentino, en el escrito de retractación que presentó Bullrich aseguró que “en ningún momento ha tenido intención de atribuir al Dr. Sigman autoría de ningún hecho irregular ni delito con relación a la intermediación o retornos indebidos respecto de la compra de vacunas contra el Covid por parte del Estado Nacional, ni de causar daño al actor”.
Tambien dijo que “luego de un nuevo análisis de los hechos que suscitaran la promoción de estas actuaciones, la parte demandada (Bullrich) ha llegado al convencimiento que no es posible afirmar ni probar que el actor haya actuado como intermediario ni participado en ninguna actividad indebida con relación a la compra de vacunas para el Covid 19 del laboratorio Pfizer o AstraZeneca ni de ningún otro laboratorio por parte del Estado Nacional”.
Bullrich intentó que no se conozca demasiado esta retractación, al punto que en los días siguientes volvió a cuestionar a Alberto Fernández por las compras de vacunas. Claro, en el caso de Sigman, se enfrentaba a una demanda por 20 millones de pesos.
Comando antimapuches
Luego del asesinato de Rafael Nahuel en el sur, la ministra busca reflotar viejos hits sobre la represión a los mapuches, pero esta vez creó una unidad especial para que se ocupe de eso: la semana pasada Bullrich anunció con bombos y platillos la creación del “Comando Unificado de Seguridad Productiva”.
Se trata de una fuerza especial que tendrá a su cargo la “protección” de las empresas petroleras, cerealeras y mineras, entre otras grandes firmas y parques industriales, se fundamentan en la supuesta necesidad de “protección especial” que requieren ante posibles tomas de tierras e intrusiones de pueblos originarios.