Andrea Collarini y Delfina Novillo optaron por el camino menos pensado. Él es profesional en un deporte en el que sobran los traslados, pero no imagina su carrera con sus seres queridos a la distancia. La ingeniería de un clan que recorre el mundo unido por el amor
Si la vida del tenista es difícil para combinar viajes y hospedajes, pensar hacerlo en familia luce bastante más complejo. Sin embargo, Andrea Collarini decidió que no hay forma de seguir con su carrera sin que lo acompañe su mujer Delfina Novillo y su hijo Benicio. “Yo quiero estar con ellos todo el tiempo”, dice Colla mientras le da una varita a su bebé, que la sostiene y la mira.
“Negri -le dice Delfina-, vayamos con Beni a la sombra”, y protegen a su hijo del sol, para ponerlo a jugar sobre la gramilla del parque del Sport Social Club de Villa María, donde él participó esta semana del AAT Challenger Santander en el que llegó hasta los octavos de final. Negri es el apodo que eligieron para llamarse entre ellos.
Categoría ‘92, Collarini ha recorrido todo el circuito desde pequeño, cuando su papá Ricardo lo acompañaba, inclusive a jugar la final Junior de Roland Garros. Y ahora le toca a él jugar ese rol de padre.
“Es increíble. Ser papá te pone en perspectiva, y por más que yo haya tenido un buen o un mal día, cuando lo veo a él se me pasa todo. Me concentro solamente en él y no hay nada más lindo que eso”, reconoce Andrea en este nuevo rol que eligió en la vida. Algo parecido a lo que manifiesta Delfina, aunque admite que no lo puede explicar, porque “ya no importa nada más”. “Yo soy como más calentona, pero lo miro a Beni y me sonríe de la nada. Eso es amor puro, bien puro, y lo que más me importa es que él esté bien”, cuenta.
Andrea tiene muy claro cuál es la vida útil de un tenista y por eso, en lo que él dice que será la última etapa de su carrera, aprovecha para viajar con su familia y Benicio comenzó a acumular millas, con sus dos viajes a Europa que “son memorias y recuerdos que nos quedan para toda la vida”.
Andrea Collarini llegó a los octavos de final en el AAT Challenger Santander de Villa María. Su familia lo alentó desde la tribuna y ya piensan en el próximo destino (Foto: Omar Rasjido/Prensa AAT)
– ¿Y cómo hacen para viajar con el bebé?
– Sí, la gente que lo ve desde afuera me pregunta lo mismo, cómo hacemos para viajar con un bebé -responde Andrea-. Obviamente mi mujer hace casi todo. Creo que por ahora no es tan difícil. Benicio tiene 10 meses, pero de a poco se va moviendo cada vez más y es lo que más disfrutamos, viajar y estar los tres juntos. Antes de nuestra primera gira larga a Europa yo estaba nervioso. Y fue súper fácil, él nos ayudó porque es muy piola. Nos ha dejado dormir, no es muy quejoso.
A la hora de elegir los torneos de una gira, Collarini toma sus precauciones y tiene en cuenta la proximidad o las distancias entre diferentes certámenes. “En el segundo viaje a Europa alquilamos un auto y busqué los torneos como para hacer los tramos por ruta y no tener que ir a un aeropuerto, porque eso sí es un poco más engorroso con el bebé. Subimos al auto, metemos nuestras cosas y chau, salimos cuando queremos”, dice relajado.
Para Delfina la cosa parece funcionar mejor en su rol de madre, porque reconoce que ella acompaña a Andrea desde mucho antes y desde que llegó Beni se siente con una nueva compañía. “Lo que sucede es que mientras Andre entrenaba yo estaba un poco sola. Pero ahora con mi hijo, me siento acompañada. Entonces me se me pasa el tiempo más rápido y divertido”, comenta.
Cuando llega el momento de atender en sus roles de padres, Colla le deja la tarea nocturna a su mujer, ya que ambos coinciden en que él debe descansar para los entrenamientos o partidos, pero a la hora de cambiar pañales comparten la tarea, aunque no sea de manera tan equitativa. “Yo diría que es un 80-20″, ríe Andrea, señalando que la mamá es a quien le toca la mayor parte de la tarea. “Yo me animo a cambiarlo -continúa Andrea-, pero si es una caca importante yo digo ‘¡ayudaaa!’ Y ella ya sabe que si me escucha gritar tiene que venir. Lo que pasa es que Beni se mueve y no sé cómo manejarlo”.
– Si ven algo que les gusta para Beni, ¿se lo compran, se contienen?
– Hasta ahora ligamos todo, creo que le tuvimos que comprar muy poquitas cosas, porque la familia se encargó de llenarlo de regalos antes de que naciera. Además, la familia de ella es grande y hubo muchos nacimientos en estos últimos años y vamos ligando un poco más. Yo creo que no necesita mucho más, los bebés son simples y es lo mismo una caja que el juguete más caro, aunque Beni prefiere mis raquetas.
Dicen que tampoco se les da por comprar muchos juguetes y explican el por qué: “Estamos todo el tiempo de gira y siempre hay que llevar alguno, pero es imposible si están comprando y comprando. Igual, entre lo que tiene, termina eligiendo la raqueta”.
– A la hora de viajar, ¿qué le recomendarías a la mujer de un deportista que tiene que ir con un bebé?
– El otro día una chica me escribió para preguntarme cómo hacer para que el bebé esté tranquilo en el avión y no sabía bien qué decirle, porque tenés que tener mucha suerte con el bebé. El tema de los oídos es el principal problema que los hace llorar, pero Beni nunca sintió nada, entonces, no llora.
Pero son muchos los bebés que lloran porque les duele los oídos, es por eso que en el equipaje de cabina lleva el arsenal de entretenimiento en su interior: distinto tipo de juguetitos, libritos y mucha paciencia y calma, para que Beni no se altere. “Nosotros evitamos entretenerlo con pantallas, todavía es muy chiquito y no queremos que se transforme, en una adicción, en un futuro”, se pronuncian.Andrea, Delfina y Beni en las instalaciones del Sport Social Club de Villa María, donde esta semana hicieron una escala en su recorrido (Fotos: Omar Rasjido/Prensa AAT)
Una recomendación importante que le harían a las familias viajeras es que “hay que viajar de noche, es importantísimo, porque el bebé mantiene el ritmo cotidiano y duerme, si lo hace durante el día, la pasa mal”.
Para ellos es muy importante respetarle los tiempos y las siestas durante los viajes a su hijo. “Intentamos no cambiarle tanto la rutina y darle su baño, porque lo relaja mucho. Si no hay bañadera, te tenés que meter en la ducha, pero siempre tratar de respetarle su rutina”.
Al momento de prepararse para el viaje, tomaron todos los recaudos. Primero es la logística de los tramos del viaje, luego el equipaje. “Como sabíamos que teníamos que desplazarnos y estar bastante tiempo afuera, debíamos ser muy prácticos, por eso salimos a buscar un cochecito liviano que nos recomendaron otras esposas de tenistas, que también puede ir la cabina del avión. También un bolsito no muy grande para poder llevarlo a todos lados”, comenta Andrea, encargado en esa función.
Mientras que del neceser y cuidados del bebé se encarga Delfina, quien dice que es fundamental llevar un botiquín. “Yo tengo uno con todo lo necesario y llevo muchas cremas naturales. De eucaliptus, para cuando están resfriados o puede ser de tomillo. Antes de irnos, llamo al pediatra y le pregunto por lo que nos pueda pasar y qué llevar para eso en el botiquín. Así que voy súper preparada, porque a mí eso sí me asusta y le tengo mucho respeto”, cuenta Delfina.
– ¿Qué dijeron tus colegas cuando te vieron llegar con Benicio?
– Al principio, se sorprendieron un poco y fue un choque para los de mi edad, pero ahora viajamos tanto que ya se habrán acostumbrado. De hecho, hay muchos que nos ayudan y lo cuidan o lo miran a Beni.
– ¿Te reconoce Beni cuando estás dentro de la cancha?
– Sí, sí. Los otros días estaba jugando y creo que iba a 4-3 en el tercero y 40 iguales y fui a tomar la toalla, justo adonde estaban Beni. Lo miré y empezó a reírse, a gritar y a aletear con sus bracitos. Ella se puso un poco nerviosa y se lo llevó un poco para atrás para no molestar.
– ¿Qué te genera ver a tu hijo en la platea?
– Y, mirarlo me hace bien, porque me pone en perspectiva, es como que me lleva, es un recordatorio constante que me dice adónde está lo más importante y eso me relaja.
En definitiva, el viaje en familia no resultó tan complicado como creían que podía ser. “Creo que estábamos preparados para algo más difícil, pero él por suerte nos lo hace bastante fácil, de verdad que es fácil. Por eso, pienso que si tenemos otro, para balancear, va a ser un demonio (se ríen). Pero vamos a esperar a que Beni camine, porque sería muy difícil seguir viajando o que yo siga con mi carrera”, dice Andrea.
A pesar de todos los recaudos que toman a la hora de viajar, hubo un momento en que no la pasaron bien y hoy lo recuerdan con una sonrisa. “Ronaldinho (Gaúcho) todavía se debe estar acordando de nosotros”, comentan entre sonrisas. “Es que estábamos sentados detrás de él en el avión y Beni, de tres meses, estaba con muchos cólicos y no paraba de llorar. No sabíamos qué hacer, ése viaje sí que fue feo. Por eso, Ronaldinho no se olvida nunca más de nosotros”, recordaron.
El viaje más lindo, también será el más complicado y el que más les gusta. “Nos vamos a Australia -dicen-. La última vez que viajó en avión gateaba, pero ahora gatea mucho y ya se quiere empezar a parar. Creo que eso sí va a ser una linda aventura, porque es un viaje largo y él está inquieto. Va a ser un desafío, pero tenemos ganas de ir a ese torneo los tres, porque es nuestro favorito y también ahí fue la luna de miel. Tal vez termine dando sus primeros pasitos en Australia”, se ilusiona Andrea.
La temporada 2025 será otra prueba para esta familia tenista viajera, ya que Benicio despertará nuevas inquietudes y ya sobre sus dos pies, seguramente, la tentación de correr detrás de una pelotita lo llevará dentro de alguna cancha. Pero para Andrea Collarini hay una certeza: “Si no viajo con ellos, no juego más al tenis”.
Fuente Infobae