Fue en el colectivo que va de la pista al hall, cuando volvía de Jujuy, acompañada por Torrendell. Primero atinó a sonreír, cuando los gritos apuntaban a Aerolíneas y universidades, pero cuando le gritaron “chorra” y “ladrona” por los alimentos y el ajuste, se enojó y contestó también con vehemencia.
El Gobierno divide aguas, se sabe, y cuando los funcionarios viajan en Aerolíneas Argentinas “juegan de visitantes”, por la postura privatista del presidente Javier Milei con la empresa aérea, repetida hasta el cansancio, y además el enfrentamiento con sus sindicatos. Todo eso confluyó este viernes con un mal momento para la ministra de Capital Humano, Sandra Pettovello, teniendo que soportar cánticos y hasta insultos de un grupo de pasajeros luego de un viaje que había hecho a San Salvador de Jujuy.
El suceso ocurrió a bordo de uno de los micros que trasladan a los viajeros desde la pista al hall del aeroparque Jorge Newbery. Allí la ministra estaba acompañada con el secretario de Educación, Carlos Torrendell, y la tensión comenzó a subir cuando un grupo de personas comenzó a hostigar a la funcionaria, al tiempo que gritaban “Aerolíneas no se vende!!!” y luego siguieron con “universidad de los trabajadores y al que no le gusta, se jode…”.
Ante el cariz de la cuestión, la primera reacción de Pettovello fue limitarse a una breve sonrisa, sin responder. Pero instantes más tarde, como el tono del “escrache” no cesaba y los gritos seguían, mutando a “dejen de ajustar al pueblo”, hasta terminar acusando a la misma ministra de Capital Humano de “chorra, no le entregás los alimentos a los comedores”.
A esa altura cuando Pettovello reaccionó ya nerviosa,y a la usanza de la recordada frase de CFK, que en algún momento cuando la criticaban contestó “armen un partido y ganen las elecciones”, la dirigente libertaria les gritó a sus acusadores “Ganamos las elecciones, así que aguantensela…”.
“Nosotros también nos ajustamos”, intentó argumentar la ministra, pero eso solo enardeció más los agravios. La escena final de la dura situación fue cuando el transporte estacionó junto a la estación aérea y entonces los pasajeros comenzaron a descender, allí alguien volvió a gritar “Aerolíneas no se vende”, y Pettovello contestó, exaltada: “Sí, se vende…”.