El radicalismo misionero sigue profundizando una histórica crisis de representación, no solamente de la gente, también de sus propios miembros. A las últimas novedades se agrega que la Diputada, por ahora radical, Gladys “Lali” Cornelius decidió de forma solitaria acompañar la Ley de Leyes del Poder Ejecutivo que es la Ley de Presupuesto provincial en el recinto de la legislatura misionera.
Junto a la incomodidad que ya causa en las filas radicales la decisión unipersonal del Diputado Nacional que hoy tiene su afiliación al radicalismo suspendida, Martín Arjol, se suman voces que desentonan con lo que buscan los militantes radicales. “Necesitamos un partido que haga política y construya una verdadera opción para los misioneros, hoy no encontramos una figura que sea coherente en nuestro partido”, mencionan desde las filas radicales.
La dirigencia radical está buscando cómo acomodarse en un escenario por demás cambiante como lo es el actual. El presidente Milei sigue en su guerra contra la “casta”, que la gran mayoría de los misioneros apoyan y ven, como cada año, que el radicalismo es la casta más pura: un partido de apellidos y barones del centro posadeño o, bien, “outsiders” como Cornelius que no logran encontrar una posición coherente mientras cambian el voto.
De cara a las elecciones intermedias del 2025, hay varias incógnitas pero si algo está más que claro: “van a volver a encabezar los mismos de siempre pero con discursos distintos”.
Sin intenciones de construir poder real, soluciones para la provincia o hacer política genuina, el radicalismo se acerca a su definitiva ruptura.
Por Emilia Guevara