La UE depende cada vez más del mercado de exportación estadounidense, lo que la hace vulnerable a las posibles sacudidas de la política comercial de Trump.
Donald Trump tiene un as en la manga en materia de comercio que insiste en que no teme utilizar si es reelegido en noviembre: un arancel universal de hasta el 20% sobre todos los productos importados del extranjero.
“Quitando amor y religión, arancel es palabra más hermosa que existe”, dijo Trump el lunes en un mitin en Carolina del Norte. Un arancel es un impuesto que se aplica a los productos extranjeros cuando entran en un país, y se espera que el importador nacional pague la factura, al menos sobre el papel. Trump ha amenazado con imponer un arancel del 60% a los productos chinos y de hasta el 200% a los automóviles producidos en México.
El aspirante republicano confía en que esta herramienta comercial impulse a las empresas estadounidenses, cree empleo y reduzca el déficit federal mediante ingresos fiscales adicionales. Pero sus críticos advierten de que la carga económica de esos aranceles podría repercutir en los consumidores estadounidenses, mientras que los aliados en el extranjero, incluida Europa, temen que los daños colaterales de los aranceles de Trump sean devastadores.
¿Qué pasaría con el comercio entre la UE y EE.UU.?
La relación comercial entre laUE y EE.UU. es la más valiosa del mundo, con un valor anual de alrededor de 1 billón de euros en bienes y servicios. La UE es la más beneficiada por el comercio de bienes, con un superávit de 156.000 millones de euros solo en 2023, frente a un déficit en servicios de 104.000 millones.
Un arancel general del 10% o el 20% encarecería a las empresas estadounidenses la importación de bienes de la UE, con lo que las exportaciones de la UE al otro lado del Atlántico podrían desplomarse hasta un tercio en algunos sectores, según las estimaciones económicas más radicales.
Sectores como la maquinaria, los vehículos y los productos químicos, que juntos representaron el 68% de las exportaciones de la UE a EE.UU. el año pasado, serían los más afectados. Alemania, potencia económica del bloque europeo, sería especialmente vulnerable a las crisis, dada su dependencia de las exportaciones estadounidenses en estos sectores.
¿Podría llevar a la UE a la recesión?
Aunque los economistas discrepan sobre el alcance de los daños, la mayoría coincide en que los aranceles de Trump asestarían un golpe devastador a la economía europea. Un arancel general del 10% reduciría el PIB de la eurozona en un 1%, según estimaciones de Goldman Sachs. Las predicciones más radicales dicen que los aranceles de Trump harían que el crecimiento de la eurozona fuera un 1,5% inferior en 2028. Tal escenario empujaría a la economía, que ya está bajo presión, al borde de una recesión.
Otros economistas estiman que, en el peor de los casos, un arancel del 10% podría recortar hasta el 1,6% del PIB de Alemania, mientras que el impacto en otras economías importantes, como la de España, sería considerablemente inferior, del 0,5%. Las secuelas podrían incluir también la pérdida de puestos de trabajo. Según estimaciones de la Comisión Europea, el comercio y la inversión transatlánticos mantienen directamente unos 9,4 millones de puestos de trabajo tanto en la UE como en Estados Unidos.
Pero el bloque ha reforzado su arsenal de defensa comercial en los últimos años, entre otras cosas en respuesta a los elevados aranceles impuestos por Trump a 6.400 millones de euros en acero y aluminio de la UE durante su primera presidencia. La tregua comercial transatlántica que resolvió temporalmente esa disputa de la era Trump expirará el 21 de marzo de 2025, justo dos meses antes de que la próxima administración estadounidense tome posesión.
¿Sería inevitable una guerra comercial?
La promesa de Trump de imponer un arancel del 60% a los productos chinos importados plantea un riesgo real de que la UE se vea arrastrada a una guerra comercial total. “Un arancel sobre los productos chinos que entran en EE.UU. provocaría inevitablemente que muchos productos se redirigieran al mercado europeo”, dijo a Euronews André Sapir, investigador de Bruegel y ex asesor económico del presidente de la Comisión Europea, Romano Prodi. “La UE tendría que responder con medidas de represalia. Tendría que protegerse”.
Podrían agudizarse aún más las tensiones comerciales entre Bruselas y Pekín, que se han recrudecido tras la decisión de la UE de imponer fuertes aranceles a los vehículos eléctricos fabricados en China. “La UE no ha hecho lo mismo que Estados Unidos en cuanto a desvincularse de China y reducir las importaciones. Es una de las pocas cosas que ha mantenido a flote la economía europea”, explicó Zach Meyers, director adjunto del Centro para la Reforma Europea (CER). “Pero, ¿durante cuánto tiempo seguirá permitiendo Estados Unidos que Europa se monte a horcajadas en ambos caballos al mismo tiempo? Creo que es una pregunta difícil”, añadió.
¿Podría la UE negociar una exención?
El bloque probablemente buscaría llegar a un acuerdo con Trump antes de optar por aranceles de represalia, dicen los analistas.
“La UE y otros estarán dispuestos a ofrecer a Trump una zanahoria, algo que le dé la fachada de decir que se ha salido con la suya con un gran éxito”, dijo Meyers. “Esto es exactamente lo que vimos bajo la presidencia de Trump, donde tenías tanto al presidente de la Comisióncomo a los líderes chinos firmando estos acuerdos para comprar productos estadounidenses”.
Los propios asesores económicos de Trump podrían considerar limitar sus ambiciones arancelarias para evitar posibles turbulencias económicas en casa. Los economistas afirman que la medida provocaría inevitablemente un repunte de la inflación y que las empresas importadoras estadounidenses podrían decidir repercutir el coste de los aranceles a los ciudadanos estadounidenses.
Por Mared Gwyn Jones-Euronews