“Soy un argentino más que espera la organización del campo popular para enfrentar a esta pesadilla que se hace llamar Gobierno. Estamos obligados a repensar la política, a intentar volver a que sea una herramienta de cambio y de progreso para todos y todas. Ojalá de este dolor de tener que ver y aguantar tantas atrocidades pueda forjarse un panorama alentador para el país. Nuestro pueblo se lo merece”.
Juan Falú
Músico y docente argentino.
El mundo se debate en torno a una tensa transición hegemónica que promete reconfigurarlo de modo bien diverso a como lo conocimos lxs humanxs formadxs durante el Siglo XX.
A propósito de ello, el reconocido físico teórico británico Stephen Hawking, alertó en 2017 sobre un posible fin de la humanidad hacia el año 2600. Según sus vaticinios, el crecimiento desmedido de la población y el consumo energético convertirían la Tierra en una “gigantesca bola de fuego”. Recientemente, la NASA ha respaldado esas preocupaciones, enfatizando la necesidad de generar acciones inmediatas para evitar un desenlace catastrófico.
El pensamiento crítico caracteriza la era geológica que transitamos como capitaloceno: Un período en el cual la marca impresa por la humanidad sobre el planeta – bajo un sistema hegemónico incontrastablemente enemigo de la vida – adquiere el status de indeleble.
En ese marco y no otro arriba Donald Trump nuevamente a la Casa Blanca, ungido de poderes prácticamente omnímodos, imponiéndose – repasemos – en los colegios electorales, donde cosechó 295 votos contra 226 de Kamala Harris. Y también en la elección del voto popular, donde obtuvo poco más de 72 millones de votos, el 50.9 % del total (casi cinco millones más que su contrincante) Además cuenta con mayoría en el Senado, casi la mayoría en la Cámara de Representantes, y seis de los nueve votos en una Corte Suprema que, ni lerda ni perezosa, ya ha puesto manos a la obra para cerrar las 34 causas pendientes que pesaban sobre el hoy presidente electo.
¿Qué significa este resultado para los países situados al sur del Río Bravo? En primer lugar, se esperaba que Harris siguiera los pasos de Barack Obama y tuviera una actitud un poco más dialoguista y respetuosa a nivel regional. Pero el saldo de Obama es complejo: reanudación de las relaciones diplomáticas con Cuba, aunque también una infame orden ejecutiva declarando a Venezuela una “amenaza excepcional e inminente” a la seguridad nacional de Estados Unidos. Trump no ocultó su desprecio por Nuestra América, insultándola como lo ha hecho de forma aún más acentuada en esta campaña y cumpliendo su mandato sin haber visitado ni un país del área. Vino a la Argentina en 2018 para participar de la reunión del G20 y fue a Puerto Rico cuando se abatió sobre ese país el Huracán María en 2017. Pero poco antes de finalizar su primer mandato ordenó incluir a Cuba entre los países promotores del terrorismo, una decisión que implicó un tremendo golpe en el terreno económico y financiero. Se quejó, incluso, de la estupidez (SIC) de los demócratas porque cuando estaba a punto de apoderarse del petróleo venezolano aquellos lo dejaron escapar y, sentenció: “¡ahora tenemos que pagárselo a Maduro!”. Es decir, nada bueno se puede esperar de este magnate – como tampoco cabía hacerlo de Harris -, entre otras cosas porque la política hacia nuestro continente se decide en el “estado profundo” y en muy poco grado en las presidencias de turno. A ojos de Washington, Nuestra América es una región de acceso exclusivo y excluyente para Estados Unidos, que debe ahuyentar por todos los medios posibles a los forasteros malignos, tal como lo afirmara la Generala Laura Richardson (próxima a ser reemplazada al frente del Comando Sur por el almirante Alvin Holsey), aludiendo a Rusia, China e Irán. Pese a lo cual resulta muy poco probable que Trump decida aplicar la “carta militar” contra Cuba o Venezuela, porque tal medida podría reeditar el fiasco sufrido en Afganistán o en Vietnam y, además, tendría gravísimas resonancias en todo el sistema internacional, dado que indirectamente afectaría a China y, en menor medida, a Rusia e Irán. En todo caso, lo más probable es que Trump endurezca aún más el bloqueo a Cuba y aumente la parafernalia de medidas coercitivas unilaterales aplicadas en contra de Venezuela – país sobre el que ya ha lanzado belicosas declaraciones en los medios de comunicación -, ambas en abierta violación de la legalidad internacional. Por lo que se impone reforzar la solidaridad con estos países, blancos privilegiados de las ambiciones imperiales en el ámbito geopolítico del Gran Caribe. Por la misma razón, resulta incomprensible el veto brasileño al ingreso de Venezuela a los BRICS, así como es digno de todo elogio el fundamental apoyo que México le ha venido brindando a la Revolución Cubana.
A todo esto, en las últimas horas tuvo lugar la cumbre Trump – Milei, tan esperada por el presidente argentino.
“En Estados Unidos ya se dieron cuenta y nos están copiando el modelo”, comentó grandilocuentemente el megalómano economista anarco – liberal durante su discurso en el marco del Meta Day, que se llevó adelante en el Palacio Libertad, ex Centro Cultural Kirchner.
El mandatario argentino fue en busca de acuerdos comerciales y de discutir un nuevo programa con el FMI, deseoso de que el apoyo de Trump facilite la negociación.
Uno de los temas que interesan a Trump es el “plan motosierra” de Milei, un proyecto de desregulación y reducción del estado que ha captado la atención de su equipo. El empresario Elon Musk – pieza clave de la nueva administración estadounidense, en un mundo atendido por sus dueños – y el político Vivek Ramaswamy se aprestan a liderar un “Departamento de Eficiencia Gubernamental”, concepto muy cercano a la visión del libertariano, quien, además de su encuentro con el presidente electo del Gran País del Norte, dio una charla en la CPAC, evento exclusivo para inversionistas, cuya entrada costó hasta 25.000 dólares.
Una disertación que duró alrededor de 16 minutos (incluida la traducción automática), y en un auditorio repleto de empresarios, conservadores, y otros, el presidente apuntó principalmente contra el socialismo y la izquierda. Adelantó que quiere formar una “alianza de naciones libres” en donde Estados Unidos estará “liderando el norte, la Argentina en el sur, Italia en la vieja Europa, e Israel, el centinela, en la frontera de Oriente Medio”. Para qué abundar…
Este séptimo viaje de Javier Milei a los Estados Unidos es apenas el inicio de una serie de jornadas que lo tendrán muy ocupado. Luego de estar poco más de 24 horas en suelo norteamericano, emprendió el regreso a la Argentina a la espera de la visita de su par de Francia, Emmanuel Macron, que hará un fugaz paso por Buenos Aires. A continuación, la agenda del libertariano incluye volar a Brasil para participar dela cumbre del G20, un encuentro del que también participarán líderes de sus 19 países miembros, además de la Unión Africana y la Unión Europea.
Simultáneamente, la intensa gira que sostuvo Karina Milei durante los últimos fines de semana para armar La Libertad Avanza en el interior del país y aceitar el dispositivo electoral del Gobierno ya produce chisporroteos con las principales fuerzas afines a la Casa Rosada. Los movimientos de la secretaria general de la Presidencia y titular del flamante partido libertariano inquietaron, fundamentalmente, a los gobernadores del agónico Juntos por el Cambio, que suelen colaborar con el oficialismo y alinearse con sus intereses en las votaciones clave en el Congreso.
Ese grupo asume que el diálogo con los libertarianos no fluye con naturalidad y percibe que el vínculo de un tiempo a esta parte se ha ido erosionando. Por un lado, siente que sus señales de apoyo a Milei no son recompensadas: la nómina de demandas insatisfechas incluye desde las deudas por las cajas previsionales no transferidas hasta la dilación en la reactivación de obras pactadas. A su vez, se queja de que padece la ofensiva de la hermana del Primer Mandatario en su propio pago, sin consulta previa.
A decir verdad, aunque lxs libertarianxs se sientan disfrutando de sus 15 minutos de gloria, la sociedad argentina ha soportado intentos cruentos de aplicar programas económicos como el que está en curso, y pese a ello no han prosperado. Aunque aún falte perspectiva para verlo con mayor claridad, tal vez el saldo más gravoso de este período sea el ocasionado por la Batalla Cultural, que parece haber calado en amplios sectores de la sociedad, y eso sí será difícil de revertir.
En tanto, como se sabe, durante la espera del fallo de la Justicia contra Cristina Fernández de Kirchner – luego condenada a 6 años de prisión con inhabilitación para el ejercicio de cargos públicos, medidas de momento no efectivas, a lo que el Ejecutivo sumó con saña la interrupción de las retribuciones económicas propias de su investidura – , sus simpatizantes realizaron una “clase pública” a las puertas de Comodoro Py, principalmente a cargo de Juan Martín Mena, uno de los colaboradores judiciales de la ex mandataria, de su más estrecha confianza, quien está al frente del Ministerio de Justicia bonaerense. También tuvo un rol protagónico Juan Grabois.
Dicha escenificación frente a los tribunales federales porteños contó, además, con la presencia de colaboradores del presidente brasileño, Lula da Silva, que asesoraron al líder del PT frente a la andanada de investigaciones judiciales por la causa del Lava Jato que culminara con el mandatario en prisión, e impedido de participar en las elecciones presidenciales del 2018 en las que se impuso Jair Bolsonaro. De tal forma, el cristinismo otorgó un tono épico y un contexto regional a la resolución de la sala IV, a partir de lo cual, más de 250 presidentes, expresidentes y dirigentes políticos del mundo expresaron en la ocasión su solidaridadhacia la ex mandataria,tras la decisión de los jueces Mariano Borinsky, Gustavo Hornos y Diego Barroetaveña, de ratificar su condena en la Causa Vialidad, al tiempo que denunciaron que se trata de unapráctica de lawfare “para proscribirla e instalar discursos de odio”.
“Expresamos nuestro absoluto rechazo a la persecución política, mediática y judicial a la que está siendo sometida la ex Presidenta de la República Argentina, Cristina Fernández de Kirchner”, dice la carta, firmada entre otros por los presidentes Xiomara Castro (Honduras) y Luis Arce Catacora (Bolivia), por los ex presidentes Rafael Correa (Ecuador), Evo Morales Ayma (Bolivia), Ernesto Samper (Colombia) y Manuel Zelaya (Honduras), y por el ex vicepresidente Álvaro García Linera (Bolivia)
Este arbitrario embate de una Justicia amañada no obsta para considerar que, con ser el kirchnerismo la experiencia más virtuosa desde la recuperación del orden constitucional en nuestro país, le caben las generales de la ley en cuanto a todo lo que el progresismo neodesarrollista de la región no pudo, no supo, o no quiso hacer para modificar de cuajo la matriz productiva agroexportadora y extractivista de acumulación por desposesión, que viene causando estragos ambientales, económicos y sociales en Nuestra América y buena parte de Occidente.
Así, mientras que los medios hegemónicos anticipaban el fallo de Casación sobre la causa de Vialidad, su destinataria – concebida por muchxs compatriotas como el cuadro político de mayor fuste entre la dirigencia tradicional, y por vastos sectores de la militancia como “el tuerto en el país de los ciegos” – ha venido ejerciendo la presidencia del Partido Justicialista en plena gira por el conurbano bonaerense, barajando la posibilidad de conmemorar el Día del Militante en un acto a celebrarse en Santiago del Estero, según lo confirmó José Emilio Neder, titular del PJ de esa provincia. El también senador afirmó que CFK participará de tal evento en el estadio de Quimsa, al igual que el gobernador santiagueño, Gerardo Zamora.
Habrá que comprobar entonces si dicha iniciativa supone ofrecer una alternativa distinta y verdaderamente transformadora a un país que ya no admite más paños fríos, o tan solo se trata de otra vuelta de tuerca en torno a la remanida consigna de “volver para ser mejores”, habilitando a posteriori una carnicería social como la que estamos padeciendo.
En tal sentido, nunca está de más recordar que es la dialéctica de la acción política lo que condiciona – y a veces determina – a lxs dirigentes. De modo que, sin una masa crítica que radicalice sus programas, la situación seguirá degradándose cada vez más. Por citar un ejemplo conocido, Héctor J. Cámpora era un político tradicional, pero hacerse eco de una ofensiva popular lo inscribió en la Historia prácticamente como un líder montonero. Vale la pena tomar nota sobre tales fenómenos.
Por su parte, el secretario general de la CGT, Pablo Moyano – quien viene haciendo causa común con la combativa conducción de ATE nacional – , acaba de declarar que la central obrera “se encuentra partida” entre el sector que busca “dialogar con el Gobierno y otro sector que lo confronta”, adelantando que en las próximas semanas la entidad gremial definirá su curso de acción frente al Poder Ejecutivo.
Moyano afirmó que el gobierno nacional busca “disciplinar y arrear al sindicalismo” y remarcó que, “alguno se podrá callar o asustarse, pero no ha podido con el sindicalismo ni la dictadura militar ni el menemismo, ni la Alianza, ni Macri, y menos este cachivache va a poder hacernos callar”.
Sin embargo, los conflictos se multiplican, prescindiendo de las burocracias sindicales. Sin ir más lejos, una reciente fecha típica de domingo se transformó en jornada de homenaje. Efectivamente, en la previa al partido de River contra Barracas Central en el estadio Monumental, que tiene capacidad para más de 84.000 espectadores, el club de fútbol realizó un reconocimiento a uno de los centros de salud pediátricos más importantes del país: el Hospital Garrahan.
El evento se convirtió en otra oportunidad para que 150 trabajadores de la institución, entre médicos, técnicos, asistentes sociales y más, fortalecieran la visibilización del reclamo por la recomposición de los ingresos que vienen impulsando hace varios meses ante el fuerte atraso salarial.
De modo que, lejos de los fuegos de artificio con que el gobierno festeja su efímera “primaverita democrática” – y en una suerte de cuenta regresiva hacia la disolución nacional -, tras el grueso telón de los acontecimientos que constituyen la primera plana mediática, el Lado B del Estado continúa ganando terreno, como lo demuestra el turbio asesinato del líder de la barra brava de Rosario Central, “Pillín” Bracamonte, acontecimiento que escupió el asado de una Ministra de Seguridad que ya anotaba a su favor el haber pacificado al narcoestado santafesino.
Paralelamente, en ese “bajo fondo donde el barro se subleva”, por caso en los playones del Mercado Central, varias mujeres se organizan para repartirse acelga, perejil, cabezas de ajo, cebollas, zanahorias, zapallitos, lechuga y lo que pueden rescatar de algunos morrones que aún conservan partes comestibles. A veces falta papa, y esa ausencia no pasa desapercibida para nadie: “Con la papa tirás mucho, es llenadora”, dicen. Algún niño comparte el operativo, agachado cerca de ese jugo de verduras que cubre el piso y que fermenta al sol, levantando del suelo los tomates descartados que todavía nadie pisó.
En este país en el quedos de cada tres niños son pobres y el 27% vive en la indigencia, el paseo al que puede acceder esa criatura es un playón caliente del Mercado Central en el que la organización entre grupos de mujeres y también la ley del más fuerte llena bolsas y changuitos de verdura al borde de la podredumbre. La escena se repite todos los viernes.
El poder despliega incontables artificios tecnológicos destinados a ejercer el control social, pero en repetidas ocasiones la Historia ha demostrado que, a la larga o a la corta, quien siembra hambre cosecha rebeliones. –
Por Jorge Falcone-La Gomera de David