El ministro de Economía, Luis Caputo, y busca alejar las posibilidades de que el gobierno aplique otra depreciación brusca del peso. Cuál es el plan
“Lo peor que podríamos hacer es devaluar. Tenemos otras herramientas para mejorar la competitividad”. La definición pertenece al ministro de Economía, Luis Caputo, y busca alejar las posibilidades de que el gobierno aplique otra depreciación brusca del peso, para compensar la apreciación que el peso registró en los últimos meses.
El presidente Javier Milei, en tanto, considera que el problema de la pérdida de productividad no radica en el atraso del tipo de cambio, sino en que la Argentina “aplicó 20 años de populismo”.
“Querer corregir esta situación devaluando lo único que hace es aumentar la cantidad de pobres e indigentes”, sostiene el jefe de Estado.
Dijo que se irá corrigiendo este escenario yendo a un régimen donde todas las monedas van a competir contra el peso”. “Así vamos a terminar con el problema de la apreciación cambiaria y con la posibilidad de que cualquier político ladrón de este país los vuelva a robar”, sostiene.
El atraso cambiario y las definiciones de Cavallo
Milei promete lanzar una competencia de monedas y asegura que “cuando la economía se empiece a expandir y el sendero de consumo se agrande, eso va a incrementar la demanda de dinero y la economía se va a monetizar endógenamente por los propios individuos”.
El tema del atraso cambiario se reavivó en las últimas horas tras definiciones de Domingo Cavallo, el “padre de la convertibilidad aplicada en los ’90 durante el gobierno de Carlos Menem.
Cavallo habló de la “apreciación exagerada” del peso frente al dólar, y dijo que la acelerada baja de la inflación, “en un contexto de fuertes restricciones para el movimiento de capitales”, llevó a una apreciación real del peso que crea preocupación a “productores agropecuarios, exportadores en general, e industriales y prestadores de servicios que compiten con importaciones”. Dijo que revertir estos efectos colaterales del proceso de estabilización es el “gran desafío económico para el año 2025”.
El exministro citó lo ocurrido durante la presidencia de Mauricio Macri entre 2016 y 2017, cuando Federico Sturzenegger, en su momento al frente del Banco Central (BCRA), implementaba un plan de estabilización basado en el control monetario. “El tipo de cambio bajó hasta casi 0,70. Este proceso de apreciación del peso se revirtió violentamente a partir de mayo de 2018, cuando se interrumpió el ingreso de capitales que había provocado aquella fuerte apreciación”, señaló.
Cavallo considera que existe esa “apreciación real exagerada del peso, puede estimarse en alrededor del 20%”. Y hasta se animó a señalar que la apreciación es parecida a la que existió en “los tres años finales de la convertibilidad”. En ese sentido, remarcó que eso “llevó a una deflación muy costosa, porque transformó a la recesión en una depresión económica“.
Por último, alertó que la apreciación del peso, de sostenerse, provocará un aumento de las importaciones no solo de insumos y bienes de capital, sino también de muchos bienes finales que sacarán de competencia a la producción nacional que no logre aumentos rápidos de productividad”. Además, se desalentaría la producción de bienes exportables y llevaría al “deterioro de la cuenta corriente de la balanza de pagos, que hará más difícil la adquisición por parte del Tesoro de los dólares para pagar intereses”.
Los planes de Caputo y Economía
En el equipo económico admiten que el peso alcanzó un fortalecimiento mayor al esperado, pero lo adjudican a la rigurosidad implementada en el ajuste fiscal y la baja de la eliminación monetaria.
Para el equipo de Caputo, una diferencia clave entre este momento y el que había cuando se acercaba el fin de la convertibilidad, es que el gobierno alcanzó casi de inmediato el equilibrio fiscal, lo mantuvo el año pasado y lo mantendrá en este 2025, como una política de Estado.
Caputo sostiene que se cuenta con otras herramientas para mejorar la productividad. Entre esos instrumentos, destaca la posibilidad de reducir la presión impositiva a medida que se estabilice el superávit de las cuentas públicas.
Con esa lógica, le promete al campo una baja de retenciones este año, como lo prometió Milei en la campaña electoral. Además, asegura que la reforma impositiva que impulsa el gobierno derivará en una menor presión fiscal en beneficio de las empresas, que verán una baja en los costos de producción. También contribuirá la decisión de ir hacia una dolarización de operaciones cada vez mayor.
Este esquema “virtuoso”, aseguran cerca del ministro de Economía, está permitiendo una enorme baja del riesgo país, a la zona de los 600 puntos, que viene acompañada por una caída en la tasa de interés.
La volatilidad contenida y el atraso cambiario
Para el economista Juan Pablo Ronderos, de la consultora MAP, elogia el trabajo del equipo económico en materia fiscal y monetaria, y dijo que se logró una “volatilidad contenida”. Coincide en que hay atraso cambiario, pero advierte que habrá que convivir con esa realidad en los próximos años.
“Era imposible entender un año atrás lo que iban a hacer, pero conceptualmente fueron más o menos hacia donde creíamos que iban a ir. Lo fiscal como el corazón del programa, y en lo monetario les decíamos a nuestros clientes que no iban a ir por un Plan Bonex ni por un reperfilamiento. Salió bien. En lo cambiario es donde hay mayores diferencias entre lo que imaginábamos y lo que pasó, y seguimos pensando, que es la parte más floja e inconsistente del programa”, dijo Ronderos.
Para el economista, sostener el crawling peg en el 2% es “innecesario”, y dijo que es “la parte más arriesgada del plan”.
A un año de la devaluación con la que debutó el gobierno de Javier Milei, la brecha cambiaria, que en octubre del pasado pasado tocó el 150%, se redujo al 15 por ciento.
A diferencia de lo que ocurrió en experiencias anteriores que derivaron en saltos marcados del tipo de cambio oficial, al cabo de 12 meses la brecha se viene cerrando por un derrumbe de los precios alternativos que se mueven a la baja para equipararse con el dólar oficial.
Para Piedad Ortiz, de Wise Capital, el plan del Gobierno de hacer escasos los pesos y abundante la plaza en dólares “está funcionando”. Destacó que “para contener ese rally cambiario, el Gobierno sale a bajar la tasa. La estrategia cambiaria que están usando la vemos como muy positiva”.
Una de las consecuencias de la reducción de la brecha es que cada vez más argentinos demandan dólar MEP para pagar sus consumos en el exterior. Según datos oficiales, el 50% de los consumos en dólares se pagan con MEP, por lo que no salen de las arcas del Banco Central sino que son provistos por el sector privado.
Martín Rapetti, director de la consultora Equilibra, sostuvo que “el nivel del tipo de cambio es demasiado bajo para la Argentina y eso ocurre cuando hay mucho optimismo en el sistema financiero”.
“La duda que me genera es que la economía cuando llegó a tipo de cambio como el actual, genera un flujo de demanda de dólares tan grande que se sostiene con endeudamiento externo. En 2017 en una situación con el dólar actual, los privados llegamos a demandar US$ 30.000 millones para turismo y atesoramiento”, recordó.
De todos modos, Rapetti marcó que no ve un salto cambiario en el verano. “No creo que vayan a devaluar en los próximos tres meses. Financieramente te conviene posicionarte en algún activo en pesos, eso genera menos demandas de dólares y el Banco Central puede acumular reservas. El tema es cuánto duran esos procesos”.
Vencimientos financierons y alivio en el gobierno
La confirmación de que el gobierno ya tiene los dólares para afrontar los vencimientos financieros de este año sumó alivio al mercado, que sigue apostando a los bonos argentinos.
Para Rodolfo Santángelo, la Argentina “no está en un momento de grosero atraso cambiario”, pero advierte que el equilibrio de monedas está “muy justo”. “No me gustaría que el Gobierno esté ansioso por bajar la tasa de devaluación. Sería una buena noticia seguir en el 2%, con una inflación de 2% como para estabilizar la pérdida de competitividad, pero hay mensajes en el sentido contrario”, indicó.
Santángelo coincide en que la Argentina “se ha vuelto un país caro en dólares”. “No estamos en un momento de grosero atraso cambiario, pero están pasando cosas en el mundo: la victoria de Trump trae un nuevo dólar fuerte, el real está débil, el peso chileno está débil, la soja tiene un precio internacional de medio para abajo y la economía se está abriendo con un dólar bajo, con lo cual estamos justos. Diría que esta convergencia es una buena noticia, pero no hay que embalarse ni exagerar. Esto tiene que ser entendido como una maratón y no como que ya llegamos a la tierra prometida”, señaló.
Por su parte, el analista financiero Federico Fiscella dijo que “este tipo de cambio se está sosteniendo en función de varias medidas, como la intervención en el mercado financiero y el manejo del dólar MEP por parte del Banco Central”.
Sostuvo que “otra medida clave es el blanqueo de capitales, que en términos de tiempo fue el más exitoso, en pocos días consiguieron 23 mil millones de dólares. Esto se suma al cepo cambiario, que va a continuar.
Para el ex director General de Aduanas Guillermo Michel, el panorama puede mejorar teniendo en cuenta que el FMI seguirá apoyando a la Argentina. “El Fondo Monetario va a apoyar a este gobierno con un préstamo político así como lo hizo con el gobierno de Cambiemos. Hay una decisión política. Tiene un objetivo que es bajar su exposición en Argentina y para eso necesita que Argentina vuelva a acceder a los mercados internacionales para que se vuelva a endeudar, le pague y baje los 44 mil millones de dólares de deuda”, señaló.
Consultado sobre la posibilidad de que el Fondo pida una devaluación luego de las elecciones, señaló: “Hay sectores que van a ganar y otros sectores que van a perder. Por lo general, lo que pasa siempre es que pierden la clase media, los trabajadores y los jubilados“.
Michel sostuvo que “en los informes del Fondo dice que hay un atraso cambiaria del 35% o 40%” y alertó que “el atraso del tipo de cambio está generando inconsistencias en la economía argentina”. Juan Carlos de Pablo opinó sobre el valor del dólar.
Por José Calero-IProfesional