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Quién es Matías Gazzani, el narco prófugo por el que ofrecen una millonaria recompensa

El Ministerio de Seguridad Nacional ofreció $10 millones por datos que permitan atrapar a este prófugo que sería el jefe de una especie de cooperativa criminal: los Menores

¿Quién es Matías Ignacio Gazzani, el narco cuya recompensa por datos que favorezcan su detención el Ministerio de Seguridad Nacional fijó en 10 millones de pesos? Hoy es uno de los narcos con mayor expansión en la ciudad, aun cuando está prófugo desde hace más de un año, cuando su nombre comenzó a sonar detrás de un entretejido de hechos sangrientos, como los crímenes de Andrés “Pillín” Bracamonte y Ricardo Attardo, jefes de la barra de Rosario Central.

Se lo vincula a la banda de Los Menores, que hoy tiene la hegemonía del núcleo duro de la hinchada “canalla”. El propio Pillín Bracamonte reveló sobre él, poco antes de ser acribillado, el 9 de noviembre pasado: “Se mueve en un Mercedes Benz por Buenos Aires y Rosario y nadie lo puede detener”; sugirió, así, que Gazzani contaba con “protección” para mantenerse prófugo tanto tiempo.

Este martes, el Ministerio de Seguridad Nacional ofreció, a través del Programa Nacional de Recompensas, publicado una publicación en el Boletín Oficial, 10.000.000 de pesos a quien pueda dar información sobre este narcotraficante, al que le adjudican ser el jefe de una banda llamada Los Menores, que nació en el barrio 7 de Septiembre, del noroeste de Rosario.

La recompensa para poder detener a Gazzani se suma a la presentación que hizo el jueves pasado la cartera que encabeza Patricia Bullrich en la Justicia federal de Rosario, donde se estableció que varias zonas de la ciudad, entre las que figura 7 de Septiembre, quedaban bajo un régimen de “investigación especial”, es decir, el paraguas de la ley antimafia, que es la primera vez que se aplica después de su aprobación en abril pasado.

La interpretación que hacen en el Ministerio de Seguridad Nacional es que Gazzani es el referente de una especie de “cooperativa del crimen” que está en plena expansión en Rosario y la región, luego de que los líderes de los principales grupos narco fueran encarcelados y se encuentren bajo un régimen de aislamiento en las cárceles federales.

Lo que buscan evitar es que este narcotraficante, que tiene pedido de captura de la Procuraduría de Narcocriminalidad (Procunar) y de la Justicia provincial, siga en un proceso de expansión, con nuevos negocios vinculados a la droga, y que el problema de la violencia en Rosario vuelva a generar problemas serios, después de la caída de los homicidios que se registró el año pasado, que bajaron un 65% con respecto a 2023.

El primero que hizo visible a nivel público el nombre de Gazzani fue quien se cree que terminó siendo su víctima: Andrés Bracamonte, en una entrevista con LA NACION en octubre pasado, unos días antes de que fuera acribillado en las inmediaciones de la cancha de Rosario Central.

Luego, en enero, el núcleo duro de la hinchada canalla se reacomodó y un hombre cercano a la banda Los Menores, como Lautaro “Laucha” Ghiselli, pasó a ocupar la principal referencia de la barra. En la ceremonia de quema de las banderas, que se hizo con una enorme choripaneada, estuvo presente Santino Alvarado, el hijo de Esteban Lindor, el principal narco de Rosario, que está preso actualmente en el penal de Ezeiza. Santino se mueve entre Rosario y Marbella, España.

Seguidilla de “ejecuciones”

Gazzani, ahora cercano a Alvarado, tiene sus orígenes en la banda contraria, como es Los Monos, que durante los últimos meses perdió influencia en la arquitectura criminal de la ciudad, sobre todo después de que murieron varias personas ligadas a Ariel “Guille” Cantero, entre ellos, Gustavo Fernández, primo hermano del jefe de Los Monos, que fue asesinado en marzo pasado por un sicario, identificado como el hijo de Claudio “Morocho” Mansilla, quien pretendía fugarse con Alvarado en un helicóptero de la cárcel de Ezeiza en marzo de 2023.

Dos meses antes fue ejecutado Mario Alberto Fernández, de 42 años, conocido como “Marito Pino”, uno de los “históricos” del clan Cantero. En octubre del año pasado fue “eliminado” otro personaje cercano al líder de Los Monos, Samuel Medina, el “Gordo Samu”, yerno de Guille Cantero, que fue homenajeado en la cancha de Rosario Central tras su asesinato.

El crimen más reciente fue el domingo pasado, cuando mataron desde una moto a Brian Figueroa, un referente de Los Monos en la barra de Newell’s.

Este martes fue atacado a balazos en Rueda al 1800, en la puerta de su casa, Juan Domingo Ramírez, un sicario y narco histórico de la banda de Los Monos que fue detenido en 2014 y luego protagonizó una fuga escandalosa de la Jefatura de Policía de Rosario. Ramírez había sido condenado en 2022 a cuatro años de prisión por narcotráfico y este año le revocaron la prisión domiciliaria por un caso de violencia familiar.

Sangrientos reajustes

En Rosario la muerte “reacomoda” el negocio narco, como ocurre desde hace por lo menos una década y media, cuando a partir del crimen de Claudio “Pájaro” Cantero, el 26 de mayo de 2013, la ciudad empezó a vibrar bajo la conmoción de las venganzas narco que se transformaron en una parte fundamental del negocio ilícito, a diferencia de otros lugares, donde los traficantes buscan tener un perfil más bajo y evitar quedar al descubierto con hechos sangrientos.

La aparición de Gazzani dentro del esquema narco rosarino aporta, según describieron fuentes judiciales y del Gobierno, "algo distinto", por lo menos respecto del modelo de negocios de distribución de drogas al menudeo que gestaron Los Monos hace dos décadas.

Advierten que Gazzani coordina una especie de cooperativa narco, en la que confluyen varios grupos, como los de Alvarado, Mansilla y Francisco Riquelme, entre otros. Esta “cooperativa” es la que, según la mirada de los investigadores, comenzó a mover grandes cantidades de cocaína que exceden el abastecimiento de la venta de drogas de la región. La expansión es hacia el conurbano bonaerense y otras provincias, como Córdoba, donde Alvarado tiene una terminal desde hace años. Algunos sospechan que también envían cargamentos al exterior, a través de socios instalados en la hidrovía Paraná-Paraguay.

Uno de los eslabones cercanos a Gazzani es Lisandro Contreras, que en diciembre pasado fue detenido por la Policía Federal cerca del Puerto de Frutos, en Tigre, y que vivía con su pareja en una casa del barrio cerrado San Sebastián, de Pilar, donde había pagado seis meses de alquiler por adelantado.

En diálogo con LA NACION, antes de ser atrapado, Contreras explicó que ni Gazzani ni él pertenecían a la banda Los Menores, sino que usaban sus “servicios” de manera tercerizada. Esa hipótesis también tienen los investigadores.

En la imputación que llevó adelante la fiscal Georgina Pairola, tras la detención de “Licha” o “Límón”, como también lo llaman a este narco, se apuntó a la complicidad de un policía con esta organización. En marzo pasado, se entregó en la sede de la Tropa de Operaciones Especiales (TOE) Jonatan Garraza, de 36 años. Pairola reveló en la audiencia imputativa fotos obtenidas del teléfono de Contreras en las que se veía a Gazzani, al policía y a Licha en una playa solitaria de Villa Gesell en pleno invierno.

El temor latente es que el escenario criminal de Rosario, que comenzó a cambiar, vuelva a reproducir un escenario de violencia donde los sonidos de los disparos enciendan el pánico y se conviertan en un ritual natural.

No hay un crecimiento desmesurado de crímenes, pero el negocio del tráfico de drogas creció bajo otra modalidad. En el primer semestre de 2025, el departamento Rosario registró 68 homicidios, 10 más que en el mismo período de 2024. Lo que se ve, según apuntan fiscales que investigan los asesinatos, son “crímenes selectivos”, como, por ejemplo, contra Los Monos.

Los fusiles de asalto

Algo que encendió la preocupación durante las últimas semanas, y que contribuyó para que se pidiera la aplicación de la ley antimafia, fue el hallazgo de un arsenal en la casa de uno de los familias de Francisco Riquelme.

El 12 de junio pasado la Policía de Seguridad Aeroportuaria secuestraron un tipo de armamento que no es común ver en manos de los grupos criminales locales. Entre las armas incautadas había tres fusiles Colt M4, una carabina que usa una munición calibre 5,56 mm, que no es muy fácil de conseguir en Argentina. Este tipo de fusil, que es un derivado del AR-15, es fabricado por la empresa Colt de Estados Unidos, y es el arma principal de infantería del ejército norteamericano, aunque también lo usan fuerzas policiales de elite, como el grupo táctico SWAT.

Esos fusiles de asalto no se usaron en Rosario, donde en ningún crimen ni ataque se registró ese tipo de munición que tiene un poder de fuego importante. Se sospecha que Riquelme adquirió ese armamento –probablemente a través de un vendedor ilegal de armas que lo trajo del exterior- porque piensa usarlo en algún momento.

Este joven fue detenido en 2020, después de librar una batalla sangrienta en la zona oeste de Rosario contra una franquicia de Los Monos que gerenciaba Matías “Pino” César. Fue arrestado por intentar matar a Mariana Ortigala, que pasó de integrar la banda de Alvarado a tener protección de Guille Cantero. Ortigala fue detenida luego por extorsionar y quedarse con inmuebles en nombre de Los Monos.

Por Germán de los Santos-La Nación