Por qué el Gobierno no puede usarlos como fusibles del Coimagate. Y cómo, ante la desazón de Santiago Caputo, Karina Milei “promovió” a Martín.
La noticia le cayó como un baldazo de agua fría a Santiago Caputo. Es que la nueva “mesa política” que el Gobierno estrena hoy, y que incluye a los tres extremos del devaluado Triángulo de Hierro -Javier Milei, su hermana Karina y el asesor estrella-, también tiene entre sus integrantes a Martín Menem, el cuestionado titular de la Cámara de Diputados. Lo de cuestionado es no solo por la opinión pública, advertida sobre el rol del riojano en el escándalo del Coimagate, sino también por Caputo: fue el propio asesor de Milei quien pidió la cabeza de los primos Menem, Martín y “Lule”, como una manera de descomprimir la crisis post elecciones. En realidad, ya había pedido que expulsaran a “Lule” antes del domingo negro en la Provincia, pero su protectora, Karina, intervino para que eso no sucediera. El hombre sigue a su lado en la Secretaría General de la Presidencia.
El problema es evidente: el Gobierno necesita oxigenarse y tirar lastre para recuperar la iniciativa, pero los Menem están atornillados a sus sillas. El asesor Caputo empuja, la hermana Karina resiste. Y los primos riojanos no solo siguen donde están, sino que además a Martín lo promovieron.
Es un mensaje interno de Karina a Caputo: con los míos no te metas.
Recordemos que los Menem tuvieron un rol clave en la trama de las coimas del 3 por ciento que, de acuerdo a los audios del echado Diego Spagnuolo, se recaudaban entre los laboratorios que tienen contratos con el Estado. Según esas grabaciones, el recaudador informal era “Lule”, y el nexo con la droguería Suizo Argentina, Martín. La Suizo Argentina, como se sabe, era la que vehiculizaba los supuestos sobornos que llegaban a manos de la mismísima Karina.
Una semana antes de la paliza en suelo bonaerense hubo elecciones en Corrientes, y los libertarios salieron cuartos: se encendieron todas las alarmas porque parecía evidente que el impacto del Coimagate estaba teniendo un correlato en las urnas. Fue entonces cuando Milei decidió escuchar a su asesor Caputo y entregar a “Lule” como fusible para descomprimir el escándalo, pero Karina se plantó.
No se va nadie, le dijo a su hermano.
Y no se fue nadie.
Con el resultado del domingo, otra vez volvieron las presiones del asesor sobre los primos caídos en desgracia, y otra vez Karina los mantuvo. ¿Cuál es el costo político que está dispuesta a pagar para que los parientes de Carlos Saúl sigan en el Gobierno? ¿No quiere o no puede echarlos?
La lógica interna de la corrupción dice que el que roba para la corona, el que recauda para “El Jefe”, es intocable. Sabe demasiado. Y soltarle la mano sería poco menos que suicida, porque puede hablar. Y ya es suficiente con un solo Spagnuolo.
Para terminar, va una pequeña historia sobre Milei y el clan riojano. Fue Martín Menem, gracias a su prima Zulemita, quien puso en contacto al líder libertario con su tío Carlos Saúl. Cuentan que Milei -que por entonces ya era un economista mediático, pero aún no estaba metido en política- enseguida le cayó en gracia al caudillo riojano.
–Vos vas a llegar a Presidente –le vaticinó en aquel encuentro.
A lo que el libertario se negó:
–Pero a mí no me interesa la política.
La anécdota la contó el propio Milei, pero se olvidó de mencionar cuál fue el consejo que Menem le dio aquella tarde:
–Vas a llegar. Pero para eso, escuchame bien, el secreto es que nunca te pelees con nadie.
No hay remate.

Por Franco Lindner- Revista Noticias