No tengo ánimo antinorteamericano, pero me ofende que Estados Unidos tenga un presidente bruto, un secretario de Tesoro ignorante y un embajador sin preparación diplomática. Más aún me indigna ver a Javier Milei humillarse.
Previo a la columna, vamos a comenzar con un endorsement. Estoy en las antípodas de ser antinorteamericano. Tengo un hijo y nietos norteamericanos, que nacieron allá. Viví en Estados Unidos durante mi exilio al fin de la dictadura militar, exilio desencadenado por publicar al periodista Jack Anderson, del premio Pulitzer por los papeles del Pentágono, en una nota durante la Guerra de Malvinas contraria a los intereses de la dictadura, por la que ordenaron mi arresto acusado de espía de la OTAN.
El Buenos Aires Herald, propiedad de la empresa norteamericana Evening Post Publishing Company, de Charleston, Carolina del Sur, fue el aliado de Perfil durante la dictadura, ya antes de Malvinas cuando fui primero detenido ilegalmente por la dictadura, me salvó que el Herald publicando mi desaparición haciendo que tuvieran que liberarme. Los tres directores del Herald: Bob Cox, James Neilson y Andrew Graham-Yooll fueron y/o son columnistas de Perfil.
En 1980 la embajada de Estados Unidos me distinguió con una beca bajo el programa de jóvenes sobresalientes que por entonces tenía la propia Cancillería de los Estados Unidos. Estudié televisión en la Universidad de Nueva York, dos de mis hijos son egresados de MIT y de la Universidad de Columbia. Yo me formé en el glorioso periodismo norteamericano de la era del Watergate y Columbia me otorgó el Premio Moors Cabot.
En Perfil publicamos en inglés el periódico Buenos Aires Times por pedido de la AmChan, la Cámara de Comercio Norteamericano Argentina cuando cerró el Herald para que se conservaran textos de coyuntura política y economía escritos originalmente en inglés
La lista podría seguir, pero alcanza para dejar en claro que no tengo ningún ánimo antinorteamericano, por eso me ofende ver como presidente de ese país al que quiero, a un bruto como Donald Trump, que tenga como secretario de Tesoro, o sea ministro de Economía, a un ignorante como Scott Bessent, y como embajador de Estados Unidos en la Argentina a una persona tan poco formada diplomáticamente como Peter Lamelas.
Me ofende, más aún, ver al presidente de la Argentina Javier Milei comportarse de forma tan humillante, indigna de su cargo, hasta infantil frente a la presencia despectiva para nuestro país de Trump.
Estados Unidos no es Trump, es infinitamente mejor que ese presidente que hoy los representa. Y Argentina no es Milei por idénticos motivos. Estados Unidos es un gran país que está atravesando un momento político de desconcierto, como el nuestro, del cual se va a reponer como nos repondremos nosotros.
El periodismo televisivo de Estados Unidos, escuela audiovisual del mundo, tampoco es este degradado en la polarización, los adjetivos, los insultos y con propietarios o CEOs de medios sin sentido de misión pública.
El periodismo argentino, aunque con menos antecedentes por las cinco décadas en que dictaduras militares interrumpieron nuestra democracia, tampoco es esto que se ven en los canales de noticias encandilados por espejitos de colores, enajenados tras la pérdida de cualquier sentido crítico como meros aplaudidores procíclicos de la sinrazón.
Dicho este endorsement pro Estados Unidos que admiro y no por el de Trump, falta aclarar a los más jóvenes que combatí al kirchnerismo, que nunca fui peronista y no me dirijo a la audiencia desde una posición ideológica contraria al verdadero liberalismo al que adscribo.
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Triste papel ayer el de nuestro Presidente, infantilizado y en su proceder insignificatizando a la Argentina que representa. Humillante y bochornoso. Paro vayamos a los actos y sus consecuencias. ¿A Donald Trump realmente le importa Javier Milei? Ni siquiera sabe bien el calendario electoral confundiendo elecciones legislativas den 2025 con las de una eventual reelección en 2027.
Trump, con su habitual megalomanía y su estilo coloquial, suele transformar cualquier interacción en un espectáculo de su propio poder. Un espejo desproporcionado porque el narcisismo es un rasgo que ambos mandatarios comparten: se presentan como los mejores y dicen que todo lo anterior fue un desastre, son exacerbados, exagerados y tienen poca rigurosidad cuando adjetivan o califican sus propios accionares en forma positiva, o los de la oposición en forma negativa, rasgo característico de ambos líderes, aunque en el caso del argentino como un pequeño imitador que dio lástima además de indignación
"Acabamos de darle al presidente de Argentina un respaldo completo", expreso el presidente norteamericano en uno de los fragmentos de la reunión. Desde el punto de vista de la estética, vale mencionar que allí estaba la secretaria General de la Presidencia, Karina Milei, aunque no estaba su contraparte de los Estados Unidos, lo que confirma la idea de gobierno bicéfalo que tenemos.
Es llamativa la broma de Trump. Luego de decir que Milei tiene “apoyo completo”, hace el chiste de que “se terminó la reunión”, como diciendo “bueno, te di lo que querías, no me hagas perder más el tiempo”. Incluso, había dicho previamente que tenía muchas reuniones pero que quería hacer eso, como diciendo: "Metí esto acá en el medio para ayudar a este señor tan debilitado".
Otro elemento que no pasó desapercibido fue que Trump dijo que Argentina “no necesita un rescate”. Los usuarios de Twitter destacaron especialmente la cara que pone el ministro de Economía, Luis Caputo, quien mira a cámara con gesto de preocupación en el momento exacto en que el presidente estadounidense dice aquella frase.
¿Será que Trump considera que con el apoyo político debería ser suficiente? ¿O es parte del uso de la continua contradicción discursiva con la que enloquece a todos como técnica psicópata?
Algo que hoy se disipó con la confirmación del monto de la ayuda por parte del secretario del Tesoro. Pero quizás lo más irritante de la reunión fue cuando Trump se refirió al desempeño de Milei en las próximas elecciones. “Milei va a tener mucho éxito en las elecciones. Para completar el maravilloso trabajo que está haciendo, necesita un nuevo mandato, y lo conseguirá”, expresó.
La alabanza a Milei, calificándolo como un “líder fantástico” y la afirmación de que “necesita un nuevo mandato para completar su tarea y lo conseguirá”, sonó algo falso. Además de que Trump no esté muy interiorizado en nuestro país, ya que confundió las próximas elecciones con las presidenciales es irritante escuchar al presidente estadounidense entrometerse en una decisión que concierne a los ciudadanos argentinos.
Este es otro elemento autoritario de Donald Trump, y que demuestra formas pornográficas a la hora de intervenir en la política interna de otros países. Es como si le hubieran dado un pequeño apunte de lo que el presidente argentino necesitaba que diga y, sin interiorizarse demasiado en el tema, lo repitió.
La imagen recuerda mucho, aunque con Milei el desprecio fuera aun mayor, a un encuentro que el mandatario estadounidense tuvo durante su primera presidencia con nuestro entonces presidente Mauricio Macri. “Yo le hablo de Corea y él me habla de limones”, dijo Trump sobre los limones tucumanos.
A Trump le encanta demostrar que él es quien manda, quien tiene el poder y lleva las riendas de los asuntos. Es evidente que, como muchos analistas lo han señalado, el interés de Trump es más por proyectar su influencia en América Latina que por el propio Milei.
Pero el juego de roles se juega de a dos. La delegación argentina tomó cada palabra de Trump como agua en el desierto. Incluso levantar como trofeo un posteo del mandatario norteamericano, impreso en tamaño gigante, donde lo elogiaba a Milei como “un líder verdaderamente fantástico y poderoso para el gran pueblo de Argentina” y reiteró su apoyo para la reelección en 2027.
El mensaje fue entregado personalmente en una carpeta durante el encuentro, y Milei se encargó de sacarse varias fotos exhibiéndolo, celebrando el gesto como un acto extraordinario de amistad y respaldo político haciendo recordar la fascinación que podía sentir los pueblos originarios frente a espejitos de colores con los que los engañaban los invasores. ¿Será tan determinante como cree Milei?
Repasemos brevemente los hechos. Hasta el viernes 19, el panorama para el Gobierno era sombrío. El dólar no paraba de subir, caían los bonos y las perspectivas de que Milei hiciera una buena elección en octubre se ensombrecían. El Banco Central tuvo que vender mil cien millones de dólares en solamente tres días para sostener el peso, mientras los bonos registraban enormes pérdidas.
El lunes, al menos momentáneamente, todo pareció cambiar. Como si el cielo se aclarara tras fuertes truenos y nubarrones que anunciaban una tormenta. El respaldo de Trump y Bessent generó un efecto inmediato de alivio en los mercados, demostrando también ellos mismos son insistentes. Pasan de un extremo al otro sin escala.
Bessent calificó al gobierno argentino como un “aliado sistémicamente importante” y prometió que harán “what is needed” (lo que sea necesario). “Todas las opciones para la estabilización están sobre la mesa”, afirmó. Tras su publicación, los bonos argentinos en dólares subieron, el peso se fortaleció y el S&P Merval, aumentó más de un 6%, el principal índice bursátil de referencia para ese país.
Se disiparon los temores de default y se abrieron expectativas de asistencia financiera, lo que impulsó una inmediata suba de los bonos argentinos, en especial los Globales bajo ley extranjera. El Banco Mundial anunció un adelanto cuatro mil millones de dólares de un acuerdo mayor y el BID comprometió otros 3.900 millones, contribuyendo a la caída del riesgo país y a un ingreso de capitales externos que refuerza las reservas del Banco Central.
Esta mañana, el secretario del Tesoro norteamericano volvió a postear. En una publicación en la red social X, detalló que se negocia un swap por veinte mil millones de dólares entre el Tesoro norteamericano y el Banco Central argentino, además de un crédito stand-by a través del Fondo de Estabilización de Cambios. En el posteo del funcionario no termina de quedar claro si el swap y el crédito stand-by se solapan o son dos instrumentos que se negocian paralelamente.

También anticipó que Washington está dispuesto a comprar bonos argentinos tanto en el mercado primario como en el secundario, y agregó que se trabaja junto al gobierno de Javier Milei para eliminar la exención fiscal a los exportadores de materias primas que liquidan divisas en el exterior.
Pero este alivio momentáneo puede ser, como dice el dicho: pan para hoy y hambre para mañana. Y desde Estados Unidos llegaron las primeras advertencias de que es muy temprano para cantar victoria. El economista Robin Brooks, ex jefe de estrategia nada menos que de Goldman Sachs y del Instituto de Finanzas Internacionales, advirtió que, aunque la intervención estadounidense puede ofrecer un alivio temporal al peso, a largo plazo resulta perjudicial ya que no soluciona los problemas estructurales subyacentes.
Brooks sostiene que el peso argentino está sobrevaluado al menos un 20% y que ninguna medida externa, ni verbal ni monetaria, puede corregir esta distorsión. Calificó la ayuda de Estados Unidos como “la medicina equivocada”, argumentando que se trata de tratar los síntomas y no la enfermedad, lo que podría empeorar la situación económica a futuro.
En lugar de seguir interviniendo para sostener un tipo de cambio artificial, Brooks recomienda aprovechar el respiro que brinda el apoyo estadounidense para implementar un sistema de tipo cambio flotante. Este enfoque permitiría un reajuste más natural, favoreciendo las exportaciones y corrigiendo los desequilibrios existentes en la economía argentina. Pero eso iría contra la táctica cortoplacista de Milei: aguantar hasta las elecciones esperando que la ayuda estadounidense lo favorezca.
Pero este no fue el único contrapunto en la propia tierra norteamericana sobre el apoyo a Javier Milei. Bessent llamó “american peronist” a la senadora demócrata Elizabeth Warren y criticó al candidato a alcalde en Nueva York del mismo partido, Zohran Mamdani, que respalda a la senadora.

Acusó a los demócratas de defender “políticas económicas destructivas” que, según él, “rivalizan con la fallida agenda izquierdista de la oposición argentina”. En un tono cargado de ironía, agregó: “Pocos deberían sorprenderse por la interpretación autocompasiva de ‘No llores por mí, Massachusetts’” de donde es oriunda la legisladora, aludiendo tanto al famoso tema sobre Eva Perón, e interpretado por Madonna en el famoso musical, como al estado que representa la senadora.
Bessent fue más allá al llamar a Warren “compañera peronista estadounidense” y lanzar una advertencia sobre un aliado político de la demócrata: “Si su alma gemela política (…) Zohran Mamdani, llega a la alcaldía de la ciudad de Nueva York, estoy seguro de que la senadora pedirá un rescate financiero cuando lleve a la ciudad a la quiebra”. Estas declaraciones coincidieron con la antesala de la reunión entre Trump, Bessent y Milei en el marco de la Asamblea General de las Naciones Unidas en Nueva York.
Ofende un poco que, desde la altura del poder republicano, hable despectivamente de “rescate”, como algo que es necesario luego de un “desastre económico”, al mismo tiempo que está operando para darle un préstamo a la administración de Milei, y afirme que Milei hizo una "gestión extraordinaria". Es como si se hubiera comprado entero el relato de la “pesada herencia”.
Paralelamente Bessety cometió dos errores técnicos demostrando ignorancia preocupante en quien conduce la mayor economía del mundo, dijo que Argentina fue objeto de un ataque especulativo de fondos internacionales cuando en realidad quienes compraron cinco mil millones de dólares mensuales fueron las personas físicas de Argentina para ahorro. Y con Trump dijo que “Milei está haciendo lo mismo que nosotros”, lo que se contrasta con la realidad y si fuera cierto entonces Estados Unidos iría por mal camino ya que Argentina precisa un rescate.
Debemos destacar que, aunque haya dicho “american peronist” y no “american kuka” igualmente utiliza peyorativamente el nombre del partido mayoritario de Argentina que merece por esa elección de sus ciudadanos al menos respeto. Un grosero.
A lo largo de la historia, Argentina ha recibido al menos 12 paquetes de asistencia financiera del Tesoro de Estados Unidos, de los cuales siete fueron otorgados y utilizados durante el gobierno de Raúl Alfonsín, y otros cuatro entre 1959, 1962, 1967 y 1968, con el último entregado a Carlos Menem en 1995. Ninguno de ellos sirvió para resolver los problemas estructurales del país, y esto está más que claro. Entonces, ¿por qué alguien cree que ahora será diferente? Porque, como siempre, tenemos ganas de creer.
Los espejitos de colores aparecen una y otra vez, y la gente se muere de ganas de creer en ellos. Pero en economía los espejitos de colores no existen; no se puede producir ni pagar deuda sin productividad real. Con este tipo de cambio, la microeconomía argentina simplemente no tiene capacidad para sostenerlo, y la deuda solo se puede pagar con producción efectiva, no con ilusiones. ¿Pero servirá realmente el apoyo estadounidense para favorecer a La Libertad Avanza en octubre?
Jaime Durán Barba sostiene que el reciente apoyo financiero de Estados Unidos no se traducirá en votos para Javier Milei. Según su análisis, los electores argentinos desconfían de la ayuda internacional y priorizan las experiencias cotidianas antes que los gestos geopolíticos. La promesa de respaldo económico, aun cuando mejore los indicadores financieros, no moviliza emociones ni cambia el humor social.
Para Durán Barba, en política cuentan las sensaciones, no los datos técnicos. “Nadie sabe qué es el riesgo país”, a la mayoría le importa más el precio de los medicamentos, el costo de la carne o un escándalo ligado a la salud infantil que una baja en el dólar. Incluso un anuncio de ayuda externa queda opacado si la gente percibe insensibilidad ante problemas concretos como hospitales desfinanciados o medicamentos caros.
En la entrevista que le realizamos este lunes, sostuvo que una frase desafortunada sobre un niño autista o los recortes al hospital Garrahan impactan mucho más que cualquier desembolso de Washington. Además, hay otro elemento: Argentina es el país más antinorteamericano de la región, lo que limita el rédito de un acercamiento a Trump.
Miremos por ejemplo cómo favoreció la imagen pública de Luiz Inácio Lula da Silva el enfrentamiento de Trump mediante aranceles, o la injerencia respecto a las causas a Bolsonaro. Vale mencionar que enorgullece escuchar el discurso de Lula y posición soberana de Brasil en su defensa del sistema democrático la división de poderes y su rechazo a la injerencia extranjera. Me hizo recordar a Alfonsín plantándose frente a Ronald Regan.
Trump parece haber tomado nota de esto, y por eso en su discurso en la ONU hizo un relato completamente exagerado de los logros de un encuentro de apenas 39 segundos con el presidente brasileño, afirmando que tuvieron "una excelente química", lo que habrá que ver si es cierto y correspondido, y no habría que descartar que lo quiso fue perjudicar a Lula electoralmente mostrando su abrazo.
“Brasil ahora enfrenta aranceles importantes en respuesta a sus esfuerzos sin precedentes de interferir en los derechos y libertades de nuestros ciudadanos estadounidenses y de otros", expresó Trump. Luego, agregó: “Tengo un pequeño problema diciendo esto, porque debo decirles, yo estaba entrando, el líder de Brasil estaba saliendo. Lo vimos, y yo lo vi, él me vio, y nos abrazamos”.
Más allá de hablar del otro sin que pueda responder, en una situación privada y sin consenso, es otra muestra del estilo enloquecedor de Trump un día elogia a Putin el otro lo amenaza, lo mismo con el líder de Corea del Norte o de China, o de Europa. Sus palabras tienen el valor de la persistencia del minuto.
Durán Barba opina que La Libertad Avanza sufrirá una derrota importante en las legislativas de octubre si continúa enfocada solo en la macroeconomía y no en la real y al mismo tiempo descuida la comunicación emocional. Para él, el respaldo de Trump o del Fondo Monetario Internacional (FMI) es entre irrelevante y negativo frente a un electorado que pide cercanía y esperanza. Sin un cambio profundo en el estilo de Milei y su equipo, la ayuda estadounidense no evitará el desgaste político ni garantizará su reelección en 2027.
Por otra parte, también es cierto que el ciudadano de a pie no ve que haya un “plan económico sostenible”. Quien se presentó como un “economista especialista en crecimiento con o sin dinero”, está corriendo a pedir un salvataje de Estados Unidos luego de un terremoto creado por las propias medidas que tomó su gobierno. Vale aclarar que si el dólar de diciembre de 2023 que puso Milei fuese el actual, corregido por la inflación tendría un valor de más de cuatro mil pesos.
La experiencia con Milei ya lleva dos años y el crédito social que tenía su programa, a la espera de promesas futuras, comenzó a gastarse. La oposición, además, comenzó ya una campaña contra “la entrega”, saliendo a argumentar que esto refuerza el sometimiento a Estados Unidos y podría implicar compromisos que nos perjudiquen, como la exigencia de anular los swap con China, aunque Luis Caputo ya salió a negar que esto haya sido pedido por Estados Unidos. Desde el peronismo, se presentó un proyecto para que cualquier nuevo endeudamiento pase por el Congreso y llamaron a frenar “la entrega” en las urnas el 26 de octubre.
Por el monto, el dinero del salvataje que se espera de Trump es comparable al que la administración Bill Clinton otorgó a México en 1995 en términos absolutos, aunque no en términos reales. Si se actualizarían esos 20.000 millones hoy serían casi 40.000 millones de dólares. En ese caso, Estados Unidos impuso diversas condiciones a las autoridades mexicanas, incluyendo garantías sobre recursos petroleros, algo que la oposición dice que podría ocurrir con Vaca Muerta y el litio. Francamente, tiendo a creer que ese no es el punto de interés, sino que hay una cuestión militar y geopolítica detrás.
Ayer, en este mismo programa, hubo un interesante contrapunto entre las visiones de los analistas Juan Tokatlian y Jorge Castro sobre la conveniencia del alineamiento de Milei con Trump.
Para Tokatlian, alinearse con Estados Unidos “va a tener costos”; mientras que Castro consideró que la alianza de Milei “le permite a la Argentina una relación privilegiada con el nuevo centro del poder mundial” y lo calificó como “uno de los dos grandes logros de Milei”.
Tokatlian sostiene que el poder norteamericano atraviesa un “declive relativo” frente al ascenso de China y el eje asiático, por lo que profundizar una relación “carnal plus” con Washington significa atarse a un socio que podría perder centralidad. Para él, esta política repite errores históricos, como cuando Argentina se aferró al Reino Unido en su ocaso, y en el futuro “va a costar” en términos de margen de maniobra y equilibrio geopolítico. La potencia en decadencia era Inglaterra y nos aliamos a ella, y no a Estados Unidos. Hoy la decadente es Estados Unidos, y nos aliamos a ellos y no a China, la ascendente.
En este contexto, el acercamiento a Donald Trump implica aceptar las demandas estratégicas de Washington, en particular la contención de China y la recuperación de su influencia en América Latina. Argentina, advierte, corre el riesgo de convertirse en un “laboratorio” de esta política, quedando condicionada incluso para futuros gobiernos.
En el extremo opuesto, Jorge Castro ve en la alianza con Estados Unidos uno de los mayores logros de Milei junto al combate a la inflación. A su juicio, el poder estadounidense no muestra señales de decadencia, sino que vive un momento de acumulación inédita gracias a la revolución tecnológica encabezada por la inteligencia artificial. Para Castro, el verdadero “centro del poder mundial” sigue siendo Estados Unidos, y la cercanía con Trump otorga a la Argentina una posición privilegiada para recibir respaldo económico y político en una coyuntura de crisis.
Castro sostuvo que, más que analizar tendencias de largo plazo, la política mundial es siempre pragmática, como un “eterno presente”, en el cual el liderazgo norteamericano es incomparable frente al eventual futuro superior de China. En ese presente, afirma, la decisión de Milei de alinearse con Washington le permite acceso a recursos y apoyo que ningún otro socio podría ofrecer. La ayuda de Trump y el Tesoro estadounidense, en su visión, responde a la “ley de la necesidad” y constituye un salvavidas crucial para la estabilidad argentina.
Ambas visiones son interesantes, pero es claro que hay un interés de Estados Unidos en la región en su disputa geopolítica con China. Recordemos, por ejemplo, las múltiples declaraciones de Laura Richardson, jefa del Comando Sur, sobre la importancia de los recursos naturales.
El borrador de la nueva Estrategia de Defensa Nacional de Estados Unidos, impulsado por el Pentágono bajo la administración Trump, coloca al “hemisferio occidental” como prioridad de intervención y control, relegando las preocupaciones globales que guiaron a gobiernos anteriores. En 2001, EE. UU. estaba preocupado por Afghanistan. Hoy, la preocupación es América Latina.
Esta orientación se refleja, en sus casos más claros, con maniobras militares en el Caribe para presionar a Venezuela, en el condicionamiento de la ayuda a Colombia y en la inquietud por la presencia china en la infraestructura estratégica de la región, como el Canal de Panamá o el puerto de Chancay en Perú. Las amenazas de Trump de aplicar aranceles y la compra de puertos clave por Blackrock muestran una disputa abierta por el dominio logístico y comercial en América Latina.
En Argentina, la atención de Washington se concentra en Tierra del Fuego, punto clave para la conexión antártica y las rutas interoceánicas en caso de crisis en el Canal de Panamá. El Comando Sur ha manifestado su preocupación por un eventual puerto o base logística china y sugirió incluso establecer una instalación estadounidense, lo que plantea tensiones de soberanía difíciles de manejar para un país dependiente de financiamiento externo. La eventual exigencia de cerrar la estación espacial china en Neuquén y las dudas sobre el swap de monedas con Beijing agravan este escenario.
Los recursos naturales de Argentina, en particular el litio, el cobre y los hidrocarburos, también figuran en la agenda estadounidense, aunque su explotación está bajo control provincial, lo que limita las concesiones que el gobierno nacional pueda otorgar, como lo dijo Lamelas en su exposición ante el Senado norteamericano. Cualquier asistencia financiera de Washington, por lo tanto, podría ir acompañada de presiones para acceder a estos bienes estratégicos o condicionar políticas de infraestructura, comercio y defensa.
Finalmente, el respaldo explícito de la administración Trump al gobierno de Javier Milei tiene un fuerte componente político. Más allá de los anuncios del Tesoro, el apoyo funciona como advertencia a las fuerzas opositoras y como mensaje a los gobiernos de la región, incluyendo Brasil y Colombia, que enfrentan sanciones pese a no tener una postura abiertamente confrontativa. Este aval otorga a Estados Unidos una nueva capacidad de influencia en la política argentina, sumándose a su peso en el FMI y en negociaciones clave como el juicio por la estatización de YPF.
Luis Caputo y Javier Milei enfrentan ahora el desafío de mantener la estabilidad financiera de Argentina hasta las elecciones, en un contexto donde el Gobierno depende fuertemente del endeudamiento para sostener la cotización del dólar. La combinación del respaldo explícito de Estados Unidos y la eliminación temporal de retenciones generó un alivio momentáneo en los mercados y en el valor de los bonos, pero persiste la incertidumbre sobre si estas medidas lograrán sostenerse o si se producirán nuevas turbulencias antes de los comicios.
El sector agropecuario, que aporta la mayor parte de las divisas al país, muestra fuerte escepticismo frente a la eliminación temporal de retenciones, percibiéndola como una medida electoralista. Productores de soja y maíz dudan sobre cuándo vender, y la Sociedad Rural Argentina reclamó reglas claras y estables para garantizar seguridad jurídica e inversión. La Mesa de Enlace cuestiona la efectividad de la medida y advierte que su carácter temporal genera incertidumbre sobre la liquidación de la producción antes de las elecciones.
La combinación de deuda infinita, medidas de corto plazo y dudas sobre la reacción del sector privado mantiene un clima de cautela en los mercados y el agro, dejando abierta la pregunta sobre la sostenibilidad del programa económico de cara a los próximos meses.
En definitiva, en términos políticos, el respaldo de Trump podría tener poco impacto real en las elecciones de octubre y además perjudicar económicamente a la Argentina a mediano y largo plazo. El efecto inmediato sobre los mercados fue notorio: el dólar bajó, los bonos subieron y se generó un alivio temporal en el sistema financiero.
Sin embargo, economistas advierten que esta ayuda no corrige los problemas estructurales de la economía argentina. Las medidas externas pueden ofrecer un respiro momentáneo, pero no sustituyen la productividad real ni las reformas internas necesarias para sostener un tipo de cambio estable y una deuda manejable. La dependencia de estos apoyos también plantea riesgos de soberanía y condicionamientos estratégicos, sobre todo en recursos críticos como el litio, el cobre y los hidrocarburos.
En coincidencia con las críticas del citado economista de Goldman Sach, la acreditada en el ministerio de Economía de Perfil, Eugenia Muzio, retrataba ayer el clima de los agentes económicos en esta pregunta: “¿Cuánto durará este veranito?. Recordamos en la columna de ayer que los dólares del blanqueo se los consumieron en 6 meses, los 14 mil millones del FMI en cuatro, estos no sabemos cuántos del Tesoro alcanzarán hasta diciembre.
Sin cambios en el programa de Milei que prioricen a los factores más afectados por la motosierra y recupere su conexión con los votantes, los beneficios económicos y políticos inmediatos pueden ser efímeros, dejando a La Libertad Avanza en una posición vulnerable frente a la opinión pública y a los desafíos estructurales del país.

Producción de texto e imágenes: Facundo Maceira
Por Jorge Fontevecchia-Perfil