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La ONU: el turno de América Latina

La irrelevancia de América Latina en el concierto mundial puede comenzar a revertirse en 2026 con la elección de un representante de la región al frente de la Secretaría General de las Naciones Unidas, un puesto que ya tiene candidatas como Michelle Bachelet y un argentino, Rafael Grossi, el influyente jefe de la IAEA.

El 80° período de sesiones de la Asamblea General de la ONU que oirá los discursos de líderes mundiales desde esta semana abrirá también la carrera por la sucesión de la Secretaría General, que ocupa el portugués Antonio Guterres y que por rotación histórica le corresponde ocupar desde 2026 a América Latina.

Uno de los candidatos confirmados a suceder a Guterres (2017-2026), es el argentino Rafael M. Grossi, director del Organismo Internacional de la Energía Atómica (IAEA), clave en las negociaciones por las inspecciones a Irán tan sensibles para EEUU, una de las potencias con poder de veto en la designación, como miembro del Consejo de Seguridad.

Entre los que se perfilan para el cargo  figuran la ex presidenta chilena Michelle Bachelet, de gran experiencia en la gestión de asuntos internacionales desde la propia ONU. “Lo estoy pensando”, dijo recientemente.

Bachelet fue la primera directora de ONU Mujeres, entre sus dos presidencias en Chile, y después Alta Comisionada de los DD.HH. de la ONU. También en este caso, dependerá de la aceptación -o resistencia- de EEUU y los otros miembros permanentes del Consejo de Seguridad: China, Francia, Rusia y Reino Unido.

Otra posible candidata es la ex vicepresidenta de Costa Rica (1994-1998) y responsable de la Conferencia sobre Comercio y Desarrollo de la ONU, Rebeca Grynspan. “Este es un momento para América Latina y el Caribe, le toca. Y creo que tiene muchos candidatos con las condiciones necesarias para ocupar ese puesto de manera excelente”, dijo Grynspan, como Grossi de buena aceptación en Washington. 

En otro carril ideológico, la presidenta de México, la izquierdista Claudia Sheinbaum, impulsa a Alicia Bárcena, su secretaria de Medio Ambiente y de gran currículum multilateral: de 1998 a 2000 fue coordinadora del Programa para el Medio Ambiente (PNUMA) y jefa de gabinete del secretario general ghanés Kofi Annan desde 2006. 

Aparte, dirigió la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL) de 2008 y 2022, y llegó a ser canciller del presidente Andrés Manuel López Obrador. 

Su discurso es muy franco, y por tanto difícil de conformar a las potencias: “Las Naciones Unidas requieren una cirugía mayor, y una de mis propuestas sería eliminar el veto del Consejo de Seguridad, con cinco miembros permanentes que votan uno contra los otros. El Consejo de Seguridad tiene atribuciones para generar paz o guerra, y el veto es lo que impide avanzar en ese sentido”.

Otras postulantes son Mia Mottley, primera ministra de Barbados, y María Fernanda Espinosa, ex presidenta de la Asamblea General y ex canciller ecuatoriana.

Un solo latinoamericano ocupó antes la Secretaría General de las Naciones Unidas, el peruano Javier Pérez de Cuellar, entre 1982 y 1991, un periodo que incluyó intensas gestiones durante la Guerra de las Malvinas en 1982, y que se cerró casi en consonancia con el fin de la Guerra Fría.

Ahora, como hace notar Juan Manuel Karg, la crisis del multilateralismo en general se combina con la renovada ofensiva de la segunda Administración Trump desde la misma potencia determinante para el nacimiento de la propia ONU, a golpes de diplomacia presidencialista, transaccional y repleta de actos punitivos.

“Siempre he sentido que la ONU tiene un enorme potencial, pero no está cumpliendo con él en este momento. Durante mucho tiempo ha sido ineficaz. Hay grandes esperanzas en ella, pero, para ser honesto, no está bien gestionada”, declaró al mismo tiempo que comenzaba la retirada del Acuerdo de París y de la Organización Mundial de la Salud, hitos de sus primeros 100 días. 

EEUU ha sido otra vez desafiado por la opinión general dominante en la ONU sobre uno de los asuntos más conflictivos del momento, el de Gaza, cuando la Asamblea General votó días atrás la Declaración de Nueva York, a favor de "la solución de los dos Estados, Israel y Palestina" (Argentina votó en contra): 142 Estados a favor, sólo 10 se opusieron y 12 se abstuvieron. 

Potencias medias

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América Latina, que puede dar ese salto de visibilidad internacional desde 2026 en la ONU, tiene en México, Brasil (que pretende un puesto permanente en el Consejo de Seguridad en representación de la región) una línea de “potencias medias” con riesgos y oportunidades frente a la excluyente rivalidad entre China y EEUU.

Como ha explicado Francisco de Santibañes (CARI) en “Efecto Mariposa”, las potencias medias están ganando cada vez más peso y más atención, con países que tienen recursos políticos y económicos considerables, con un rol cada vez más relevante y elites políticas interesadas en ejercerlo, desde el Sudeste Asiático a África pasando por nuestra América Latina.

“¿Cómo nos posicionamos ante este nuevo escenario internacional? ¿Cómo evitamos quedar atrapados de esta pelea entre dos gigantes, que nos quite margen de acción y no posibilite proteger, avanzar el interés nacional? Ante esa perspectiva, se está viendo cada vez más un diálogo entre las potencias medias y un proceso de aprendizaje de cómo posicionarse en este nuevo escenario internacional”, explica.

La mayoría de los países están tratando de evitar tomar una posición que les saque flexibilidad o la posibilidad de comerciar con todos los grandes actores económicos del sistema internacional actualmente, según De Santibañes. 

En ese contexto, Argentina aparece con una ventaja, a diferencia de muchos países, porque tiene una matriz comercial diversificada y socios diversos que incluyen Vietnam, mientras México, por ejemplo, destina más del 70% de las exportaciones a Estados Unidos, o Chile depende mucho de China.

Pero, en general, “estamos en un momento de transición, en donde no está claro cuáles son, si las instituciones como la ONU se van a adaptar a esta nueva realidad y van a seguir cumpliendo con su función, o si van a surgir nuevos mecanismos”.

“De hecho, China, en parte, y otros países, a través de BRICS y otros distintos foros, tienen una lógica distinta a las instituciones tradicionales que estamos acostumbrados. Generalmente, son foros flexibles, no les exigen a los miembros que sean soberanía, no hay una secretaría central con grandes presupuestos”.

Como destaca otra invitada a “Efecto Mariposa”, Diana Tussie (FLACSO), la crisis de las Naciones Unidas “es de larga data. Hemos convivido con una cierta parálisis de la Asamblea General y también con vetos cruzados en el Consejo de Seguridad durante muchísimos años”.

Irrelevancia

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Para salir de la actual irrelevancia regional, desde Argentina, lo primero que hay que preguntarse es cuáles son los intereses del país tanto en términos de intereses materiales como en términos de valores.

La candidatura de Grossi (foto, izquierda), en ese sentido, “es de suma importancia, no sólo por la capacidad personal que tiene y ha demostrado, sino porque tiene un entendimiento del mundo que viene, de las potencias medias de Sudamérica”. 

Pero la región deberá, como sea, superar de todos modos la falta de integración en muchos campos, que es una de sus grandes pérdidas de las últimas décadas, con presidentes que no se hablan o sólo hablan con los que piensan igual.

La Asamblea General de la ONU es el órgano más representativo de la institución más importante del multilateralismo global. Los tópicos que integran su agenda cada año y las resoluciones históricas que ella emitió son claves para entender las relaciones internacionales de los últimos 80 años.

Los otros cinco órganos principales de la ONU creados por la Carta de las Naciones Unidas son el Consejo de Seguridad, el Consejo Económico y Social, la Corte Internacional de Justicia, la Secretaría General y el Consejo de Administración Fiduciaria. 

La Asamblea, junto con la CIJ y el Consejo de Seguridad, es un órgano autónomo que puede ejercer sus funciones independientemente de cualquier otro.

Es el órgano deliberativo por excelencia del Sistema Naciones Unidas y constituye el principal foro para las deliberaciones multilaterales de la agenda global donde cada Estado se encuentra representado y donde cada voto vale lo mismo.