Misiones Para Todos

Bob Citrone, Luis Caputo y Scott Bessent, el triángulo de amigos financieros detrás de un rescate con ganancias millonarias

El trader concentró sus inversiones en la Argentina y logró que su empresa ganara un 52% el año pasado. Alarma de default, deuda argentina y rescate del Tesoro de EE.UU., clave en sus negocios.

Con más éxito que el de Hierro, el triángulo de las finanzas logró resultados contundentes desde que se inició la era libertaria en la Argentina. Robert Citrone es uno de los inversores más relevantes del planeta y atiende en la Gran Manzana. Creador de Discovery Capital Management, invirtió gran parte de sus negocios en acciones de empresas argentinas y en bonos soberanos, confiado en el éxito del gobierno de Javier Milei. Pero, por si algo fallaba, sabía que contaba con dos funcionarios de 30 años de amistad: uno en Estados Unidos, Scott Bessent; y otro en la Argentina, Luis Caputo.

Sucede que “Bob”, como le dicen sus amigos, fue un inversor de la primera hora durante la década menemista; y lo volvió a ser desde que asumió el gobierno libertario. Gracias a la compra de papeles de deuda argentina devaluados por la crisis inflacionaria, por los que pagó tasas cercanas al 20%, logró hacerse de una cuantiosa ganancia durante el año pasado, gracias a los resultados positivos que las pizarras en Nueva York le dieron al plan de ajuste. Si bien no hay noticia de cuánto invirtió en el país, en el mercado aseguran que traccionó fuertemente en el 52% de ganancias que Discovery Capital Management tuvo en 2024.

“Tomamos una apuesta concentrada, y también lo hicimos de una manera en la que minimizamos el riesgo tanto como sea posible. Por ejemplo, en los bonos de crédito en dólares que tomé, solo tomé bonos que básicamente se amortizaban durante el mandato de Milei. Y, sin embargo, esos bonos rendían un 35%, lo cual era una locura porque la probabilidad de impago era muy, muy baja”, sostuvo en una entrevista en el Podcast "Goldman Sachs Exchanges".

Y confesó: “Después de que Milei fuera elegido, que Argentina es lo mejor que he visto desde el dólar-yen en 2013. Este es el mejor negocio. Y tienes que hacerlo. Pero tienes que manejar el riesgo, ¿verdad? Si nos equivocamos y las cosas cambian, tendríamos que ser lo suficientemente líquidos como para salir. Y tanto el yen como Argentina son buenos ejemplos de cosas que estructuramos de manera que pudiéramos salir bastante rápido”.

Friends will be friends

El problema llegó este año, cuando la estrategia financiera libertaria chocó contra la economía real: caída del empleo; ralentización de la actividad; y estrangulamiento cambiario. La primera tensión en sus apuestas a mercados emergentes la había sorteado con la intervención del Fondo Monetario Internacional (FMI) y la asistencia de USD 20.000 millones; pero no alcanzó para calmar el ánimo social, y la derrota legislativa en provincia de Buenos Aires encendió alarmas en los mercados. Con ese escenario, la deuda argentina comprada corría riesgo de default, las empresas locales estaban todas en rojo y el negocio de Citrone estaba al límite del colapso.

Bob zafó en la primera tambaleada del plan económico cuando pidió ayuda para que el FMI rescatara al país de una cesación de pagos de intereses y capital de deuda externa, como también el pago de bonos soberanos. Confeso amigo del secretario del Tesoro de los Estados Unidos, Scott Bessent, logró que el funcionario interviniera ante el Board del organismo multilateral de crédito para que no sólo le perdonara a la Argentina el incumplimiento por no acumular reservas, sino que la premiara con un nuevo crédito de USD 20.000 millones, según confirmaron fuentes en Washington consultadas por PERFIL, luego de que trascendiera en medios de comunicación financiera esa información.

Ese veranito financiero se terminó con la dolarización prelectoral tradicional en la Argentina, acelerada por la derrota libertaria en territorio bonaerense y las escuálidas reservas del Banco Central. Por ese tembladeral, que obligó al BCRA vender hasta USD 1.000 millones para calmar la devaluación, volvió con su amigo y excompañero en la Fundación George Soros para pedir un segundo rescate, ahora de las propias arcas que maneja Bessent: el Tesoro estadounidense.

Inside information

Sólo el anuncio le permitió dar vuelta la taba y ponerse al frente, luego de sudar frío. Las acciones de las empresas repuntaron en Wall Street y la deuda argentina volvió a ser confiable. Pero, quizás por su optimismo radical en el gobierno libertario o por información privilegiada, Citrone compró en los días de mayor incertidumbre más papeles argentinos a precio vil, porque todos los inversores se sacaban de encima una deuda que parecía impagable, si no fuera que el gobierno de Donald Trump anunciara el respaldo en swap y en compra de bonos argentinos. Una jugada maestra.

Bob es amigo de Bessent, porque trabajaban juntos en el fondo Quantum, cuando le hicieron ganar USD 1.000 millones a George Soros. El propio Citrone, en mayo de este año en el mismo podcast "Goldman Sachs Exchanges", señalado anteriormente, confesó que fue quien planteó en 2013 la estrategia para apostar por el dólar en su puja con el yen. Pero el actual secretario del Tesoro tiene pergaminos más añejos en las finanzas mundiales: como socio gerente de la oficina de la Fundación Soros en Londres, apostó contra la libra esterlina en 1992 y también le hizo ganar al magnate otros USD 1.000 millones.

Mientras trabajaba en la Gran Manzana en sus inicios de trader de mercados emergentes conoció a Luis Caputo, quien residía en Nueva York mientras trabajaba para el banco estadounidense JP Morgan. Junto con Bessent, mantienen en común su pasión por los negocios financieros y conocen cómo se mueven los mercados. “Sabe cuándo entrar y cuándo salir. Tiene una gran capacidad para manejar la mesa de dinero y hacer ganar grandes cantidades”. Esa definición, que hizo un empresario argentino sobre Caputo, bien podría caberle a cualquiera de los tres amigos.

Por Ariel Maciel-Perfil