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Misiones: la informalidad laboral alcanza al 43,4%

La crisis económica nacional tiene un reflejo claro en Misiones: el 43,4% de los asalariados del aglomerado Posadas trabaja en la informalidad. El dato surge de la Encuesta Permanente de Hogares (EPH) del INDEC y ubica a la capital provincial entre los distritos con mayor incidencia de empleo en negro. En otras palabras, casi uno de cada dos trabajadores posadeños se desempeña sin aportes, sin obra social ni derechos laborales básicos.

La cifra se conoce en un momento en que la informalidad a nivel nacional trepó al 37,7% en el segundo trimestre del año, el nivel más alto desde 2008. La combinación de recesión, caída del consumo y parálisis de sectores productivos explica buena parte de este retroceso. En el caso de Misiones, la situación se agrava porque la provincia depende en gran medida de actividades que históricamente registran altos índices de informalidad, como la construcción, el comercio y la foresto industria.

El problema se refleja con crudeza en el norte misionero, donde plantas y aserraderos trabajan muy por debajo de su capacidad instalada, las exportaciones de madera se desplomaron y la emblemática “fábrica de palitos” de Eldorado permanece tomada por sus empleados tras tres meses sin cobrar sueldos. En paralelo, el comercio minorista acumula caídas interanuales de ventas, lo que llevó a cientos de locales a achicar personal o recurrir a contrataciones temporarias sin registrar.

La informalidad no afecta a todos por igual: golpea con más fuerza a los jóvenes y a quienes tienen menor nivel educativo. Entre los trabajadores de 16 a 24 años, seis de cada diez se emplean en condiciones precarias. Lo mismo ocurre entre quienes no terminaron la secundaria o tienen estudios universitarios incompletos, sectores donde el empleo en negro llega a superar el 60%.

Según el relevamiento nacional, las ramas de actividad más críticas son la construcción y el servicio doméstico, con niveles de informalidad superiores al 75%. El comercio, que en Misiones es uno de los grandes generadores de empleo, también muestra tasas alarmantes: más de la mitad de los trabajadores del rubro no está registrado. La consecuencia directa es una población laboralmente activa sin acceso a jubilación, obra social o seguro de desempleo, y un Estado provincial que ve caer su recaudación.

El panorama plantea un desafío estructural para Misiones, que a diferencia de los grandes centros urbanos carece de una fuerte industria diversificada capaz de sostener empleo formal. La dependencia de economías regionales, muchas de ellas golpeadas por la apertura de importaciones y la retracción de la demanda, deja a miles de trabajadores en situación de vulnerabilidad.

La informalidad en Misiones no es un fenómeno nuevo, pero el nivel actual confirma que la crisis la profundizó y que revertirla exigirá más que controles. Se trata de diseñar políticas integrales que incentiven la formalización, fortalezcan la productividad y protejan a los sectores más castigados. Mientras tanto, detrás de cada estadística hay un trabajador misionero que sobrevive sin derechos, sin seguridad y con la incertidumbre de un futuro cada vez más precario.

Fuente: Misiones Opina