La COP30 sobre Cambio Climático avanza en Belem do Pará, Brasil. En la cumbre ecológica de líderes mundiales, el presidente de Brasil pidió cambiar la forma de producción.
En la cumbre ecológica de líderes mundiales, el presidente de Brasil pidió cambiar la forma de producción. Se reclama gravar los vuelos privados y en primera clase.
Este viernes, en el arranque de la Cumbre de Líderes de la COP30 sobre Cambio Climático organizada en la ciudad amazónica de Belém, Brasil, el presidente Luiz Inácio Lula da Silva cuestionó a los grandes bancos por financiar al sector petrolero y exigió una planificación para dejar atrás a los combustibles fósiles. Frente a una mesa de trabajo sobre transición energética, el presidente brasileño recordó que en 2024 "los 65 mayores bancos del mundo se comprometieron a otorgar 869.000 millones de dólares al sector del petróleo y el gas". Ante este hecho, Lula consideró que el planeta "no soporta más el modelo de desarrollo basado en el uso intensivo de combustibles fósiles".
"El 75% de las emisiones de gases de efecto invernadero tienen su origen en la producción y el consumo de energía. No podemos omitir ni intimidarnos ante la magnitud de este dato", argumentó el mandatario.
Los números no cierran
El estadista sudamericano sintetizó que "los incentivos financieros muchas veces van en sentido contrario al de la sostenibilidad" y detalló, por ejemplo, que tras el Acuerdo de París, "la participación de los combustibles fósiles en la matriz energética global disminuyó apenas del 83 al 80%", algo que no alcanza para mejorar la endeble situación ambiental planetaria.
En el mismo sentido culpó a la guerra en Ucrania entre Rusia y la OTAN por el gasto en armamento militar en pleno contexto de lucha ante el calentamiento global con escasos resultados positivos, lo que no haría más que "pavimentar el camino para el apocalipsis climático".
Respecto al conflicto bélico, el presidente brasileño también lamentó que "revirtió años de esfuerzos para reducir las emisiones de gases de efecto invernadero y llevó a la reapertura de minas de carbón". "No habrá seguridad energética en un mundo en guerra", consignó el Jefe de Estado anfitrión de la 30º Conferencia de las Partes de la Convención Marco de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático.
Tras el segundo y último encuentro de presidentes y jefes de gobierno desarrollado este viernes, desde el próximo lunes comenzarán oficialmente las sesiones entre expertos en materia ambiental en la ciudad de Belém, la puerta del Amazonas en Brasil.
Situación global ambiental
No es la primera vez que el actual mandatario de Brasil se expresa a favor de un cambio en la producción a nivel global. En esta ocasión sus expresiones en la COP30 fueron bien recibidas por la ONU, que ya advirtió que este 2025 será uno de los años más calurosos en la historia desde que se toma registro y que comienza a lamentar que no podrán reducir el calentamiento global a solo 1,5 ºC respecto de la era preindustrial.
"Cada fracción de grado significa más hambre, desplazamiento y pérdidas, especialmente para los menos responsables. Esto es un fracaso moral y una negligencia mortal" dijo Antonio Gutiérres, el Secretario General de la ONU, en la cumbre de apertura de la COP30 frente al lamentable pronóstico del calentamiento global. El portugués también calificó a ese límite de 1,5 ºC como una "línea roja" y avisó que será necesario "un cambio de paradigma" para minimizar los efectos adversos.
Este escenario es provocado, entre otros, por la política antiecológica de Estados Unidos bajo la administración de Donald Trump. El país norteamericano todavía defiende una política de perforación constante a pesar de ser la segunda nación más contaminante de la Tierra, solo por detrás de China, y no envió representantes del gobierno nacional al evento.
"Cada país debe presentar su hoja de ruta y elaborar su estrategia para eliminar progresivamente los combustibles fósiles" sentenció el presidente de Francia, Emmanuel Macron, en la misma sintonía que su par brasileño.
La contaminación de los jets privados
España, Francia y Kenia encabezan una iniciativa en la cumbre climática de la COP30 para promover un nuevo impuesto a la primera clase de las aerolíneas y los jets privados. Barbados, Francia y Kenia crearon en 2023 un grupo de trabajo destinado a desarrollar mecanismos innovadores de financiación en favor del clima y del desarrollo. Estos países quieren sumar miembros a esta coalición, que está compuesta por una decena de países y quiere gravar de forma específica el transporte aéreo de lujo.
En la práctica, los países que aún no lo han hecho se comprometerían a implantar un impuesto sobre las clases ejecutiva, primera y los jets privados. Aquellos que ya aplican alguna tasa prometerían aumentar sus objetivos, con niveles de imposición más altos y progresivos, lo que equivaldría a crear un gravamen específico, más elevado, para la primera clase. Para la aviación privada, la tributación se basaría preferentemente en el combustible, aunque existen otras opciones posibles.
El presidente del Gobierno español, Pedro Sánchez, declaró que es necesario "avanzar junto a otros países para gravar los vuelos de clase premium y en jets privados". "Es lo justo: que quien más tiene y más contamina pague lo que le corresponde", afirmó.
El presidente francés, Emmanuel Macron, afirmó el jueves durante la cumbre de dirigentes previa a la COP30 que es necesario que haya una financiación "innovadora y justa". "Junto con Kenia, España, Somalia, Benín, Sierra Leona y Antigua y Barbuda, hemos avanzado significativamente en el trabajo para lograr una mejor contribución del sector de la aviación a la adaptación", añadió. Este grupo de países incluye también a Yibuti y Sudán del Sur.
Los defensores de aumentar la carga fiscal de la aviación de lujo argumentan que de todas formas el precio no es un factor tan relevante en la medida en que los ricos continuarán comprando billetes, aunque sean más caros. El grupo de trabajo para esta iniciativa destacó en un documento que un impuesto bien diseñado y concebido para la aviación, "puede garantizar ingresos estables para la financiación del clima y el desarrollo, al tiempo que refuerzan la equidad y la solidaridad".
"La evidencia es clara: los asientos de clase ejecutiva y primera pueden triplicar la huella de carbono en comparación con un billete en clase económica, mientras que los jets privados emiten hasta 14 veces más por pasajero que un vuelo comercial", destaca. Los promotores de estas tasas ponen como ejemplo a Maldivas, un país muy dependiente del turismo y del transporte aéreo, que estableció altos impuestos de salida de 120 dólares para la clase ejecutiva, 240 dólares para la primera y 480 dólares para los jets privados. "No hay razón para que otros países no puedan hacer lo mismo", indicó un apoyo de la iniciativa.
Desde esta mirada, algunas intervenciones en Belém advirtieron sobre aumentar sostenidamente la producción y el consumo de combustibles sostenibles para descarbonizar el transporte aéreo.
"La transición hacia el abandono de los combustibles fósiles es central" coincidió con los planteos Surangel Whipps, el presidente del archipiélago Palaos, ubicado en el Océano Pacífico.
Una investigadora y voluntaria de la COP, Adna Albuquerque caracterizó que esta instancia mundial "puede posibilitar que se dé un gran paso" en abandonar las energías fósiles, aunque aclaró que será importante "la influencia política" en ese proceso. "Es importante que Lula mantenga lo dicho", le exigió al anfitrión del encuentro ambientalista.
Con este objetivo el pasado jueves Brasil lanzó un fondo de inversiones para luchar contra la deforestación del Amazonas. El mismo país sudamericano, al igual que Indonesia, ya aportaron 1000 millones de dólares a la causa, mientras que Noruega envió 3000 millones en divisa norteamericana. Francia también obsequió 575 millones para la recaudación y se espera que en las próximas horas se sume Alemania.

