La rionegrina no consiguió los votos para asumir y el oficialismo deberá afrontar la discusión del Presupuesto sin una banca clave. El rol de Bullrich y la encrucijada de sostenerla con un discurso de mano dura y cero tolerancia para el delito. Qué puede pasar en la Cámara de Diputados con la renuncia a su escaño que ya presentó. La polémica entre quienes quieren que asuma en el Senado y los que prefieren que se quede relegada en Diputados. La última palabra la tendrá la secretaria general de la Presidencia Karina Milei, pero la legisladora no quiere negociar.
La jura de los nuevos senadores dejó al descubierto un caso incómodo para el oficialismo: la baja intensidad –por no decir nulo entusiasmo– de los propios a la hora de sostener la llegada de Lorena Villaverde a la Cámara alta.
Con Villaverde teniéndose que retirar del recinto por pedido de los propios libertarios, el objetivo que plantean es el de poder volver a defender su diploma en la Comisión de Asuntos Constitucionales para, esta vez, ver si consiguen un dictamen favorable. Sin embargo, el verdadero problema sigue siendo el recinto, en donde no consiguieron una mayoría que permitiera la asunción de la rionegrina.
En el Senado, distintos legisladores admiten que la ministra tampoco mostró demasiado interés en ir a buscar los votos. Algunos peronistas, que ven al oficialismo enredado, incluso gozaron de la escena. Bullrich sabe que, si Villaverde asume, el blanco de las críticas será ella: “Será la jefa de bloque de una narco”, lanzó un histórico legislador. Cada sesión, Bullrich deberá cargar con señalamientos por sostener a Villaverde, de ahí las pocas ganas de empujar el tema.
Para la ministra, el escenario es vidrioso. Busca sostener la agenda de mano dura y justicia, incluso ya anticipó a algunos senadores que planea crear una comisión para discutir reforma penal provincia por provincia: una plataforma nada despreciable si quiere volver a dar pelea rumbo a 2027. Pero ¿cómo hablar de penas más duras, de tolerancia cero y hasta reinstalar la discusión de ficha limpia, teniendo a Villaverde sentada al lado?
En el peronismo aseguran que, con el cierre del período ordinario este 30 de noviembre, es imposible que la comisión emita un nuevo dictamen. Admiten que hasta marzo –cuando vuelvan las sesiones– no debería haber novedades sobre su banca. ¿La razón? En extraordinarias sólo se tratarán proyectos enviados por el Ejecutivo, y por ahora no hay ninguno que habilite abrir esa comisión, donde el oficialismo espera tener mejores números tras el recambio legislativo.
La consecuencia es inmediata: el oficialismo deberá atravesar la discusión del Presupuesto con un voto menos. Algunos libertarios que no quieren levantar la mano por Villaverde admiten que eso no representará un problema real, porque los votos para la ley de leyes vendrán de aliados. En cambio, aunque venga el recambio y pase el tiempo, la situación en el recinto en torno a Villaverde seguirá igual de áspera a la del viernes cuando durante la jura de los nuevos legisladores, el hasta ahora jefe de bloque de LLA debió pedir no tratar el pliego de Villaverde porque no estaban los votos. Hoy hay 33 votos obligados, y buena parte de ellos no quiere que su nombre aparezca defendiendo a la senadora cuando llegue la votación nominal.
La impugnación presentada por el peronismo se sustenta en la inhabilidad moral de Villaverde, argumento válido para impedir una asunción. Se apoya en los antecedentes por haber sido interceptada con cocaína en Estados Unidos y sus vínculos con Fred Machado, hoy extraditado por narcotráfico. La relación con este personaje ya dejó afuera de la elección a José Luis Espert.
En estas horas, circula una presión creciente de algunos legisladores propios para que la rionegrina renuncie a su banca en el Senado y conserve la de Diputados, donde hasta ahora logró pasar más desapercibida. Aunque ya presentó su renuncia en la Cámara baja, podría retirarla si decide quedarse allí y no en la Cámara alta.
Este miércoles Diputados tratará las renuncias, incluida la suya. Por eso el clima es frenético. La última orden de Karina Milei fue sostenerla en el Senado, pero varios se resisten y prefieren que siga en Diputados. Nadie se anima, de todos modos, decírselo abiertamente a El Jefe, pero el reloj corre.
En la Cámara baja, con la nueva composición, mantenerla será más simple. Aunque saben que, si la corren del Senado, la oposición podría ir también por ella allí, manteniendo el debate en agenda.
En el entorno de la todavía diputada dicen que, por ahora, nadie llegó a pedirle la renuncia definitiva en ambas Cámaras. “Nadie le pidió que renuncie al Senado, mucho menos hubo un planteo de que se quede sin su lugar en Diputados”, dicen.
La encrucijada de La Libertad Avanza está en que si no entregan a la rionegrina sufrirán, de todos modos, un costo político alto por quedar permanentemente a la defensiva en el juego parlamentario. Villaverde, por su parte, no está dispuesta a negociar. Asegura que, si la desplazan, irá a la Justicia. También sabe que en cualquier momento puede sonar el teléfono desde la Rosada. La pregunta es obvia: ¿podrá sostenerse si finalmente ese llamado llega?

Por Rosario Ayerdi-Perfil

