Las reformas al Código Urbano porteño votadas por la Legislatura este jueves motivaron un duro cruce en redes sociales entre Mauricio Macri y Patricia Bullrich, con la actual ministra lanzando implícitas sombras de corrupción (y de acuerdos con el peronismo),y el expresidente señalando que su ex candidata “manipulaba la verdad”, como eufemismo de que estaba mintiendo al “mencionar pactos inexistentes”, cuestión que era “una falta de respeto al jefe de Gobierno”, es decir a su primo Jorge Macri.
Todo empezó cuando Bullrich tuiteó pidiendo “coherencia por favor” hacia el interior del PRO, porque circulaban versiones de que el oficialismo porteño impulsaba que los consorcios volvieran de manera obligatoria a contar con una vivienda para los porteros, una medida que el peronismo había intentando meter en el nuevo código urbanístico, para los edificios con más de 25 departamentos. Como se sabe, muchísimos consorcios desactivaron hace unos años esas viviendas de porteros, cuando el mismo PRO habilitó que esas unidades de alquilaran o que los edificios contaran con porteros por horas e incluso virtuales.
Bullrich: no a los pactos corporativos
Las desmentidas a medias que llegaron desde el oficialismo no pudieron desactivar las sospechas de acuerdos PRO-PJ sobre el tema, y Bullrich agregó “Bien por Juan Pablo Arenaza, que no acepta los pactos corporativos”. Al respecto, Bullrich replicaba un mensaje que había publicado un rato antes el legislador porteño, que responde a Bullrich, indicando : “De ninguna manera vamos acompañar esto (de las unidades para viviendo de los porteros) en el código. Es una lucha histórica del PRO trabajar para bajar el costo de los edificios que son la vivienda mayoritaria de los porteños”:
La propuesta de las viviendas de los porteros obligó a un nervioso cuarto intermedio pedido por el oficialismo. Y luego con sus propios votos, los de sus aliados y los de los libertarios que no responden a Karina Milei, el proyecto terminó siendo aprobado sin esas viviendas de los porteros. Los bullrichistas encabezados por Arenaza se abstuvieron, mientras que los legisladores ‘karinistas’ y la izquierda se opusieron.
Los mensajes de Bullrich irritaron a Mauricio Macri, porque fue claro que la ministra de Seguridad apuntaba a la frente del expresidente, vinculándolo con esas negociaciones con el peronismo, y de manera general con los negocios que impulsan las empresas constructoras.
Fue entonces cuando Macri dejó de lado las medias tintas y replicó “lamento que la ministra Bullrich manipule la verdad y hable de pactos inexistentes, faltándole el respeto al Jefe de Gobierno”. Agregó que “el proyecto presentado por el Poder Ejecutivo y el votado hoy en la Legislatura no incluye la obligación de destinar metros cuadrados para viviendas de los encargados. Podemos discrepar, pero no es aceptable mentir”. De hecho Macri no negó que el intento de algún sector por ese tema de los porteros haya existido, pero se limita a indicar que no está en la norma votada y por eso fustiga a Bullrich “podemos discrepar, pero no mentir”:
Pero la disputa estaba lejos de terminar, porque faltaba la nueva andanada de Patricia: “Lamento que el expresidente Macri encubra pactos espurios que el diputado Arenaza hizo públicos y así evitó que se vote”.
Y la siguió con el “discrepar” que había usado Macri, para señalar “una cosa es discrepar, otra es querer meter por la ventana regulaciones que van en contra de la libertad de quien emprende”.
“Para que no quedaran dudas de que la pelea era volcánica y no estaba dispuesta a retroceder en procura de aliviar la dura Grieta PRO, Bullrich agregó “yo no miento, solo revelo lo que pasó”, al tiempo que cerró festejendo “no pudieron (incorporar las viviendas de los porteros), porque el cambio es más fuerte”.
Y en su mensaje pegó esa modificación que se intentó agregar como artículo 14 del proyecto, donde se señalaba que “en las parcelas que destinen veinticinco (25) o más unidades de uso a vivienda colectiva, debe destinarse una unidad de uso a vivienda para el encargado del edificio”:
La reforma al código que tuvo esa primera sanción limita, como medida más importante, las grandes construcciones a las avenidas, buscando preservar las zonas y calles de casas bajas que se ven más amenazadas por el avance de los grandes emprendimientos de constructoras, alterando identidades y fisonomías barriales..