Los asesinos a sueldo abrieron fuego desde una moto, segundos después de que dos cómplices encerraron a la víctima, Hugo Brítez, a quien hace dos años le habían matado a un hijo con nueve balazos
De a poco, el conurbano se va convirtiendo en un espejo de Rosario. La violencia ejercida por las bandas narco que luchan por el control del territorio para vender drogas se cristaliza en el Gran Buenos Aires como reflejo de esa guerra sangrienta.
En las últimas horas, la esquina de Portugal y Gorriti, en la localidad de Cuartel V, Moreno, se convirtió en territorio del miedo. Hugo Brítez, de 41 años, fue asesinado de 15 tiros. Dos sicarios le dispararon desde una moto. Para concretar el ataque, a plena luz del día, los asesinos contaron con la colaboración de dos cómplices que circulaban a bordo de un Volkswagen Suran negro y que se encargaron de interceptarlo y cerrarle el paso. La víctima quedó exánime dentro de su auto, un viejo Ford Escort rojo.
Hace casi dos años habían sido asesinados un hijo de Brítez, Héctor, de 18 años, y un amigo, de 19. Ayer lo mataron a él. Los investigadores policiales establecieron que el hombre se dedicaba al comercio de estupefacientes y estaba enfrentado con varios narcos de la zona.Mortal ajuste de cuentas en Cuartel V, Moreno
El hijo de la víctima, Héctor Brítez Guerrero, había sido asesinado de nueve balazos. A su amigo lo mataron de siete disparos. Sus cuerpos fueron encontrados en febrero de 2021, en un descampado de la zona. Al revisar el cadáver del hijo de Brítez, los policías hallaron 10.000 pesos y una piedra de cocaína. El joven se dedicaba a hacer delivery de droga en una moto enduro blanca. Cuando lo mataron planeaba encontrarse con un proveedor para comprar más cocaína.
No se determinó, aún, hacia dónde iba Hugo Brítez ahora. Lo cierto es que, según reconstruyeron investigadores policiales a partir de las declaraciones de testigos, un Volkswagen Suran negro obligó a Brítez a detener intempestivamente la marcha del Ford Escort rural rojo que conducía.
Brítez quedó encerrado, sin poder escapar. En pocos segundos apareció una moto, con dos tripulantes. Uno de ellos abrió fuego y disparó quince tiros contra la puerta y el vidrio del Escort, del lado del conductor.
Al menos once proyectiles impactaron en el cuerpo de Brítez. Los forenses hallaron cuatro en el cráneo, cuatro en el pecho, dos en un glúteo y otro, en el brazo izquierdo. El sicario aprovechó que Brítez se había detenido para disparar con precisión, sin margen de error. Así, el asesino a sueldo logró agrupar la mayoría de los tiros en la puerta del conductor.
Brítez no pudo hacer nada para salvar su vida. El sicario acertó ocho balazos en el radio de 12 centímetros. Al revisar la escena del crimen, en la esquina de Portugal y Gorriti, los peritos de la División Policía Científica bonaerense hallaron 15 vainas servidas.
Después de asesinar a Brítez, los homicidas y su cómplices huyeron. Dentro del vehículo quedó el cuerpo de la víctima. El cadáver cayó sobre el asiento del acompañante. Las piernas quedaron sobre los pedales del vehículo. Una menor que lo acompañaba fue la única sobreviviente, según se informó. No hubo víctimas entre las decenas que personas que caminaban por esa esquina en el momento de la emboscada.
Por Gustavo Carabajal-La Nación