El Presidente se anota como candidato natural a la reelección, pero cedería su lugar si otro dirigente garantiza el triunfo. Busca ponerse al frente del armado.
Si el Frente de Todos (FdT) no se hubiera convertido en un artefacto de funcionamiento imposible, probablemente Alberto Fernández sería el candidato natural para 2023. Habilitado por la Constitución para buscar la reelección, el Presidente se vio forzado a decir que está dispuesto a correrse de la pelea si otro nombre en su lugar garantizara la unidad y el triunfo del peronismo.
“Me voy a poner al frente de todos nosotros sin exclusión para que en diciembre de 2023 el Presidente que asuma sea uno de nosotros”, dijo Fernández en el acto que organizó la Casa Rosada el 14 de diciembre para conmemorar sus tres años de Gobierno. Fue una más de las tantas veces que en los últimos meses repitió que está dispuesto a hacer lo que sea necesario para evitar que el macrismo vuelva al poder en 2023, aún a costa de sus propias aspiraciones.
La marcha de 2022 había comenzado al revés. “Antes de que mi mandato termine, en este primer mandato que tengo, yo te garantizo Mario (Ishii) que van a tener el Polo Industrial que necesitan para darle trabajo a los hombres y mujeres de José C. Paz”, se había animado a deslizar Fernández.
En su ímpetu reeleccionista, incluso Fernández tuvo un operativo clamor propio, que se inició a mediados de 2021, con el entonces ministro Jorge Ferraresi a la cabeza, y siguió en la voz de otros colaboradores, como el titular de la AFI, Agustín Rossi, el ministro de Seguridad, Aníbal Fernández, o el gobernador de Tierra del Fuego, Gustavo Melella, entre otros.
No hubo muchos más adeptos y las voces del coro se acallaron con el transcurso de los meses. El Presidente mismo se encargó de bajarles el tono a los más entusiastas en los múltiples intentos que hizo por recomponer su relación con Cristina Fernández de Kirchner. El jefe de Estado siempre supo que si algo irrita a la vicepresidenta y a su entorno son los intentos por instalar la pelea por la reelección, una posibilidad que ella tachó casi a fines del primer año del Gobierno del FdT, cuando sacó a relucir por primera vez los problemas internos
Hacia fines del 2022, el cristinismo apretó el acelerador. Fue Máximo Kirchner quien dijo en una entrevista que concedió en octubre quien dijo que Fernández había dicho “que sí” estaba anotado en la carrera presidencial, pero no le dio su apoyo. “Hoy por hoy no tiene candidatos el peronismo”, dijo Kirchner. Lo acusó de estar embarcado en “una aventura personal”.
En el mismo sentido se pronunciaron otros referentes del Instituto Patria, como el secretario de Desarrollo de la Comunidad bonaerense, Andrés Larroque, y la senadora provincial Teresa García, que dijo directamente que la sociedad ya le había dicho “que no” al Presidente. Todos buscaron que Fernández desistiera en público de la posibilidad de pelear por la reelección. Eso no ocurrió.
Los movimientos encontraron finalmente un límite en razones ajenas a la política. Fue cuando Fernández y Cristina retomaron el diálogo, tras la descompensación que el Presidente sufrió en Bali. Un mensaje posterior de Kirchner también ayudó a aflojar tensiones. Aunque las posiciones no se modificaron, el clima se distendió al menos durante unas semanas.
“Alberto tiene todo el derecho de decir que puede pelear por la reelección. Y tiene que hacerlo también para sostener su lugar de autoridad”, indica un funcionario que dialoga con el Presidente y también con Cristina. El motivo cae de maduro. Sostener las expectativas de pelear por la Presidencia en 2023 le da también a Fernández un lugar en la mesa de discusión que perdería automáticamente si decidiera dar un paso al costado.
La puerta está abierta. Aunque algunas encuestas empiezan a inyectar cuotas de optimismo, Fernández sabe que la imagen positiva del Gobierno es baja y que, si las elecciones fueran hoy, el FdT saldría eyectado de la Rosada. Pero está convencido de que la tendencia se irá revirtiendo con el correr de los meses y que la sociedad finalmente “valorará” los esfuerzos que entiende que su administración debió hacer para gobernar los primeros dos años en pandemia y los siguientes en plena guerra entre Rusia y Ucrania, con las consecuencias que eso generó en todo el mundo.
“Vamos a llegar muy cómodos a la elección”, le dijo a su entorno en las últimas semanas. Hay diferentes factores que alientan la mirada positiva del Presidente. El primer punto es que entiende que, pese a los problemas internos, la unidad es el valor más preciado que tiene el FdT. Y se considera a sí mismo el responsable de que la coalición no haya volado por los aires en los momentos de mayor tensión. En su círculo íntimo creen que, en algún momento, el electorado reconocerá el alto costo personal y político que pagó por evitar la ruptura con el sector que lidera CFK.
El segundo factor son las señales positivas de la economía, que ahora combina un sendero de crecimiento con el proceso de desaceleración de la inflación que se generó a partir de la llegada de Sergio Massa al Ministerio. Si será el Presidente o Massa quien capitalizará en 2023 la eventual mejora en la situación económica es una pregunta que circula por los despachos de todo el oficialismo.
“En un gobierno normal, el crédito se lo llevaría el Presidente. Pero este no es un gobierno normal”, admitió un operador del FdT que habla con diferentes sectores de la coalición. Allí aparecen las chances del ministro de Economía de posicionarse como un candidato competitivo para el espacio.
Fernández no reniega de esa posibilidad. “Si hay otro candidato que pueda garantizar el triunfo, va a tener mi apoyo”, dice en público y lo repite en privado desde hace meses. Los nombres ya asoman en el horizonte. Por el peso que tiene la economía en la discusión electoral, Massa llena el primer casillero en la lista. “Si a Sergio le dan los números, yo lo ayudo”, ya hizo saber el primer mandatario.
Más abajo se anotan otros nombres. Como contó Letra P, un grupo de dirigentes cercanos al Presidente mantiene desde hace meses reuniones con el entorno de Daniel Scioli. El embajador mantiene una estrecha relación con Fernández y siempre dejó en claro que, en caso de que el primer mandatario decidiera no pelear por la reelección, buscaría la revancha de 2015. Fernández también le dio el visto bueno a esa posibilidad.
“Yo tengo una sola preocupación: que no vuelvan a ganar los mismos que pusieron a la Argentina de rodillas frente al mundo, hundieron a vastos sectores de la sociedad argentina en la pobreza y en la miseria y endeudaron a la Argentina durante generaciones. No quisiera que ellos vuelvan a gobernar la Argentina. Haré todo lo que tenga que hacer para que eso no ocurra. Todo lo que deba hacer”, dijo Fernández en París, durante su última gira internacional.
El Presidente buscará enfocarse en 2023 de lleno en la gestión. Quiere destacar logros en cada distrito, mostrarse activo y poner el valor a su gobierno. En paralelo buscará ponerse al frente del armado electoral del FdT y garantizar una oferta atractiva para el electorado, con o sin su nombre en la boleta.
Por Gabriela Pepe – Letra P