Misiones Para Todos

Amistades simuladas, salidas de pesca y falso asesinato: la inusual investigación para esclarecer un femicidio

El crimen de Beverly Lynn Smith ocurrió en Canadá en 1974. 35 años después, la Policía montó un operativo extraordinario para intentar determinar la culpabilidad del principal sospechoso. Cómo terminó todo y qué dijo la Corte Suprema sobre la investigación.

Hacia diciembre de 1974 Beverly Lynn Smith era una bonita pelirroja de 22 años, delgada, de mirada tímida y modos delicados. Hasta su casamiento con Doug, era muy unida a Barbra, su hermana gemela, pero ahora se dedicaba a disfrutar de su marido y de su beba de diez meses, Rebecca, en su casa de campo de ladrillo. Aunque era una construcción vieja y fea, para ella era un palacio. Estaba ubicada en Raglan. un barrio a 16 kilometros al norte de la ciudad Oshawa, que es cercana a Ontario, en Canadá.

El 9 de diciembre de aquel año, su marido se fue a trabajar en el turno nocturno en la planta de General Motors. Ella lo despidió desde la puerta con la beba en brazos. Cerró la casa y colocó a la criatura en la cuna. Fue a escribir buenos deseos en las tarjetas navideñas. El disparo vino de atrás de su cabeza. Quedó tirada en el piso de la cocina. La beba lloraba, y al rato, alrededor de las 20.30, el teléfono comenzó a sonar.

Quien llamaba era Doug desde su trabajo. Solía hacerlo en sus descansos. Pero nadie le respondió. Preocupado llamó a su vecina, Linda Smith (que a pesar del mismo apellido no tenía relación familiar alguna), que vivía al otro lado de la calle con su esposo, Alan Dale Smith, y su propia hija. Las parejas eran amigas y, de vez en cuando, Doug les vendía algo de marihuana a Alan y a Linda. Doug se quedó al teléfono mientras sus vecinos cruzaban la calle corriendo para ver cómo estaba Beverly. Linda se asomó por la ventana y vio a Beverly tirada en el suelo de la cocina. Le dijeron a Doug que volviera a su casa enseguida y después llamaron a una ambulancia.

La casa familiar de Beverly Lynn Smith.
La casa familiar de Beverly Lynn Smith.

Los paramédicos se encontraron con las puertas cerradas y derribaron la de la entrada principal, tomaron a la beba y se la dieron a Linda. Nada se podía hacer por Beverly. La autopsia determinó que había sido asesinada con una bala de rifle calibre .22 disparado a sus espaldas desde una distancia de un metro y medio. El proyectil quedó alojado en su cabeza. En la casa faltaban 170 gramos de marihuana.

Una mala investigación policial en el femicidio de Beverly Lynn Smith

La investigación le correspondía a la Policía Regional de Durham. Todo empezó mal y siguió peor. Los policías que debían intervenir esa noche venían de una fiesta de Navidad. Cuando llegaron lo que más se olía era a alcohol. Casi no sacaron fotografias de la escena del crimen y no entrevistaron a los vecinos. Apagaron sus cigarrillos en el cenicero de la casa de la víctima, tocaron todo sin guantes. Para responerse del desastre los dìas siguientes le tomaron declración a cualquier que anduviera por la calle, sin orden ni criterio. Pensaron equivocadamente que Beverly había dejado entrar a su asesino y lo dejó esperando en la cocina mientras ella subió al piso superior a buscar una bolsita de marihuana y cuando bajó le dispararon. El marido de la víctima primero negó que vendiera marihuana al menudeo pero terminó por aceptarlo y que Beverly se lo reprochaba. Los policías interrogaron a los proveedores de Doug y a sus clientes. Hicieron algunas escuchas telefónicas pero fue inútil.

Después se concentraron en todo aquel que tuviera un rifle calibre .22. Eran decenas y el resultado de tantas torpezas es que nunca encontraron el arma. Un año después del crimen, el caso se enfrió. Doug se volvió a casar y se divorció. Para la pequeña Rebecca, su madre era apenas un sueño. Barbra, la hermana gemela de Beverly, le contó quién había sido su madre y qué había pasado con ella cuando Rebecca cumplió los diez años. Pasaron treinta años. La Policía, de vez en cuando, se comunicaba con la familia de Beverly para decirle que no tenía nada. Rebecca se casó y tuvo tres hijos. Barbra, sin embargo, le insistía ante los jefes policiales que iban pasando que a pesar del tiempo no podían dejar abandonado.

Beverly Lynn Smith y su hermana gemela, Barbra.
Beverly Lynn Smith y su hermana gemela, Barbra.

33 años después del femicidio de Beverly Lynn Smith, el vecino en la mira

En 2007, treinta y tres años después del aquel disparo en la nuca, la policía interrogó a un tal David Maunder, un amigo del vecino de Beverly y Doug, ese tal Alan Dale Smith (el que no tenía parentesco alguno). Lo que pasó fue que este Maunder dijo que la noche del crimen, había llamado a Alan para conseguir marihuana y que Alan le dijo que la podía obtener de su vecino. Al día siguiente, Alan llamó a Maunder para decirle que fuera a buscar la marihuana que ya la había conseguido. Maunder también mencionó que Alan tenía un rifle calibre .22. Después de tanto tiempo la Policía colocó en la mira al vecino, al que siempre tuvieron a mano pero nadie tomó en cuenta.

Así supieron que Alan Dale Smith era un hombre necesitado de amistad. Siempre quiso tener un amigo. Había nacido en 1950. Repitió 5to. grado y abandonó la escuela. Oía voces que no existían y veía cosas que no eran reales. Lo atendieron en varios hospitales psiquiátricos por diversos y trastornos y sobre todo depresión. De adulto, bebía todos los dìas, fumaba marihuana, consumía cocaína y psicofármacos. Tenía permanentes dolores de cabeza, úlcera estomacal, se le caían los dientes. Él estaba solo y buscaba un amigo con quien ir a pescar, su afición favorita.

Meses después de la declaración de Maunder, detuvieron a Linda, la exesposa de Alan Smith, aquella mujer que cruzó la calle para ver como estaba Beverly y la vio tirada en el suelo. Ella habìa dicho que Alan siempre estuvo con ella aquella noche pero ahora admitió que era posible que en algún momento su marido no estuviera con ella. Después de muchas vueltas, presiones y contradicciones, terminó admitiendo que esa noche no lo vio durante una hora. Cuando estuvieron separados, ella escuchó como el ruido de la explosión del escape de un auto… o un disparo. Cuando lo volvió a ver, él estaba poniendo su rifle en su furgoneta.

La foto familiar de Beverly Lynn Smith.
La foto familiar de Beverly Lynn Smith.

Alan, entonces, fue arrestado. La Policía hasta metió a un oficial encubierto en su celda para arrancarle una confesión pero Alan afirmaba con vehemencia que no tenía nada que ver con el crimen de Beverly. De hecho, revisaron sus archivos médicos y hablaron con los psiquiatras que lo atendieron en la esperanza que alguna vez, en alguna terapia, hubiera confesado el crimen. Nada. Debieron liberarlo.

Alan era lo único que tenia la Policía y no lo abandonó

Con él, utilizaron un discutida y acaso ilegal táctica de investigación llamado “Señor Grande” (“Mr. Big”), que le ha dado muchos dolores de cabeza a la propia Corte Suprema de Canadá y que, de hecho, está prohibida en otros países.

Un grupo de agentes encubiertos (cuyos verdaderos nombres no se conocen por orden judicial) se metió en la vida y en la cabeza de Alan y se concentró en sacar provecho de las debilidades y flaquezas de Alan, o sea su soledad y su amor por la pesca. En 2009, un supuesto encuestador fue a su casa y le hizo creer que si contestaba algunas preguntas de interés general participarìa de un sorteo cuyo premio incluía un viaje de pesca con todos los gastos pagos en el lago Simcoe. Dejaron pasar algunos dìas y los policías encubiertos lo llamaron por teléfono (desde la comisaría) para decirle que había ganado el viaje de pesca. Alan disfrutó el premio a lo grande. Lo pasaron a buscar y lo llevaron al lago. Tanto el conductor del minibús como los otros tres “ganadores” del concurso eran policías. Uno de éstos, un tal “Skinner” le dio charla a Alan y se llevaron muy bien. Ese Skinner le dijo que era limpiador de alfombras. Ese dìa la pasó en grande, pescó, tomó cerveza (lo que no hacía en beneficio de sus nietos) y fumó marihuana.

Tiempo después, Alan y Skinner ya eran grandes amigos. Hablaban por teléfono muy seguido, iban de pesca y hasta Skinner le dio algo de dinero para cigarrillos. Al fin, el tal Skinner le hizo una confesión. Le dijo que hacìa años conducía ebrio. Iba con su novia y con un amigo. Que chocó y ese muchacho murió y para zafar trasladó el cuerpo y lo colocó en el asiento del conductor. Todo era mentira pero Skinner lo hizo para que Alan, le correspondiera con una confesión similar, es decir buscaba que le dijera que había matado a Beverly Smith en 1974. Pero no lo logró. Alan no dijo nada. Skinner debió aumentar la presión.

Beverly Lynn Smith fue asesinada de un disparo en la cabeza.
Beverly Lynn Smith fue asesinada de un disparo en la cabeza.

A las pocas semanas Skinner le dijo que lo pasaría a buscar para ir a pescar. Pero cuando estaban en la camioneta, Skinner le dijo que en realidad iban a vender droga. Y lo hicieron, pero todo era falso, la droga y los compradores. Todos eran agentes. De todas formas, Alan recibió 200 dólares reales por esto. Luego Skinner le habló del “Señor Grande”, que, le dijo, era un delincuente de los pesados. En verdad se trataba de otro policía. Lo llevó a verlo y Alan fue testigo de una transacción de cocaína entre el “Señor Grande” y Skinner. El “Señor Grande” le habló a Alan como si fuese un jerarca de la droga, de sus contactos con la mafia y que tenía una antecedente por homicidio. Entonces le dijo a Alan que había una venta de estupefacientes en un club de striptease y que le encargaba que le cuidara la espalda a Skinner. Hasta le compró a Alan un baile erótico privado. Todo era falso, la venta, los compradores, menos el baile.

En julio, Skinner le comunicó a Alan que el “Señor Grande” le había dado el encargo de vender marihuana pero luego robársela al comprador. Que lo que debían hacer era que Skinner le llevara la droga al comprador, que paraba en un motel, y apenas él saliera de la habitación, Alan debía entrar y robarle la marihuana. Después irían a pescar. Se encontraron con el “Señor Grande” en un estacionamiento, que les dijo que la venta había sido realizada. Los tres siguieron al supuesto comprador hasta un hotel. El “Señor Grande” le dio a Skinner una escopeta recortada. Alan debía intervenir y llevarse la droga una vez que Skinner tuviera dominado al comprador. Desde la camioneta, Alan vio cómo Skinner le apuntaba al tipo que había comprado la marihuana y le ordenaba tirarse al piso. Alan salió corriendo, entró en el cuarto del falso narco y se llevó la droga, que se la dio al “Señor Grande” en la camioneta.

Una puesta en escena y una coacción evidente

A la madrugada, Skinner le golpeó la ventana a Alan. Este pensó quie comenzarìan su viaje de pesca. Subió a la camioneta de su amigo y este lo llevó a ver al “Señor Grande”. Este estaba cubierto con sangre. En la parte trasera de su camioneta, había unas botas manchadas con sangre y el cadáver de un hombre envuelto en una lona y atado por el cuello y los pies.. Era el tipo al que le habían vendido y robado la droga. Se veía que tenía contactos porque ubicó al “Señor Grande” y este no tuvo más remedio que matarlo. Ahora les ordenó a Skinner y a Alan que se deshicieran del cuerpo, enterraran las botas, destruyeran el celular del muerto y quemaran sus ropas. Alan sintió un miedo como nunca en su vida. Pensó en saltar de la camioneta pero no tuvo el valor. Al final, hicieron lo que el “Señor Grande” les había ordenado y tiraron el cuerpo por un barranco.

El cadáver era un maniquí pesado; el hombre al que le vendieron la droga y luego se la quitaron era un agente encubierto; la sangre en las botas y en las ropas del “Señor Grande” no era verdadera. Todo era una puesta en escena. Real era el miedo de Alan. Cuando terminaron la tarea, fue rápidamente a su cabaña. Todo ocurrió muy rápido. Alan durmió muchas horas pero al despertar tenía a Skinner y al “Señor Grande” a su lado. El “Señor Grande” les dijo a Skinner y a Alan que ellos sabían algo de él que podía enviarlo a prisión, o sea que había matado a un hombre, entonces él necesitaba estar seguro de ellos y quería que cada uno le contara algún delito que hubiesen cometido así estaban en igualdad de condiciones. Era una coacción evidente.

Una foto actual de Rebecca, la hija de Beverly Lynn Smith.
Una foto actual de Rebecca, la hija de Beverly Lynn Smith.

Skinner contó aquella historia del accidente de auto que le costó la vida a un hombre y la maniobra que hizo para que pareciera que el muerto era el que conducía. Alan pidió fumar un cigarrillo y el “Señor Grande” le dijo que no. Le dijo a Alan que se sacara los anteojos y entonces agarró un gran cuchillo mientras le gritó: “Te vas a quedar acá conmigo“. Alan temblaba. Creyó que lo mataba. Alan balbuceó y después dijo que estuvo implicado en el asesinato de Beverly Smith en 1974. Dijo que había robado marihuana de la casa de Doug Smith aquella noche de hacía 35 años mientras su amigo David Maunder le disparaba a Beverly en la cocina. “Yo tuve que ver con eso“, admitió Alan.

Para la Policía, no era la confesión esperada

Después, Alan se negó a ver al Señor Grande y le dijo a Skinner que lo que había dicho sobre Beverly era mentira, que confesó porque tenía miedo que el “Señor Grande”, lo matara. Skinner le hizo creer entonces que el “Señor Grande” había contratado a un investigador privado para verificar sus confesiones. Alan temió que la Policìa de Durham se fijara de nuevo en él y le propuso a Skinner delatar al “Señor Grande” y entrar en la protección de testigos. Skinner hizo como que le llevaba la corriente.

Semanas después, Alan estaba en la camioneta de Skinner en un estacionamiento de camiones cuando apareció el “Señor Grande”. Apenas subió al vehículo, Alan le dijo que él no tenía nada que ver con aquel asunto que le había contado de la muerte de Beverly Smith. Entonces fue Skinner quien lo presionó para que dijera la verdad de una buena vez y en ese momento amenazó a Alan con terminar la amistad que tenían si no contaba la verdad. Otra vez el policía eligió machacar sobre la soledad, es decir el punto débil de Alan. El hombre se desmoronó con semejante presión. Y dijo: “…Por el amor de Dios… (Mauder) no tuvo nada que ver con eso. Fui yo. Lo hice todo yo mismo”. Confesó que Beverly lo había dejado entrar a su casas porque era su vecino. Que ella nunca vio el arma. Fue a calentar el biberón de Rebecca y ́él le disparó una vez en la nuca. Luego agarró la marihuana y se calló la boca toda la vida.

Un detenido 35 años después y una anomalía jurídica

El 10 de diciembre de 2009, Alan Dale Smith fue arrestado después de 35 años del asesinato de Beverly. Alan estaba en la camioneta de Skinner cuando llegaron los patrulleros.También arrestaron a Skinner para completar la obra de teatro. Fue entonces cuando el “Señor Grande” se acercó y les dijo que era un oficial de la Policía. Se dirigió a Alan y le reveló que aquel comprador de drogas al que le robaron no estaba muerto y que el cuerpo que desbarrancó no era real. “Gracias a Dios”, dijo Alan.

Alan sufrió una anomalía jurídica: pasó en prisión cuatro años y medio sin que le hicieran un juicio.

La táctica del “Señor Grande” había requerido de 40 policías, incluido Skinner, cuya existencia, su apartamento falso, los muebles, el alquiler, los servicios públicos, los viajes de pesca, el equipo de grabación, el dinero que le dio a Alan, todo estaba pagado por el Estado, es decir por los ciudadanos. Hubo docenas de escuchas telefónicas realizadas durante meses y miles de páginas de registros. El aporte lo hicieron los contribuyentes.

Cuando llevaron a Skinner a declarar en una audiencia preliminar, Alan se negó a creer que su único amigo sea un policía que lo había engañado. Para él, era como un hermano y habían pasado muchas peripecias juntos. Alan tardó meses en aceptarlo.

En los Tribunales, la cuestión que se debatía era si la confesión obtenida con la estrategia del “Señor Grande” era válida o no. Los jueces pusieron en duda la legalidad de este procedimiento con el argumento de que así obtenido era poco confiable. Este criterio fue compartido luego por la Corte de Canadá. Los defensores pidieron que la confesión de Alan se declarara nula.

Finalmente el 27 de junio de 2014, las confesiones de Alan fueron desestimadas porque para los jueces habían sido realizadas bajo coacción. El juez Brucen Glass agregó: “La producción de Mr. Big (”Señor Grande”) de un año de duración, equivalía a una detención, con Alan como audiencia cautiva”. En el preciso momento en que se pronunciaban estas palabras, el policía que hizo el papel del “Señor Grande” se puso a llorar en el hombro de Rebecca, la hija de Beverly. Skinner, por su parte, se dirigió a la familia de la víctima y le dijo: “Lo siento mucho. Hice. Mi mejor parte”.

Alan fue absuelto. Quedó muy traumatizado por esta experiencia del “Señor Grande”. Por su parte, la familia de Beverly tiene ahora una historia: está convencida que las cosas pasaron como Alan lo confesó. Rebecca, la hija de Beverly, muchas noches se queda dormida escuchando podcast sobre crímenes reales, que considera una especie de terapia de grupo. Se pone los auriculares, se acuesta y se deja llevar por el consuelo del oscuro drama de otra persona.


Por Ricardo Canaletti-TN