Se confirmó un gran superávit de cuenta corriente por la venta de soja, pero fue neutralizado por las compras de los ahorristas. ¿Verano con dólar volátil?
La buena noticia: se confirmó que en septiembre, gracias a la reducción de las retenciones al agro, hubo un superávit de cuenta corriente por u$s5.510 millones. La mala noticia: todo ese superávit quedó neutralizado por el apetito dolarizador de los argentinos, que duplicaron su velocidad de compra de billetes verdes.
Por lo que adelantaron los bancos, esa demanda se aceleró incluso en octubre, en medio del nerviosismo pre-electoral. Pero, a diferencia de lo ocurrido en septiembre, ya no hubo un aluvión de dólares provenientes de la exportación de soja.
Las cifras del informe cambiario del Banco Central indican que en el rubro de individuos -excluye empresas- hubo compra de dólares en efectivo por u$s5.080 millones. Los compradores fueron 1,8 millón de ahorristas.
Si se cuenta además otras operaciones de transferencia de divisas en el exterior, los argentinos demandaron u$s7.759 millones, que descontando los ingresos da un resultado neto de u$s6.577 millones. Es una cifra récord desde que se desarmó el cepo para ahorristas en abril pasado. En el acumulado de seis meses, la demanda de capitales por parte de individuos totaliza u$s24.495 millones
Como siempre, el Banco Central hace hincapié en aclarar que no debe confundirse esta cifra con la formación de activos externos -lo que popularmente se conoce como "fuga de capitales"-, dado que la mayor parte de estas compras quedan dentro del sistema financiero argentino.
Pero lo cierto es que comprobó lo que los economistas habían previsto cuando Toto Caputo anunció el "tax holiday" para el agro: que el Tesoro tendría una dura competencia por parte de los ahorristas que querían captar esos dólares extra.
Y, además, quedó desairada la pregunta "¿con qué pesos?", que funcionarios como el ahora canciller Pablo Quirno solían repetir para desestimar el riesgo de una corrida cambiaria, argumentando que el torniquete monetario no dejaría espacio para una dolarización. Quedó en evidencia que había pesos; en cambio no está tan claro si seguirá habiendo dólares.
Un superávit sin festejo
Con los números a la vista, los economistas volvieron a cuestionar la utilidad de medidas para anticipar la liquidación de exportaciones. En particular si, como ocurrió en septiembre, su consecuencia es la resignación de ingresos fiscales por más de $1,5 billón.
"No funcionan igual esas medidas temporales con y sin cepo", argumenta Gabriel Caamaño, director de Outlier, en alusión a las experiencias del "dólar soja" de Sergio Massa, que lograban capturar reservas para el BCRA.
"La demanda privada también busca aprovechar la oportunidad para dolarizarse barato. Y sin cepo, eso pasa por el Mercado Libre de Cambios", explicó.
"Literalmente nos morfamos el superávit de cuenta corriente de un mes hiper extraordinario en compra de dólares", graficó Salvador Vitelli, analista de Romano Group.
El otro número que llamó la atención fue, en la cuenta corriente, la persistencia de muy ata demanda de dólares para turismo y compra de bienes online. Salieron u$s685 millones netos por el gasto de pasajes y compras con tarjetas en el exterior, mientras que otros u$s370 millones se explican por quienes, desde su computadora, aprovechan ofertas de plataformas de venta internacionales. Y lo habitual es que esa demanda por turismo se incremente a medida que se acerca la temporada de vacaciones veeraniegas.
La soja se fue, la demanda sigue
Con ese escenario, la pregunta surge inevitable: si, ya pasado el ingreso masivo de dólares del agro, los argentinos mantienen la demanda por dólares, ¿cómo se financiará?
En una situación de libre flotación cambiaria, el efecto es claro: una demanda que supere la oferta de divisas lleva a una suba en la cotización del dólar. Sin embargo, el gobierno parece decidido a evitar esa situación.
Es un tema de debate intenso por estos días. La mayoría de los economistas -incluyendo los del staff del FMI- parecen estar a favor de que se abandone el actual esquema de banda de flotación. Pero también hay analistas influyentes que opinan en contra.
Por caso, Ricardo Arriazu, "es fundamental que caiga, y que el que especuló en contra pierda, de manera que la próxima vez piense antes de especular". De hecho, el economista apunta que la aparente contradicción entre la caída del riesgo país y el sostenimiento de un tipo de cambio alto sólo se explica por la reticencia del público a desprenderse de los dólares.
Las primeras señales del gobierno, que en la última licitación del Tesoro dejó $4,5 billones sin "rollear", indican que hay una expectativa de aumento en la demanda de pesos. El propio Javier Milei, cambiando el mantra del "ancla monetaria", dijo en una entrevista que, ante una mayor demanda de dinero, se debe inyectar más pesos a la economía, para evitar un enfriamiento de la actividad.
La duda, sin embargo, es si el aumento en la cantidad de pesos irá íntegramente al crédito productivo o si continuará alimentando la vocación por cobertura dolarizada. Y, en contra del optimismo oficial, hay quienes recuerdan que el verano suele ser un momento de crisis cambiaria.
Hay que pasar el verano
La gran esperanza del gobierno es que, dado el contexto internacional favorable, pueda producirse otra ayuda del campo, que limite la volatilidad cambiaria en el verano.
Los más entusiastas miran con alegría cómo los precios agrícolas volvieron a subir, tras la "tregua" comercial entre Estados Unidos y China. La soja, que buena parte del año se situó debajo de u$s360, se disparó nuevamente a la zona de u$s400, lo cual llevó a algunos analistas a confiar en un mayor aporte de dólares por parte del campo.
Y, además, hay muy buenos datos sobre la campaña de trigo, de la cual se esperan 22 millones de toneladas, un 18% superior a la cosecha del año pasado. El trigo es el principal aportante de dólares durante el verano, a diferencia de los otros grandes cultivos, que tienen su momento de exportación en el otoño. La previsión es que gracias a la venta de trigo ingresen u$s2.300 millones, lo cual favorecería las condiciones para que el BCRA compre "reservas genuinas" y que no dependa únicamente de los aportes de organismos de crédito.
Sin embargo, los analistas del negocio agrícola advierten sobre el exceso de euforia. Para empezar, porque los números previstos de cosecha podrían verse recortados como consecuencia de las heladas de los últimos días.
Pero, sobre todo, porque si bien los rindes fueron buenos, la situación de los productores no cambió en los últimos meses, y eso los lleva a un manejo cauteloso a la hora de vender. En el caso del trigo, los precios del mercado internacional no han tenido la misma explosión que los de la soja: cotiza en Chicago a u$s190 por tonelada, cuando el máximo de este año había sido de u$s222.
Y, para los productores sojeros -que se estima todavía guardan un remanente de 7 millones de toneladas en los silobolsas- se da una situación paradójica: el alto precio del mercado global coincide con una superproducción en Estados Unidos y Brasil, lo cual anticipa que rápidamente podría haber una corrección a la baja.
El riesgo del entusiasmo adelantado
En otras palabras, no parece haber justificación para quienes sueñan con una soja en u$s500 durante el otoño de 2026.
"El posible acuerdo entre Estados Unidos y China trae subas de precios en el corto plazo, pero el mundo sigue percibiendo sobreoferta, lo que sostiene la presión bajista estructural en el mediano plazo", apunta Marianela de Emilio, consultora de Agroeducación.
El hecho de saber que el precio puede bajar podría ser un aliciente para que los sojeros se apuren a vender en verano. Pero ocurre que los precios del mercado local no están reflejando la situación de Chicago. Actualmente están percibiendo u$s332, es decir un 82% del precio pleno.
Y la situación cambiaria, además, juega como un desincentivo: el fortalecimiento del peso implica, como es habitual, una mayor cautela, ante la expectativa todavía vigente de una devaluación a mediano plazo si se abandona el esquema de banda de flotación.
Como el stock se alivianó durante el "tax holiday", con ventas por u$s7.000 millones, no se percibe ahora un apuro por vender soja. En definitiva, aun con las buenas noticias del exterior y con los buenos rindes de trigo, la expectativa es que el próximo verano ingresen la mitad de dólares por exportaciones agrícolas que el verano pasado.

Por Fernando Gutiérrez-IProfesional

