Ayer se votó en la Cámara baja el veto del Poder Ejecutivo de la Nación a la Ley N 27.757 de Financiamiento Universitario que establece una recomposición de salarios desde diciembre 2023 hasta diciembre de 2024, de forma mensual de acuerdo a la inflación informada por el Instituto Nacional de Estadística y Censos (INDEC).
Como sucedió con la ley de movilidad jubilatoria a principios de septiembre, otra vez en Diputados no se alcanzaron los dos tercios necesarios para insistir con el proyecto de Ley y la misma quedó vetada. Los que no dieron sorpresa fueron los diputados misioneros. En particular el diputado nacional por Misiones de la Unión Cívica Radical, Martín Arjol que volvió a traicionar a su partido sin consultar su voto.
Arjol había votado a favor de la ley de financiamiento universitario, acompañó la decisión de declarar la esencialidad de la educación y ayer, en el recinto, volvió a ponerse del lado de la Libertad Avanza y en contra del bloque de diputados radicales. Tal es así que la Juventud Radical y su brazo universitario, la Franja Morada salieron al cruce del legislador. En las huestes radicales solicitan su renuncia y en la Facultad de Ciencias Económicas de la UNaM, donde cumple el rol de docente universitario, exigieron que se lo expulse de la cátedra.
Por la ambición de sus propios intereses personales, Martín Arjol no va a poder volver a poner un pie en una escuela o en una universidad. El sector docente argentino es uno de los más atrasados en términos salariales por la línea ideológica de una política económica que lleva adelante el Gobierno Nacional con el que cerró filas Arjol. Sin vergüenza, sin escrúpulos y sin capacidad de acción, a Martin Arjol le espera un olvido político del que seremos espectadores en el 2025 cuando tenga que renovar su banca.
Por Emilia Guevara