Una impresionante radiografía médica demuestra por qué viajar con los pies arriba de la plancha principal del auto, y por ende pegados al parabrisas, es muy peligroso.
La compartió la cuenta de twitter @VdeVeroReal, que a su vez la recibió de un enfermero llamado Paul (@mividaenfermera). Muestra el hueso de la pierna completamente fuera de lugar, fruto de ir con los pies en alto al momento del choque.
El motivo es simple: todos los mecanismos de protección de los ocupantes de un auto funcionan de manera correcta (es decir, protegen al ocupante) si se encuentra sentado correctamente, lo que incluye lógicamente el cinturón de seguridad abrochado.
Si la persona viaja sin cinturón, por ejemplo, el airbag no lo protegerá en caso de choque. Es más, los especialistas en seguridad vial suelen decir que puede ser hasta contraproducente por la violencia con la que se infla la bolsa (es literal una explosión), ya que la persona “llegará” a ella antes de que se termine de inflar (justamente por no estar retenido por el cinturón).
Un video para no hacerlo más
Así como un airbag o bolsa de aire no sirve de nada si la persona no tiene el cinturón de seguridad abrochado, tampoco viajar atado cumplirá su función de protección al viajar mal sentado.
Para demostrarlo el Real Automóvil Club de España realizó una prueba de choque en la que el muñeco (dummie) iba en dicha posición, para así evaluar lo que le ocurriría a un humano.
Al muñeco de la butaca del acompañante se le colocó el respaldo muy reclinado y los pies sobre la plancha, casi tocando el parabrisas. Además, el pasajero trasero izquierdo fue sin cinturón y sujetando un bebé (otro dummie) en brazos. Las posiciones surgieron de una encuesta que indicó que eran comunes entre la población.
El choque fue a 56 km/h, es decir, una velocidad que se puede alcanzar legalmente en cualquier avenida. Las consecuencias fueron fatales. El conductor, por ejemplo, si bien iba atado, recibió más de dos toneladas de carga de los pasajeron traseros que, al no estar atados, salieron despedidos.
De esta forma, las aceleraciones de cuello y cabeza estuvieron muy por encima del límite recomendado. Es decir, de haber sido una situación real hubiera resultado gravemente herido.
En cuanto al acompañante: la cabeza golpeó contra las piernas, la compresión del tórax superó el doble del límite de seguridad, mientras que las piernas golpearon el parabrisas y se rompieron.
El pasajero trasero proyectó una fuerza de 3,5 toneladas, que aplastó al bebé contra el respaldo y al conductor contra el volante (y todo esto a solo 56 km/h). Además, voló por el habitáculo y se golpeó contra el techo.
Fuente: TN