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“Astrac: la Revolución Industrial”, el nuevo libro de Daniel De Santis

El militante y escritor Daniel De Santis buscando qué había quedado en pié de la cultura socialista en esta parte del mundo, luego de la caída de la Unión Soviética y del auge del neoliberalismo, pensando que la tarea fundamental para la actualización de las concepciones revolucionarias era la recuperación del socialismo como ideal de futuro por los pueblos del mundo, encontró que en la base social mantenía prestigio la cultura del trabajo. Pero para que el socialismo se abriera paso en conciencias minadas por el individualismo capitalista éste debía presentarse, como en sus orígenes, en forma ofensiva haciendo explícitas desde el vamos, no las conclusiones, sino el contenido de sus ideas.

Con estas dos premisas, y luego de avanzar en forma fragmentada por un camino escarpado, hace unos años maduró en su conciencia la idea de la Revolución Industrial que había sido combatida por los liberales, asumida en forma inconsecuente por el primer peronismo y ausente en la militancia socialista.

La Revolución de Mayo de 1810 estuvo conducida por Belgrano, Moreno, Castelli y otros audaces patriotas que tenían ideas avanzadas. “Ni la agricultura ni el comercio serían en ningún caso suficientes a establecer la felicidad de un pueblo si no entrase a su socorro la oficiosa industria”, había escrito Manuel Belgrano.

Las clases dominantes no quisieron las ideas de Belgrano. No las quiso Rivadavia mientras abandonaba a San Martín a su suerte. No las quiso Mitre cuando se alió con Brasil traicionando al hermano e industrioso Paraguay. Ni Julio extranjero Roca, cuando integró el país a fuerza de bayonetas y su nacionalismo, no pasó de ser el candidato permanente de la Bolsa de Londres. Ellos hicieron la Argentina agroganadera exportadora y la reactualizaron sus sucesores Videla, Martínez de Hoz, Cavallo, Menem, Macri, Milei y muchos dirigentes peronistas neoliberales vergonzantes hasta el actual modelo extractivista agropecuario financiero exportador basado en el endeudamiento externo

Su índice, pensamos, es la forma más elocuente para dar a los lectores la idea de su contenido: Forjando la idea de la Revolución Industrial. Carácter capitalista de la colonia. Ausencia de una burguesía revolucionaria. La Revolución Industrial no es una tarea burguesa. Tenemos que decir algo de la máquina de vapor. Retirar la escalera o, cómo nos mintieron mucho durante mucho tiempo. China. La Revolución Industrial parte de una decisión política. Los procesos de sustitución de importaciones. Las tareas de la Revolución Industrial. El ahorro interno es la alternativa. Los actores que pueden llevar adelante esas tareas. La organización y unidad política.

El lector encontrará, en forma implícita, un apasionado debate con el quietismo y el conformismo y una defensa del pensamiento y la acción política para avanzar hacia la Revolución.

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“Ni la agricultura ni el comercio serían en ningún caso suficientes a establecer la felicidad de un pueblo si no entrase a su socorro la oficiosa industria”.

Manuel Belgrano

Las clases dominantes no quisieron las ideas de Belgrano. No las quiso Rivadavia mientras abandonaba a San Martín a su suerte. No las quiso Mitre cuando se alió con Brasil traicionando al hermano e industrioso Paraguay. Ni Julio Extranjero Roca, cuando integró el país a fuerza de bayonetas y su nacionalismo, no pasó de ser el candidato permanente de la Bolsa de Londres. Ellos hicieron la Argentina agroganadera exportadora y la reactualizaron sus sucesores Videla, Martínez de Hoz, Cavallo, Menem, Macri, Milei y muchos dirigentes peronistas neoliberales vergonzantes hasta el actual modelo extractivista, agropecuario financiero exportador basado en el endeudamiento externo.

Daniel De Santis nació en 1948. Durante su niñez y adolescencia fue un activo militante social. Pocos meses después de la caída del Che en Bolivia inició su militancia por el socialismo en la Universidad de La Plata. Como dirigente de los obreros de la fábrica Propulsora Siderúrgica (Techint), jugó un papel protagónico en las jornadas de junio y julio de 1975. En ese último mes fue electo para integrar el Comité Central del PRT. En 1977 dirigió la segunda etapa del repliegue partidario y, entre 1979 y 1983, contribuyó con la Revolución Sandinista. En diciembre de 1983 regresó al país y volcó su militancia a la actividad sindical en la que fundó dos sindicatos docentes e integró la Comisión Directiva de un tercero. En la militancia política fundó agrupaciones por las cuáles entre 1991 y 2015 fue tres veces candidato a Intendente, una de Chivilcoy y dos de La Plata, y en una oportunidad a Senador Provincial. La Rebelión de 2001 fue el soporte político para que en 2003 fundara la Cátedra Che Guevara, al año siguiente, junto a un grupo de jóvenes, la Juventud Guevarista y en 2009, la Unión del Pueblo. Escribió numerosos artículos y publicó la obra en dos tomos A vencer o morir. Historia del PRT-ERP. Documentos (1998, 2000), una selección de documentos bajo el título El PRT y el peronismo (2004), Entre tupas y perros (2005), La historia del PRT-ERP por sus protagonistas (2010), ¿Por qué el Che fue a Bolivia? (2014), en colaboración con Santiago Stavale, Un partido de la clase obrera (2016), La Polémica FAR-ERP. Versión completa (2017), Estrategia para el asedio a la fortaleza capitalista (2017), y Mario Roberto Santucho, sus Editoriales y Escritos Estratégicos (2021).