Este domingo el líder del PT asumirá como presidente de Brasil por tercera vez, en medio de un clima tenso por la escalada de violencia asociada a simpatizantes bolsonaristas. A qué hora es el acto, quiénes acudirán y la incógnita sobre qué pasará con Bolsonaro.
El domingo 1 de enero Lula da Silva asumirá su tercer mandato presidencial en Brasil en medio de un clima de tensión por los recientes actos de violencia asociados a simpatizantes del presidente saliente, Jair Bolsonaro, que incluyeron un fallido atentado en un aeropuerto.
Desde Brasilia, corazón administrativo brasileño, Lula será oficialmente proclamado presidente junto a su número dos, Geraldo Alckmin, luego de haber derrotado al actual mandatario en el reñido balotaje del 30 de octubre. El multitudinario evento contará con la presencia de 17 jefes de estado y de gobierno, entre ellos el presidente Alberto Fernández, y un fuerte operativo de seguridad, inédito para la historia del gigante sudamericano.
Si bien los organizadores esperan una celebración popular con espectáculos musicales, reinará un clima de incertidumbre en relación a Bolsonaro, que viajó a Estados Unidos y podría ausentarse del traspaso presidencial rompiendo así la histórica tradición política. Mientras tanto, sus enardecidos seguidores continúan protestando e invocando a las fuerzas armadas para evitar el regreso del líder del Partido de los Trabajadores al Palacio del Planalto.
1. A qué hora y dónde asume Lula da Silva
La asunción del flamante presidente de Brasil será el domingo 1 de enero de 2023 por última vez, considerando que el próximo presidente asumirá el 5 de enero de 2027. La cita con la historia está pautada a las 13.45 en el Congreso, misma hora en Argentina. En ese momento, los invitados, entre ellos 17 jefes de estado, dirán presente el Salón Blanco del Senado.
La llegada de la dupla presidencial Lula – Alckmin, en procesión desde la Catedral Metropolitana, está pautada para las 14:30. A las 15, en tanto, comenzará la sesión formal del traspaso presidencial en el que se dará lectura y la firma del período del presidente y vicepresidente electos.
El momento más esperado por los seguidores del Partido de los Trabajadores será cuando el expresidente de 77 años, que dice que dirigirá el país con “la energía de un hombre de 30 y las ganas de uno de 20”, suba la rampa de acceso al Palacio de Planalto al igual que en 2003 y 2007 a las 16:20, donde recibirá la banda presidencial.
El evento (denominado “el Festival del Futuro” o coloquialmente “Lulapalooza“) posterior espera reunir a unas 300 mil personas enla Explanada de los Ministerios, un lugar usualmente tranquilo que está rodeado por los edificios gubernamentales y el Congreso.
La celebración popular contará con dos enormes escenarios decorados con los colores de la bandera de Brasil, donde actuarán mas de 60 artistas en una treintena de conciertos. Entre los artistas figuran estrellas pop como la drag queen Pabllo Vittar, leyendas de la samba como Martinho da Vila y la cantante originaria Kaê Guajajara.
2. Quiénes acudirán a la asunción de Lula
Al menos 53 delegaciones extranjeras de alto nivel, incluyendo 17 jefes de estado y de gobierno, estarán presentes en la ceremonia de asunción, la mayor presencia internacional en la historia, según indicaron los organizadores. Entre ellos estarán los presidentes de Argentina, Alberto Fernández; Chile, Gabriel Boric; Colombia, Gustavo Petro; Paraguay, Mario Abdo Benítez; y Uruguay, Luis Lacalle Pou, además del rey de España, Felipe VI.
El presidente estadounidense, Joe Biden, que en 2015 asistió como vicepresidente a la asunción de Dilma Rousseff, enviará a su secretaria de Interior, Deb Haaland, una mujer originaria y ferviente crítica de Bolsonaro.
3. La incógnita sobre el traspaso de la banda presidencial
En la rampa del Planalto Lula recibirá la banda presidencial, una cinta de seda verde y amarilla bordada en oro y diamantes. En general el nuevo jefe de estado la recibe de manos de su predecesor. Sin embargo, el presidente saliente Jair Bolsonaro no confirmó su presencia en la ceremonia y se encuentra de viaje en Estados Unidos, según medios locales.
De esta manera, al no hacer el traspaso personalmente el actual mandatario rompería con la tradición de la democracia brasileña que data de 1985, al igual que hicieron Donald Trump y Cristina Kirchner. Tampoco se la entregará el vicepresidente saliente, Hamilton Mourao, por lo que podría hacerlo el presidente del Senado, Rodrigo Pacheco, algo que todavía no está confirmado.
Otra de las incógnitas es si Lula desfilará o no ante el público en un auto de época descapotable, otra de las tantas tradiciones políticas de Brasil, o si lo hará en uno cerrado y blindado, por cuestiones de seguridad y por el mal clima que se espera para el domingo. La decisión se tomará “en el momento adecuado”, manifestó Flávio Dino, el futuro ministro de Seguridad.
4. El operativo de seguridad
El domingo Brasilia permanecerá blindada con un fuerte operativo policial, inédito en la historia de las transiciones de gobierno. Según las autoridades locales incluirá a 8 mil efectivos policiales sólo de Brasilia. A éstos se sumarán mas de mil agentes de “inteligencia y seguridad”, “el mayor contingente hasta ahora en una investidura”, según informó la Policía Federal. Además, la Justicia suspendió en ese distrito la portación de armas para los civiles como medida de seguridad extra.
La decisión se tomó luego de los recientes disturbios en Brasilia y el intento de ataque con explosivo en el aeropuerto de Brasilia por seguidores del presidente Bolsonaro. El sospechoso, junto con otros simpatizantes del líder del Partido Liberal, planeaba colocar explosivos en lugares estratégicos con el objetivo de “causar caos” y evitar así el recambio presidencial al incitar a una intervención armada, según declaró a la policía.
Bolsonaro, por su parte, en su último discurso del viernes 30 de diciembre se desligó del tema y condenó “los actos terroristas”, además de culpar a la prensa por asociar los hechos de violencia a sus seguidores políticos. A esto se sumó el registro de vehículos incendiados en las rutas por parte de simpatizantes bolsonaristas y enfrentamientos con la policía de principios de diciembre.
Tras su derrota en octubre, el mandatario autorizó el inicio de la transición gubernamental pero no reconoció públicamente el estrecho triunfo de Lula por 50,9 a 49,1 por ciento de los votos. Tampoco felicitó a su adversario por el triunfo, rompiendo otra de las tradiciones. En cambio, optó por guardar silencio en la residencia oficial de la Alvorada.
En sintonía, miles de manifestantes paralizaron el país con cortes de rutas exigiendo la intervención de las fuerzas armadas, alegando presunto fraude en los comicios de octubre, un tema con el que insistió sin pruebas el propio Bolsonaro durante toda la campaña.
Por Cecilia Degl’Innocenti-Perfil