El presidente de Estados Unidos y aspirante a la reelección, Joe Biden, sostuvo este jueves 7 de marzo su último discurso sobre el Estado de la Unión antes de los comicios de noviembre. La enérgica alocución ante las dos cámaras del Congreso comenzó con declaraciones a favor de la democracia en todo el mundo, en las que aprovechó para arremeter contra su “predecesor”, como se refirió en todo momento a su rival Donald Trump, y contra el mandatario ruso, Vladimir Putin. Biden también abordó la guerra en Ucrania y la de Gaza, donde anunció el establecimiento de un puerto en la costa, con el fin de enviar barcos con alimentos, agua y medicamentos. Asimismo, resaltó el “resurgimiento” económico durante su Gobierno, con la creación de casi 15 millones de empleos y renovó su llamado al Congreso para aumentar los impuestos a los ricos y a las grandes empresas.
“Enfrentamos un momento sin precedentes en la historia de la Unión”, así inició el presidente Joe Biden su enérgico discurso sobre el Estado de la Unión este jueves 7 de marzo, en medio de un Capitolio atiborrado por representantes demócratas y republicanos, jueces de la Suprema Corte e invitados especiales en el auditorio.
Tras la rotunda victoria de Biden en la megajornada de primarias del Supermartes, el 5 de marzo, el discurso sobre el Estado de la Unión plasmó en varios apartes el trasfondo de la campaña electoral, en la que su más previsible rival será el republicano Donald Trump.
En un tono distinto al del año pasado, Biden pareció dirigirse a su posible electorado, entre demócratas, votantes independientes y republicanos moderados, para convencerlos de que aún tiene lo que se necesita para liderar la Casa Blanca, tras el gran momento político que goza su posible rival en la contienda presidencial del próximo noviembre.
El pronunciamiento abrió con una férrea defensa de la democracia, como lo ha hecho durante toda la campaña:
“La libertad y la democracia están siendo atacadas en todo el mundo”, manifestó el presidente demócrata, quien agregó que su propósito de la noche era “despertar al Congreso” y alertar al pueblo estadounidense de que “este no es un momento cualquiera” en la Historia.
En ese sentido, primero se refirió a la situación en Ucrania y arremetió contra el mandatario ruso, Vladímir Putin.
El gobernante estadounidense expuso la necesidad de seguir apoyando a Ucrania en la guerra que sostiene contra Rusia y advirtió que Putin “no se va a detener” si logra tomar el control completo de Kiev, aunque aseguró que Estados Unidos “no cederá”.
“Mi mensaje para el presidente Putin es claro. No nos retiraremos. No cederemos, yo no cederé”, añadió.
El desarrollo económico, el conflicto en Gaza, el aborto y la defensa de la democracia liberal estadounidense fueron otros de los temas relevantes dentro del discurso presidencial, que fue presenciado por algunos invitados especiales como el primer ministro sueco, Ulf Kristersson; el líder sindical, Shawn Fain, algunas afectadas por las restricciones al aborto en Estados Unidos y una decena de familias de víctimas israelíes en los ataques de Hamás del 7 de octubre.
“¡Señor primer ministro, bienvenido a la OTAN, la alianza militar más poderosa que el mundo haya conocido!”, proclamó Biden sobre Kristersson, cuyo país ingresó este jueves a la alianza militar.
Gaza, en el centro del discurso
Después del revés electoral que un sector demócrata le propinó a Joe Biden con la fuerza del voto ‘no comprometido’ (equivalente al voto en blanco) en las primarias de Michigan y durante el Supermartes, el presidente estadounidense mostró una postura centrada en la asistencia humanitaria en Gaza.
Como fue anticipado por el equipo de la Casa Blanca, el jefe de Estado anunció la construcción de un puerto en la costa mediterránea de la Franja de Gaza, con el objetivo de materializar la infraestructura necesaria para la recepción de asistencia humanitaria internacional para los civiles palestinos.
Aunque se esperaba que el presidente también reafirmara su petición al Congreso para la aprobación de un paquete de asistencia militar hacia Ucrania e Israel, con un valor de unos 95.000 millones de dólares, el malestar de la comunidad antibelicista y con raíces árabes dentro del progresismo estadounidense desplazó esas peticiones.
El presidente fue enfático en que su Gobierno está trabajando arduamente para conseguir un cese al fuego de al menos seis semanas en Gaza, aunque reconoció que esto requiere la liberación total de los rehenes israelíes capturados por Hamás desde el pasado 7 de octubre.
Sobre el Gobierno israelí, Biden fue claro en expresar que la asistencia humanitaria no puede ser utilizada como “una carta de negociación” o una “moneda de cambio” y que no es opcional respetar el Derecho Internacional Humanitario durante su ofensiva en contra de Hamás.
“Israel también debe poner de su parte. Israel debe permitir que entre más ayuda en Gaza y garantizar que los trabajadores humanitarios no se vean atrapados en el fuego cruzado.”, sentenció el mandatario estadounidense al afirmar que la única solución posible al conflicto palestino-israelí es la de dos Estados.
La economía, la carta fuerte de Biden
Durante el discurso ante el Legislativo estadounidense, el presidente resaltó los logros económicos de su Administración, afirmando que su programa económico, que ha denominado ‘Bidenomics’, ha propiciado “el mayor resurgimiento” de la historia, en referencia al repunte económico que Estados Unidos ha experimentado desde la llegada del demócrata a la Casa Blanca.
Biden se jactó de que su política ha conseguido la mejora del bienestar generalizado de los ciudadanos estadounidenses, al cimentar una estructura económica erigida “desde el medio y abajo” y no “desde arriba”, pero lamentó que esos logros “no salgan en las noticias”.
“La recuperación de Estados Unidos pasa por construir un futuro de posibilidades estadounidenses, por construir una economía desde el centro hacia fuera y desde abajo hacia arriba (…) Para que todos tengan una oportunidad justa y no dejemos a nadie atrás.”, enfatizó el mandatario.
La economía de Estados Unidos tiene índices positivos en el crecimiento del empleo y el consumo, registrando mejores números que muchos países de renta alta alrededor del globo. Sin embargo, un gran sector de los ciudadanos sigue descontento con su manejo económico, en especial por la inflación.
El presidente estadounidense también anunció sus planes para impulsar un aumento de impuestos a las grandes corporaciones y a las personas con más de 100 millones de dólares en el banco. Aunque para ello necesitaría la aprobación de una gran mayoría en el Congreso, lo que se prevé complejo con el panorama electoral actual.
De hecho, varios republicanos comenzaron a levantarse y abandonar el recinto mientras Biden discutía el aumento de impuestos a los multimillonarios y las corporaciones. Otros permanecieron en sus sillas y sacudieron la cabeza.
“Dígale a Hunter que pague sus impuestos”, le gritó la representante republicana Marjorie Taylor Greene a Biden, en referencia al hijo del mandatario acusado de evasión.
Roe vs. Wade, la defensa de la democracia y ataques indirectos a Trump
El inquilino de la Casa Blanca también apeló a los valores que, para él, sustentan la identidad estadounidense. Cuestiones como “la honradez, decencia, dignidad e igualdad” son fundamentales para la idea de Estados Unidos de Biden, que contrastó su visión con la de “otras personas” de su edad, haciendo una alusión a su posible rival en las próximas elecciones presidenciales de noviembre, Donald Trump.
“Ahora bien, otras personas de mi edad ven una historia diferente: una historia de resentimiento, venganza. Yo no soy así.”, sentenció Biden, de 81 años, que intenta desmontar las dudas por su edad, haciendo ver que Donald Trump, de 77 años, es su contemporáneo.
En un discurso lleno de alusiones indirectas a su “predecesor”, como lo llamó todo el tiempo, Biden criticó la actitud de Donald Trump sobre la guerra en Ucrania y afirmó que el exmandatario se “inclina ante Rusia”. “Un expresidente le dijo a Putin: ‘haga lo que le dé la gana'”, mencionó el también precandidato demócrata.
Biden también habló del asalto al Capitolio, del 6 de enero de 2021, por seguidores de extrema derecha. El jefe de Estado lamentó dicho evento, que calificó como “la mayor amenaza para la democracia estadounidense desde la guerra civil” y agregó que la violencia política “no tiene lugar” dentro de Washington.
A Trump y al resto del partido republicano, el presidente envió un mensaje claro: “No pueden amar a su país solamente cuando ganan”
El aborto fue otro de los temas relevantes dentro de la alocución del mandatario. Sobre ello, Biden lamentó la anulación del histórico fallo de Roe vs. Wade, lo que terminó por limitar los derechos reproductivos de las mujeres estadounidenses.
“Los que se jactan de anular el caso Roe contra Wade no tienen ni idea del poder de las mujeres en EE. UU.”, dijo el presidente, en alusión al magnate neoyorquino, que impulsó a tres de los seis jueces conservadores que anularon el fallo que legalizaba el aborto a nivel federal.
Al respecto, el mandatario también hizo una promesa y dijo que, de conseguir la reelección y una mayoría en el Congreso, restauraría Roe vs. Wade “como ley nacional de nuevo”.
“No demonizaré a los inmigrantes”
La situación migratoria en la frontera con México también fue abordada por el mandatario en su discurso, una cuestión sumamente criticada por el conservadurismo estadounidense, que señala a Biden como principal responsable de los números récord de cruces irregulares por el sur.
Sobre ello, Biden defendió su postura con relación al manejo de la frontera, mencionando que “no va a separar familias” ni prohibirá la entrada a extranjeros “por su fe”. En su lugar, el presidente propone que el Congreso negocié un acuerdo bipartidista en el cual exista un manejo “justo” de la situación fronteriza.
“Esto es Estados Unidos. Todos venimos de alguna parte, pero todos somos estadounidenses. Podemos pelear por la frontera o podemos arreglarla. Estoy preparado para arreglarla. ¡Manden la ley sobre la frontera ya!”, enfatizó Biden, ante la mirada negativa de los representantes republicanos presentes.
El presidente demócrata cerró su discurso apelando a la unión entre los ciudadanos y afirmando que Estados Unidos “no puede volver a las ideas antiguas”. Con el tradicional “Dios bendiga a Estados Unidos”, Biden terminó un discurso sobre el Estado de la Unión con sabor a mitin electoral.
La respuesta burlesca de Trump
El discurso sobre el Estado de la Unión de este año puede ser la plataforma pública más importante que Biden tenga antes de los comicios del 5 de noviembre, donde con toda probabilidad se verá una revancha electoral contra su antecesor en la Presidencia.
Consciente de ello, desde su red social Truth Social, Trump comentó en directo la intervención de Biden con un tono burlesco, en el que apuntó tanto al mandatario como a sus ideas: “Está enfadado y loco”.
“Está enfadado y loco”, “tiene mejor pelo delante que por detrás”, “no deja de toser” o “¿quién le ha dado un beso en la mejilla con carmín?” fueron algunos de los comentarios del exmandatario.
Al referirse a los comentarios políticos, Trump dijo que el presidente ruso, Vladimir Putin, solo invadió Ucrania, porque no tiene respeto por Biden” y consideró que ese conflicto armado nunca habría pasado en su Administración.
También respondió a los elogios de Biden a la entrada de Suecia a la OTAN.”La OTAN solo se hizo fuerte, por MÍ. Yo conseguí que las naciones de la OTAN” pagaran más, aseguró el virtual rival de Biden en las elecciones presidenciales de noviembre.
Un discurso enérgico
Analistas y comentaristas de las principales cadenas elogiaron el tono y contenido del discurso de Biden y afirmaron que sienta las bases de su campaña.
En ABC, el periodista Jon Karl dijo que “fue una noche muy importante para Biden”, mientras que en CBS el comentarista Terry Sullivan admitió que “tuvo mucha energía” y “pilló desprevenidos a los republicanos”.
La comentarista Alyssa Farah, quien trabajó para Trump en la Casa Blanca, reconoció en CNN que la parte del discurso sobre migración “fue realmente buena”.
Por Maximiliano Pérez Gallardo-France24 con EFE, Reuters y medios locales