A pesar de que Jair Bolsonaro perdió las elecciones presidenciales de 2022 en Brasil, la extrema derecha sigue muy viva en la nación. 58 millones de personas votaron por Bolsonaro frente a los 60 millones que le dieron la Presidencia a Luiz Inácio ‘Lula’ da Silva. Pero muchos bolsonaristas se niegan a reconocer los resultados de las elecciones del 30 de octubre. En este programa especial analizamos la situación política de Brasil, además del futuro y los alcances del bolsonarismo en el país.
“Ese ladrón no va a subir la rampa del Palacio del Planalto para recibir la banda presidencial”. Como muchos bolsonaristas, Antonio se niega a reconocer la victoria de Luiz Inácio ‘Lula’ da Silva en las elecciones del pasado 30 de octubre. Desde el inicio de noviembre, este conductor de Uber frecuenta asiduamente el campamento que los autodenominados “patriotas” han levantado frente al Cuartel General del Ejército en el centro de Río de Janeiro.
Un monótono “SOS Fuerzas Armadas” resuena entre las pocas decenas de personas que a mediados de diciembre todavía resistían en estas protestas, consideradas antidemocráticas por la Corte Suprema. Los manifestantes alternaban este lema con un lacónico “Fuerzas Armadas salven el país”.
“No queremos a un ladrón como presidente. Esto es inadmisible. Solo una intervención de las Fuerzas Armadas puede impedir que este absurdo se haga realidad”, afirma con énfasis Joseli de Souza da Silva, guardia privada de seguridad. Mientras tanto, una muchedumbre rodea a la periodista, gritando una cacofonía de consignas diferentes. Una mujer intenta interferir en la grabación con un rugido tan categórico como surrealista: “¡Macron comunista!”.
“Ese tipo [‘Lula’] era un simple funcionario y de repente acumuló una fortuna, él y sus hijos, que casi ningún presidente posee”, suelta el camionero Francisco Uchoa. Se trata de una información desmentida en numerosas ocasiones por los principales sitios de verificación de noticias nacionales e internacionales.
Tampoco pudo demostrarse ningún fraude electoral en las urnas electrónicas, tal y como viene denunciando el derrotado presidente Jair Bolsonaro a lo largo de todo este año. Incluso el informe realizado por las Fuerzas Armadas durante las recientes elecciones descartó esa posibilidad. Pero los bolsonaristas siguen defendiendo esa tesis, aunque no tengan pruebas.
“Solo queremos transparencia en el proceso electoral. Precisamos saber quién fue elegido realmente”, insiste Marina Maiques, profesora y activista bolsonarista en el campamento de Río de Janeiro.
“¡El 1 de enero va a haber una guerra civil en Brasilia! Los patriotas no van a permitir que ‘Lula’ sea investido”, asegura otro militante llamado Alberto. Este taxista nació en la capital y revela que todos los grupos de WhatsApp en los que participa se están movilizando para que haya disturbios. Es difícil adivinar si realmente la sangre llegará al río. Los bolsonaristas habían amenazado con impedir que el pasado 12 de diciembre ‘Lula’ recibiera el diploma de presidente. Es el acto previo a la investidura que determina el fin del proceso electoral, y que finalmente fue realizado en el Tribunal Superior Electoral (TSE) sin obstáculos.
En el pasado siempre fue tratado por la prensa como un trámite meramente protocolario. Sin embargo, este año ganó un inusitado protagonismo porque por la noche un grupo de bolsonaristas intentó invadir la sede de la Policía Federal en Brasilia, donde estaba preso José Acácio Tsererê Xavante, líder indígena y apoyador de Bolsonaro. Los manifestantes también destruyeron varios coches y quemaron algunos autobuses.
La orden de prisión del indígena partió de Alexandre de Moraes, presidente del TSE y miembro del Supremo, que cumplía un pedido de la Procuraduría General de la República. El cacique de la etnia Xavante era acusado de haber participado en varias manifestaciones antidemocráticas en la capital federal. El 30 de noviembre, fue filmado durante un acto contra la victoria de ‘Lula’ frente al Congreso Nacional, hostigando al propio Moraes, considerado el archienemigo de Bolsonaro, y al también juez de la Corte Suprema, Roberto Barroso.
Pocos días después, la Policía Federal realizó una macro-operación en nueve de los 27 Estados brasileños contra seguidores de Bolsonaro, acusados de estar vinculados a las protestas violentas que cortaron varias carreteras durante semanas después de las elecciones y de organizar otros “actos antidemocráticos”. La operación fue autorizada por la Corte Suprema, concretamente por el juez Moraes, que emitió más de 100 órdenes de busca y captura y cuatro de prisión.
Además, el Tribunal Superior Electoral abrió una investigación sobre el presidente Jair Bolsonaro, dos de sus hijos, el diputado Eduardo Bolsonaro y el senador Flávio Bolsonaro, y el ministro de la Casa Civil, Walter Braga Netto, por presuntamente promover ataques contra las elecciones brasileñas. “Los hechos narrados se ajustan, en teoría, al uso indebido de los medios de comunicación y al abuso del poder político, máxime considerando los criterios fijados por el TSE para la investigación de estos delitos en el caso de conductas practicadas a través de internet”, asegura el juez Benedito Gonçalves.
El primer día del año 2023 quedará claro cuánta fuerza posee el bolsonarismo radical. Entre los principales analistas políticos de Brasil, existe un cierto consenso sobre la fuerza que el bolsonarismo todavía acumula, a pesar de la derrota en las urnas. “Este movimiento radical y autoritario que él ayudó a crear, no va a acabar ahora. Yo creo que el bolsonarismo sobrevivirá al propio Bolsonaro. A lo mejor tendremos que cambiarle el nombre”, señala a France 24 Márcia Ribeiro Dias, politóloga y profesora de la Universidad Federal del Estado de Río de Janeiro (UniRio).
Hay que recordar que más de 58 millones de brasileños, es decir, casi la mitad de los electores, votaron para que el actual presidente pudiese repetir su mandato. “Bolsonaro consiguió unificar a las principales fuerzas conservadoras. En este espectro, hay personas con un perfil más liberal y personas de derecha con un perfil más ligado a la agenda conservadora en el campo social. Él consiguió centralizar todos estos apoyos”, recuerda Carolina Almeida de Paula, politóloga de la Universidad Estatal de Río de Janeiro.
La cuestión es si Bolsonaro seguirá siendo el líder de la extrema derecha. Tras su derrota, el presidente se ha replegado en un obstinado silencio. En sus escasas apariciones públicas se ha mostrado triste, llevando a algunos analistas a sospechar que padezca una depresión. Se especula incluso que, tras su salida del Palacio del Planalto, pueda quedarse tres meses alejado de la actividad política.
Mientras, algunos de sus aliados empiezan a distanciarse. Es el caso del exministro de Infraestructuras, Tarcísio de Freitas, recién elegido gobernador de São Paulo, el Estado más rico de Brasil. “Yo nunca fui un bolsonarista de raíz”, afirmó en una entrevista reciente.
Son varios los puntos en que Tarcísio de Freitas marca la distancia de Bolsonaro: reconoció ipso facto el resultado de las urnas; mantiene un diálogo fluido con la oposición, especialmente con el Partido de los Trabajadores de ‘Lula’, e intenta aproximarse a los jueces de la Corte Suprema, muy hostilizados por el presidente de extrema derecha a lo largo de todo su mandato. El nuevo gobernador de São Paulo se postula de forma oficiosa como el sucesor de Bolsonaro en una versión más moderada.
Por lo pronto, la pregunta que todo Brasil se hace es si Bolsonaro entregará la banda presidencial a ‘Lula’. El actual presidente ha advertido en muchas ocasiones que sólo cumplirá este acto simbólico con un presidente que haya sido elegido sin fraudes. Dado que nunca ha reconocido la victoria de ‘Lula’, es de esperar que ni siquiera comparezca durante el acto de investidura de su rival.
‘Lula’ da Silva, por su parte, ha prometido que el 2 de enero va a acabar con todos los campamentos instalados frente a los cuarteles militares de las principales ciudades del país. El pasado 18 de diciembre, un rayo ya se encargó de dar un susto a los “patriotas” instalados en Brasilia. Una mujer de 45 años tuvo que ser atendida por el Cuerpo de Bomberos. La víctima presentaba “entumecimiento en las piernas, ardor en el brazo derecho, estado hipertenso y signos vitales alterados”.
Los bolsonaristas que desde hace semanas resisten en las calles bajo un sol de justicia y las torrenciales lluvias de la primavera tropical podrían tener los días contados.
Por Valeria Saccone-France24