Su familia quería que fuera ingeniero. Hacer del pensar una profesión fue una búsqueda personal. Por eso Byung-Chul han dejó Corea del Sur y se instaló en Berlín sin hablar alemán. Hoy sus libros son exitosos y traducidos a varios idiomas.
El discurso que dio Byung-Chul han al recibir el premio Princesa de Asturias de Comunicación y Humanidades 2025 explica en parte por qué muchos de los libros de este filósofo de 66 años, nacido en Corea del Sur pero nacionalizado alemán, ya fueron traducidos, entre otros idiomas, al español, danés, italiano, coreano, sueco, francés, rumano y ruso.
Con sus palabras dio una idea aproximada de dos de los conceptos que lo hicieron famoso: la sociedad del cansancio –libro del que se hizo un documental en 2015–; y la sociedad de la transparencia. “La obra de Byung Chul han revela una capacidad extraordinaria para comunicar de forma precisa y directa nuevas ideas en las que se recogen tradiciones filosóficas de Oriente y Occidente”, apuntó el jurado que le otorgó el premio Princesa de Asturias.

Lo que sigue son fragmentos del discurso de Byung-Chul han ante los reyes de España, el jurado de los premios Princesa de Asturias, y los invitados a la premiación.
Falsa ilusión. “La ilimitada libertad individual que nos propone el neoliberalismo no es más que una ilusión. Aunque hoy creamos ser más libres que nunca, la realidad es que vivimos en un régimen despótico neoliberal que explota la libertad”.
Esclavos por elección. “Ya no vivimos en una sociedad disciplinaria, donde todo se regula mediante reglas y mandatos, sino en una sociedad del rendimiento, que supuestamente es libre y donde se presume que lo que cuenta son las capacidades. Sin embargo, la sensación de libertad que generan esas capacidades ilimitadas es solo provisional y pronto se convierte en una opresión.(...) Uno se imagina que es libre, pero en realidad lo que hace es explotarse a sí mismo voluntariamente con entusiasmo, hasta colapsar. Eso se llama burnout. Somos como aquel esclavo que le arrebata el látigo a su amo y se azota a sí mismo, creyendo que así se libera. (...) La autoexplotación es mucho más eficaz que ser explotado por otros; genera una engañosa sensación de libertad”.
Smartphones dominantes. “En varias ocasiones he señalado sobre los riesgos de la digitalización. No es que esté en contra de los smartphones ni de la digitalización. Tampoco soy un pesimista cultural. El smartphone puede ser una herramienta utilísima, y no habría problema si lo usáramos como instrumento. Pero en realidad, es el smartphone el que nos utiliza a nosotros, y no al revés. No es que el smartphone sea nuestro producto, sino que nosotros somos productos suyos”.

Neoliberalismo 2.0. "Y el neoliberalismo ha creado ya una gran cantidad de perdedores. La brecha social entre ricos y pobres se sigue agrandando cada vez más. El miedo a hundirse socialmente afecta ya a la clase media. Son precisamente estos temores son los que lanzan a la gente hacia los brazos de autócratas y populistas".
Odio y fake news. “Las redes sociales también podrían haber sido un medio para el amor y la amistad, pero lo que predomina en ellas es el odio, las fake news y la agresividad. No nos socializan, sino que nos aíslan, nos vuelven agresivos y nos roban la empatía".
Inteligencia artificial. “Tampoco estoy en contra de la Inteligencia Artificial (IA). Puede ser muy útil si se la emplea para fines buenos y humanos. Pero también existe el enorme riesgo de que el ser humano acabe convertido en esclavo de su propia creación. La Inteligencia Artificial puede ser empleada para manejar, controlar y manipular a las personas”.
Vacío legado del liberalismo. “Creemos que la sociedad en la que hoy vivimos es más libre que nunca. En cualquier ámbito de la vida, las opciones son infinitas. También en el amor, gracias a las aplicaciones de citas. Todo está disponible al instante. (…)El scroleo infinito promete información ilimitada. Gracias a la digitalización, estamos interconectados, pero nos hemos quedado sin relaciones ni vínculos genuinos. Lo social se está erosionando, perdemos toda empatía, toda atención hacia el prójimo. Los arrebatos de autenticidad y creatividad nos hacen creer que gozamos de una libertad individual cada vez mayor. Sin embargo, al mismo tiempo, sentimos difusamente que, en realidad, no somos libres, sino que, más bien, nos arrastramos de una adicción a otra, de una dependencia a otra. Nos invade una sensación de vacío. El legado del liberalismo ha sido el vacío. Ya no tenemos valores ni ideales con que llenarlo. Algo no va bien en nuestra sociedad”.
Control tecno.“La tarea urgente de la política sería controlar y regular el desarrollo tecnológico de manera soberana, en lugar de simplemente seguirle el paso. La tecnología sin control político y sin ética, puede adoptar una forma monstruosa y esclavizar a las personas”.
Sociedad sin respeto. “Últimamente he reflexionado mucho sobre la creciente pérdida de respeto en nuestra sociedad. Hoy en día, en cuanto alguien tiene una opinión diferente a la nuestra, lo declaramos enemigo. Ya no es posible un discurso sobre el que se base la democracia. Alexis de Tocqueville, autor de un famoso libro sobre la democracia estadounidense, ya sabía que la democracia necesita más que meros procedimientos formales, como son las elecciones y las instituciones. La democracia se fundamenta en la moral y las virtudes de los ciudadanos, como son el civismo, la responsabilidad, la confianza, la amistad y el respeto. No hay lazo social más fuerte que el respeto. Sin todo eso, la democracia se reduce a mero aparato; las elecciones degeneran en un ritual vacío cuando faltan estas virtudes. (...) Y los parlamentos se convierten en escenarios para la autopromoción de los políticos”.
Por Ernesto Ise-Perfil

