Contar con un campeón mundial en un plantel siempre fue motivo de prestigio para un club. Pero ahora los clubes de fútbol, además, son usinas productoras de contenidos que buscan audiencias globales
La saga celebratoria de los campeones de Qatar 2022, a dos semanas de finalizado el Mundial, tiene el foco puesto en los regresos de los futbolistas a sus clubes. La calidez y el reconocimiento en cada una de las bienvenidas son gestos que hablan por sí solos y no precisan ser explicados. Pero estos tiempos de humanidades conectadas a través de las redes sociales le agregan nuevas dimensiones a viejas prácticas. Y las hacen más visibles por múltiples razones.
La celebración colectiva por ganar un Mundial luego se desprende en eventos individuales, con el retorno a los lugares de origen. Del festejo multitudinario al reconocimiento en la ciudad o en el pueblo. Y de ahí al otro sitio de pertenencia, que puede ser circunstancial, pero que siempre fue el mismo para cualquier campeón del fútbol, en cualquier época: su club.
Contar con un campeón mundial en un plantel siempre fue motivo de prestigio para un club. Pero ahora los clubes de fútbol, además, son usinas productoras de contenidos que buscan audiencias globales y para eso desarrollan estrategias de comunicación que les permitan generar vínculos naturales con fanáticos localizados en geografías remotas.
En ese sentido, tener en el plantel a un campeón del mundo es una ventaja competitiva para un club cuando sale a disputar el tiempo de atención de un fanático remoto en redes sociales. Conectar con los fanáticos del lugar de origen de los futbolistas que están en esos clubes, es una tarea cotidiana que ahora se potencia por la copa levantada con su selección.
Tottenham Hotspur tiene como aliada a Samba Digital, una agencia de marketing deportivo especializada en comunicación en redes sociales para la expansión internacional de marca de las organizaciones deportivas. Parte de su plan de contenidos fue amplificar para Corea del Sur todo lo relacionado con Son Heung-min y para la Argentina con Cuti Romero. Mensajes en redes sociales con lenguaje y códigos propios de aquellos sitios donde nacieron los futbolistas.
La estrategia de contenidos que utilizan en las redes sociales aquellos clubes que intentan ser globales tiene similares cursos de acción: llegar con un mensaje diseñado y específico para el mercado con el que se busca conectar. Eso queda claro con los tradicionales saludos para el Año Nuevo Chino que en diferentes ocasiones hicieron clubes como Barcelona y PSG.
Los clubes de fútbol diversifican su comunicación en varios idiomas en sus cuentas oficiales, de acuerdo a sus planes de conquista de mercados. Todo aquello que les permitan generar un contenido original y único, marcará la diferencia cuando busquen captar a un fanático de Asia, Estados Unidos y Latinoamérica.
Los futbolistas argentinos tuvieron sus homenajes en los clubes donde las ligas ya se activaron -Inglaterra y España- y son los mismos clubes los encargados de amplificar esos reconocimiento. El sarcasmo de Twitter ya estableció una suerte de curaduría para medir la intensidad de cada reconocimiento. El retorno de Alexis Mac Allister al Brighton parece liderar todos los rankings de los sommeliers de emociones.
Cuando el Tottenham le rinde tributo a Cuti Romero y lo relaciona con Osvaldo Ardiles -campeón del mundo del 78 y ex jugador del mismo club-, sintetiza valores y prácticas del fútbol de todos los tiempos: el orgullo histórico de tener entre sus futbolistas a ganadores del Mundial, el prestigio que conlleva esa distinción y la actualización de una época donde las pasiones ya no están geolocalizadas y los mensajes de los clubes de fútbol se consumen en todo el planeta. Tributo, prestigio, orgullo y mensajes globales: ese es el orden.
Tottenham no hizo nada diferente en su vida cotidiana, cuando amplifica el interés sobre sus futbolistas. La diferencia la marcó Cuti Romero como parte de un seleccionado que salió campeón del mundo. Ese sí que es un contenido único y original.
Por Marcelo Gantman-La Nación